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‘Lucrecia Borgia (1480-1519). Bajo una nueva luz’, de Isabel Barceló
Editorial Sargantana
Ficción
Año 2021
No llegó a cumplir los cuarenta años, pero en su breve existencia culminó un intenso periplo vital. Se casó tres veces, tuvo siete hijos, fue mecenas e inspiradora de artistas, gobernó con mano firme los ducados de Ferrara Módena y Reggio, y emprendió en sus tierras innovadores proyectos agrícolas. Su vida podía compararse con la de otras damas de alta cuna bellas e inteligentes, con una doble singularidad, pues, además de ser hija de un papa, Alejandro VI, Lucrecia Borgia fue injustamente denigrada post mortem como paradigma de perversidad.
Seis siglos después de su muerte la escritora valenciana Isabel Barceló alza su voz en desagravio de su denostada figura. En ‘Lucrecia Borgia (1480-1519). Bajo una nueva luz’ (Editorial Sargantana) combina el rigor del ensayo bien documentado, con la amenidad de una novela, en un relato rico en intrigas y peripecias digno de una serie audiovisual. Usada como moneda de cambio para pactos políticos, como era común en las mujeres de su tiempo, Lucrecia supo granjearse el cariño y la admiración de sus súbditos sin olvidar nunca el amor a su familia pese a las traiciones y guerras en las que se vio envuelta. Un ‘Juego de tronos’ de atmósfera mediterránea.
¿Por qué elegiste este personaje?
Mi atracción y curiosidad por la hija del papa valenciano Alejandro VI se remonta a muchos años atrás. Su nombre se pronuncia para ejemplificar la «perversidad femenina», si es que tal cosa existe. Y es precisamente la etiqueta infamante que le colocaron la que oculta al personaje histórico. Fue una gran princesa del Renacimiento, respetada y admirada por la mayoría de sus coetáneos en Italia y en toda Europa. Creo que es un buen momento para combatir las sombras de su leyenda negra. Su vida es tan emocionante como una novela, y la he escrito con el propósito de darla a conocer a un público amplio. Ella siempre estuvo orgullosa de su origen valenciano y deberíamos empezar a enorgullecernos de ella.
¿Qué falsos mitos ensombrecen su memoria?
Quizá el más dañino fue la acusación de haber cometido incesto con su padre y con sus hermanos, César y Joan. El rumor lo propaló su primer marido, un hombre despechado y de escasa valía personal. Esa infamia fue utilizada por los enemigos borgianos y por los anti papales contra la poderosísima familia Borgia. Lucrecia y los suyos cometieron errores que dieron alas a esa mala fama, pero no eran ni más graves ni más raros que los de sus contemporáneos. Muchas conductas comunes en su época escandalizan hoy a quienes no conocen la clave de aquella cultura. Yo trato de hacerlas comprensibles, de manera sencilla, a los lectores de hoy. Ya en el siglo XIX, Víctor Hugo con su drama romántico Lucrecia Borgia y Donizzeti, con su ópera del mismo título, convirtieron a esta gran dama en una especie de mujer fatal. Esas fantasías les encantaban a los románticos y aún hoy el nombre de Lucrecia Borgia es, para muchos, sinónimo de depravación.
¿Qué fue lo que más te sorprendió y admiró de ella al estudiarla a fondo?
Lo que más me ha maravillado han sido sus propias palabras. Lucrecia, en su calidad de duquesa reinante de los ducados de Ferrara, Módena y Reggio escribió miles de cartas, de las cuales han llegado hasta nuestros días más de 700. Es un material precioso que se conserva desperdigado por archivos de todo el mundo y al que he tenido acceso. Salvo pequeñas excepciones, esa información es inédita en España. Resulta emocionante remontarse 500 años atrás y leer las órdenes que daba; su quehacer cotidiano, lo que otras personas hablaban de ella por carta, etcétera. De todo aquello que sucedía y se comentaba fuera del foco de los cronistas y de los aduladores cortesanos, emerge una Lucrecia sorprendente. No es extraño que fuera tan amada y estimada por quienes la trataron.
¿Fue Lucrecia un chivo expiatorio del odio y la envidia que suscitó su poderosa familia?
El hecho de ser mujer la hizo más vulnerable a los ataques porque, en definitiva, si se pone en cuestión la honestidad de una mujer, ¿cómo puede esta defenderse? La difamación sobre los Borgia fue brutal, sus enemigos consiguieron crear la idea de una especie de «tríada infernal» formada por Alejandro VI, César y Lucrecia. Involucrar a los tres en supuestas prácticas sexuales incestuosas resultaba un argumento muy eficaz y fácil de difundir. Alejandro VI tenía un carácter muy liberal y, para desesperación de sus hijos, jamás reprimió ni persiguió a sus calumniadores, así que estos camparon a sus anchas y difundieron sus escritos infamantes por todas partes. Quienes más brutalmente atacaron a los Borgia fueron italianos. La obra que más daño les procuró fue la del historiador Francesco Guicciardini, cuya Historia de Italia, escrita entre 1537 y 1540, gozó de una enorme influencia. Siglos más tarde Víctor Hugo eligió a Lucrecia para crear su estereotipo de mujer fatal apoyándose en aquellas antiguas infamias. ¡Y vaya si tuvo éxito!
¿Su novela puede considerarse un punto final en el proceso de limpiar su nombre?
Durante siglos, los historiadores no se cuestionaron lo que sus colegas venían afirmando como algo indiscutible y veraz. Un historiador inglés en torno al año 1830, escribió que era necesario revisar la imagen de Lucrecia Borgia y desde entonces, varios autores reconocidos rompieron lanzas a su favor. Se hicieron progresos a finales del siglo pasado y principios del XXI, pero el gran avance se ha producido durante los últimos años. A finales del 2020, ese interés ha fructificado en la publicación de importantes materiales archivísticos hasta ahora prácticamente inaccesibles. He bebido de ese valioso trabajo para ofrecer una novedosa visión de conjunto de la vida de Lucrecia Borgia accesible y amena para el gran público.
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