#MAKMAEntrevistas | Tirso Priscilo Vallecillos (antropólogo, poeta y escritor)
Autor de los poemarios ‘Subway’ (Baile del sol, reedición de 2021) y ‘Los feroces años 20’ (Huerga y Fierro, 2021)
Que un libro de poesía –’Subway‘ (Baile de sol, 2021)– se reedite cuando no eres ni Lorca ni Cernuda. Que un libro de poesía se reedite solo seis años después de su primera edición, ya valdría como tarjeta de presentación de Tirso Priscilo Vallecillos, pero si a eso sumamos que su último poemario –’Los feroces años 20‘ (Huerga y Fierro, 2021)– ha sido el libro más votado de la iniciativa #eligetudestino de la Asociación de Editores de Madrid.
Y seguimos añadiendo otros seis libros en su haber, en los que se aproxima a todos los géneros, incluyendo la extraordinaria novela ‘El Discurso‘ (Baile de sol, 2019), más dos poemarios que saldrán muy pronto, además de estar incluido en una veintena de antologías y libros corales, estamos ante un escritor de una fuerza arrolladora.
Y no solo por sus logros o número de ejemplares publicados y vendidos, sino por la virulencia de la palabra empleada. La obra de Vallecillos no es inocua, sus lectores serán personas distintas cuando cierran algunos de sus libros. No es de esas literaturas que se olvidan fácilmente.
Tirso Priscilo Vallecillos (Motril, 1972), con nombre de protagonista de novela de realismo mágico, ha sabido componer un mundo literario singular, ajeno a corrientes dominantes. Marcado por la puesta en escena de muchos de sus versos y relatos, por la capacidad para conectar con los lectores y con el público asistente a sus presentaciones/representaciones, momentos en que sus palabras toman vida, salen de las páginas impresas y se transforman en un espectáculo literario envolvente.
Ahora que se reedita ‘Subway’, empecemos por este libro de poesía: fue el primero que publicaste y en el que ya sentabas las bases de ese mundo literario que has ido desplegando a lo largo de los años y de los géneros. ¿Qué supuso ese libro entonces y cómo entiendes ahora su reedición?
Escribo desde que sé escribir: nada, poemas y bien malos de infancia; incluso una novela, ‘Alhajas para muertos’, terminada con diecisiete años y mecanografiada con la Olivetti de mi padre. ‘Subway’, con cuarenta y tantos, marca el momento en el que me sentí seguro como para publicar. A partir de este momento, y aunque me considero lento y torpe, todo se ha acelerado a uno o dos libros por año, quizás debido al material que he ido acumulando.
Por otra parte, con ‘Subway’, gracias a las tablas que me dio el teatro paranoia que practico con mi alumnado, me enfrenté al público desde la acción poética y performativa en centros educativos, ayuntamientos, festivales, universidades…
Por último, el hecho de que ya esté cerca, muy cerca, de los mil ejemplares vendidos (recordemos que hablamos de un libro de poesía) hace entender el cariño que suscita en mí este libro.
Sin duda, es magnífico. Entiendo, entonces, que has logrado que la poesía trascienda el papel y tome vida ¿Los versos de ‘Subway’ son como los trenes del metro, en permanente circulación?
El libro funciona como una guía de transportes, ocho líneas para ocho barrios (pequeños poemarios) y cada parada es un poema… Puede hacerse una lectura convencional, por barrios, y otra, siempre diferente, que consiste en elegir un punto de partida, otro de llegada y recorrer ese trayecto.
A todo esto, creo que todavía no he dicho que el libro contiene un plano desplegable con todas las paradas/poemas… En ese sentido, los versos siempre están en circulación. Además, desde el punto de vista de la temática, al hablar de ‘Subway’ hablamos de esencialismo: amor, desamor, recuerdo, vida, muerte… Los versos siempre circulan como trenes.
Y hay un tercer aspecto, que es que en mis libros de relatos y en la novela ‘El Discurso’ algunos personajes suben y bajan de las paradas de ‘Subway’, siendo esta una manera de, en complicidad con mis lectores (que en ocasiones volverán al poema), saber en qué momento de la vida o por qué estado anímico transitan, es decir, esta es una tercera forma en la que los versos circulan, en este caso, por otros textos.
‘Los Feroces años 20’, tu último poemario publicado hasta ahora, es un libro de denuncia. Una obra que al leerla me recordó al poemario ‘Deudas contraídas’, de Ana Rossetti, pues empleáis los versos como soporte de la vergüenza, como modo de destapar las vilezas de este mundo en el que estamos cada día más anestesiados. ¿De dónde surgen estos versos? ¿Qué te movió a tener que escribirlos?
La escritura es escritura y no tiene que someterse a ningún tipo de necesidad que no sea la de escribir. Para mí es una actividad más. Pero como tal, como hago en el resto de actividades, sí siento la necesidad de posicionarme, de mostrarme tal como soy y cómo entiendo que debe ser mi entorno. Últimamente me cuesta entender el mundo, bueno, no tanto; el mundo como nuestra actitud ante él. Y quise ponerlo por escrito.
Y las performances que realizas a la hora de poner tus versos a disposición del público también responden a ese intento de entendernos en el mundo. Es decir, al llevar al límite las situaciones en público, ¿estás queriendo hacer que la incomodidad que pueda sentir el lecto/actor sea una denuncia? ¿Forma parte de tu concepción poética del mundo que te rodea?
No, no, mi intención no es incomodar, sino compartir y hacer partícipe al público. Muchas veces, al terminar, alguien se acerca y me pregunta en qué libro está “su poema” (el que ha tenido que leer). La cuestión es hacer llegar los textos a través de un hilo conductor. En ‘Cartografía urbana del deseo‘ (Ediciones En Huida, 2018), por ejemplo, algunos locales se convierten en personajes. Y en los libros de aforismos hago el ya conocido bingo aforístico. Ojo, también recito a pelo, sin tanta parafernalia.
Eso de “su poema” es maravilloso, pues ahí la conexión con el lector es perfecta. La literatura ha cumplido su misión. ¿Es así?
Sí, es maravilloso, la verdad. Y lo de la misión… Bueno, es una forma de hacerlo, incluso te diría que es como un cebo, una manera de entusiasmar para que luego lleguen a casa y abran el libro.
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