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Walid Raad. Cotton under my feet
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Paseo del Prado, 8. Madrid
Del 6 de octubre de 2021 al 23 de enero de 2022
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza acoge ‘Cotton under my feet’, una exposición del artista Walid Raad creada por encargo de TBA21, la Fundación Internacional de Arte Contemporáneo Thyssen-Bornemisza. La exposición cuenta con una performance durante la cual el artista realizará un recorrido guiado a través de las diferentes salas del museo. En ella, Walid reflexionará en torno a la colección del barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza tras un largo período de investigación cuyas conclusiones quedan expuestas en esta muestra.
La verdad se confunde con la fantasía en esta construcción con tintes conspiranoicos que enlaza la colección del barón, los archivos de la misma, figuras destacadas de la historia y al propio artista. Una aparentemente insignificante araña que ha logrado colarse en una de las vitrinas del museo iniciará un viaje en el que una serie de eventos a primera vista inconexos terminarán por formar parte de un todo en el cobrarán sentido.
La primera sala en la que Raad se detiene contiene tres destacadas piezas que son las que impulsaron al artista a llevar a cabo esta investigación. Estas piezas son una alfombra persa más pesada que lo que verdaderamente pesa; unos cuadros en cuyo reverso aparecen pintadas unas nubes -posiblemente realizadas por John Constable- cuyo anverso, bajo cláusula de contrato, no se puede observar; y el rincón plano, una estructura que ayudaría a los ángeles de las obras de la colección a auto-restaurarse.
Estas curiosas historias, atravesadas por la figura de Lamia Antonova, restauradora de las obras de la colección del barón, marcan los inicios de la relación de Walid Raad con los Thyssen, de manera que el recorrido no solo gira en torno a esta familia y su colección, sino que también es autobiográfico. El artista, de origen libanés, nos habla sobre las guerras del Líbano, sobre su exilio, la Guerra Fría, la Conferencia de Paz de Madrid del 91… todo ello a partir de una serie de personajes cuyas fotografías sobresalen de las paredes del museo y un gran panel con diferentes recursos visuales que evocan los acontecimientos narrados.
Una sala a mitad construcción que el propio artista afirma no comprender nos hace reflexionar en torno a la esclavitud en los EEUU, una idea a la que volverá el artista posteriormente a través de una pintura de Eastman Johnson que mostraba la elaboración del sirope de arce y que jugó un papel fundamental en el discurso más importante de Washington. Y es que, como se verá con otro ejemplo, el arte ha tenido un papel crucial en la historia diplomática de los Estados Unidos.
Gremlins, vampiros y marcos enfermos serán parte del imaginario fantástico que ayudarán a Raad a completar esta historia. Pinturas y libros de la colección, Martin Johnson Heade y Jalal Toufic, reflexionarán en torno a los conceptos de vida y muerte (o no-muerte, en palabras de este último). Esta reflexión de corte existencialista convergerá con las consecuencias de la crisis climática, su aplicación económica y la manera en la que la economía subyace en los acuerdos políticos internacionales, suponiendo el eje en torno al cual se articula todo. La exposición cuenta con instalaciones audiovisuales que van enlazando todas estas teorías, sembrando en el espectador la duda y la semilla que le hará cuestionarse el mundo.
Rige el arte en la exposición como una constante que ocupa diferentes posiciones: medio pacificador, objeto de enriquecimiento, vía de denuncia política, soporte de reflexión filosófica… El arte aparece en todas estas historias y logra tener un impacto mucho mayor del que inicialmente se pudiera esperar. Walid Raad juega con la mezcla de personajes ficticios y reales para confundir al espectador, que quedará atrapado en esta atmósfera mística y que tratará, como el propio barón afirmaba, de “ver a través de los velos”.
De este modo, la performance del artista ofrece un tono lúdico que pone en valor la colección Thyssen-Bornemisza a través de estas narraciones que permitirán observar las piezas desde otras perspectivas. La colección se vuelve, así, interactiva, poniendo el foco de atención en el propio espectador, que se convertirá en un sujeto activo que tratará de desentrañar los misterios que esta oculta.
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