‘El santuario de los elefantes’, de Nativel Preciado
Premio Azorín de Novela 2021
Género: ficción
Editorial Planeta
Si hay un lugar en el mundo donde la exhibición de la riqueza alcanza su mayor nivel de obscenidad es, sin duda, el continente africano. Es allí, concretamente en Tanzania, donde Nativel Preciado ambienta su último título, ‘El santuario de los elefantes’ (Planeta), Premio Azorín de Novela 2021. «Un cuento para adultos de contenido alegórico», como ella misma lo define, amenizado por ágiles diálogos y bellas descripciones de los majestuosos paisajes, que plantea el contraste entre la codicia insaciable de unos y la mera necesidad de supervivencia de muchos.
Un grupo de amigos de la jet madrileña organiza un viaje a Tanzania con la intención de combinar el placer con los negocios sucios. A lo largo de su periplo por resorts de lujo y parques naturales, la relación entre ellos se va deteriorando, hasta que bajo la máscara de la cortesía y el glamur surge el auténtico rostro del egoísmo, la crueldad y la codicia.
¿Por qué África y no otra parte del mundo?
Quería narrar cómo es el mundo de esos desaprensivos e insaciables que se enriquecen, por lo general de forma ilícita. ¿Por qué África? Porque la naturaleza, los animales, los africanos que habitan en esos países, concretamente Tanzania, están en las antípodas de estos tipos codiciosos. África es lo opuesto a la mezquindad. Mis personajes claudican, van cayendo por el camino, incapaces de superar los retos a los que se enfrentan y África termina vengándose de ellos. No todos, hay una persona diferente fascinada por el esplendor de la naturaleza, de sus habitantes y de los elefantes salvajes, los verdaderos protagonistas.
En algunos momentos parece que se trata de una novela en clave. ¿Es así?
No, en absoluto. No se esconde ningún nombre famoso detrás de este grupo de multimillonarios y me he inventado totalmente las peripecias que viven durante su viaje. Lo considero un cuento para adultos, con personajes hiperbólicos, y mucha carga alegórica. Como me gusta la justicia, a veces, cargo las tintas en la exageración y en lo rocambolesco de algunas situaciones que me resultaban divertidas.
¿Las conversaciones de la jet real son tan ocurrentes como las que describes?
En la jet, como sucede en cualquier ambiente, hay tontos y listos, buenos y malos, insulsos y divertidos, cultos e ignorantes… Varios de mis personajes son frívolos, obsesivos, codiciosos y perturbados, pero esos vicios no les impiden tener esa chispa de ingenio. Lo que más me interesa es hacérselo fácil al lector. Mi mayor empeño es emplear una prosa fluida, precisa, sobria, sencilla, sin hipérboles ni folios de más.
Hay alusiones al rey emérito tanto a favor como en contra. ¿Qué opinas de su figura?
Parece imposible que una persona que lo tuvo todo y fue tan importante en la historia de España, por su mala cabeza, se encuentre en la situación tan penosa a la que ha llegado. No me alegran las desgracias ajenas y nunca las celebro, al contrario, me disgustan y me pesan. Detesto hacer leña del árbol caído.
¿Qué te hizo elegir a los elefantes como animal totémico?
Adoro a los elefantes desde que era niña y leía las aventuras de Tarzán; devoré las novelas de Burroughs. Conservo aquellas primeras ediciones de mi infancia. He leído mucho sobre los elefantes y cada vez me fascinan más. Son animales majestuosos y enigmáticos; reverencian a sus muertos, tranquilizan a las crías con sonidos especiales, ayudan a los congéneres que están en peligro… Como dice Kapuscinski, en ellos se encarnael espíritu de África, porque al elefante no le puede vencer ningún animal. No hay otro más totémico y simbólico para esta historia.
En virtud de la justicia poética tus personajes reciben lo que se merecen. Por desgracia en la realidad no ocurre así.
Por eso se llama justicia poética, porque no siempre ocurre así, y yo me he tomado la libertad de que dar su merecido a los insaciables que son capaces de cometer las mayores tropelías. Hay muchísimos malvados que no tienen su merecido y se van sin tener el castigo que merecen. Me lo he pasado muy bien ejerciendo ese privilegio que nos podemos permitir los que nos inventamos historias.
¿Has encontrado algunas claves que expliquen su penuria, más allá del expolio que ha sufrido y sufre?
Las causas de la penuria vienen de muy lejos. Abreviando mucho, las grandes potencias y las multinacionales siguen esquilmando las materias primas y las riquezas del continente africano. Se acusa a su clase dirigente de inepta, arbitraria o despótica para justificar que las escasas ayudas del primer mundo no llegan al pueblo. Pero esa clase dirigente está apoyada por las grandes potencias. De modo que, mientras sigan entrometiéndose en la vida de los africanos nos irá mal a todos, a los negros y a los blancos.
Bel Carrasco
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