Adrian

#MAKMALibros
‘Lo que hago en mi habitación’
Adrián Gras-Velázquez
Olé Libros
Colección de poesía Loto Azul
Librería Vuelo de Palabras
Avda. de Giorgeta 22, València
24 de noviembre de 2023

En 1929 la escritora Virginia Woolf publicaba su famoso ensayo titulado ‘Una habitación propia’, en el que la autora reclamaba “que hay que tener quinientas libras al año y una habitación con un pestillo en la puerta para poder escribir novelas o poemas”. Woolf exponía esta idea en su afán de luchar por el reconocimiento de las mujeres escritoras que tan difícil lo tenían para abrirse camino en el mundo de la literatura, en comparación con los varones de su época.

Su argumentación era sencilla: “La poesía depende de la libertad intelectual” y “la libertad intelectual depende de cosas materiales”. Así pues, la habitación, como bien material, se convierte en el espacio físico, pero también simbólico, desde el cual poder crear en libertad.

Es en esta habitación, bastión del poder y la autonomía, en la que parece refugiarse también el joven poeta alicantino Adrián Gras-Velázquez, quien acaba de publicar su primer poemario bajo el título: ‘Lo que hago en mi habitación’ (Olé Libros, Colección de poesía Loto Azul).

Como el propio autor anuncia en la contraportada, la habitación es, para él, ese espacio “donde nadie nos ve” y donde, por lo tanto, “somos libres para imaginar, pensar, crear, recordar…”. Dicha declaración de intenciones se manifiesta abiertamente en ‘Es mi cuarto’, el poema que inaugura el libro, y en el que el autor -en un guiño a la ‘Canción del pirata’ de Espronceda- define su habitación como “su cueva”, “su escondite”, “su refugio”, “su tesoro”, un lugar, en definitiva, “donde estar seguro”.

Adrián Gras-Velázquez, durante la presentación de su poemario ‘Lo que hago en mi habitación’, en la librería Vuelo de Palabras, acompañado por Carolina Hermida. Imagen cortesía del autor.

Seguridad que tiene mucho que ver con una conquistada identidad sexual que aglutina los poemas del primer capítulo del libro, que lleva por título ‘Rompiendo el armario’.  Un capítulo que cierra con el sugerente poema ‘Yo’ (p. 31) que, con sólo tres palabras, condensa esa renovada identidad:

Sí,
soy.
¿Y?

Como dijo el propio autor en la presentación del poemario que tuvo lugar en la librería Vuelo de Palabras, sólo desde este trabajo de introspección que le da la fuerza para “romper ese armario” es capaz, más adelante, de abordar los temas que tienen que ver con el contacto con el otro.

Así, el segundo capítulo explora, bajo el título de ‘Saltando en la cama’, las relaciones amorosas y de pareja, el sexo, la experimentación con el cuerpo y los miedos o desencantos que todo ello genera.

El poema ‘Un futuro imperfecto (de subjuntivo)’ no sólo recoge el talante de la temática de este capítulo, sino que hace gala de su formación en letras y su rol actual como profesor de español en la Universidad Smith College, de Massachusetts (EUA):

Juguetón, le dije que
él me quería mientras yo le quería.
No, me corrigió,
él me quería mientras yo le quisiera.

Y con un simple subjuntivo cambió
las coordenadas de nuestra relación.

La introspección y la subjetividad se abandonan, en gran parte, en el tercero de los capítulos, ‘Agujereando la pared’, el más ecléctico de todos, donde Gras-Velázquez sale ya definitivamente al exterior para tomar contacto con el tiempo, la vejez, la enfermedad, los recuerdos… pero también con aspectos cotidianos como ‘El bicho en la ventana’ o el cortejo de dos palomas que dejan “una mancha blanca-negra en el cristal del coche” como recuerdo “de esa pequeña historia de amor” (en el poema ‘Y a volar’).

En este sentido, advertir al lector del choque conceptual que encontramos en la poesía de Gras-Velázquez, quien realiza un esfuerzo consciente por rebajar los poemas para conectar con el sentir popular, mezclando las ideas y emociones más personales con la introducción de elementos y acciones de la vida cotidiana, como untar en el pan un tarro de Nocilla (en el poema ‘Diabetes’) o escuchar una canción de Bieber en el coche (en el poema ‘Fugaz’).

Adrián Gras-Velázquez (cuarto por la izquierda), rodeado de amigos lectores, en la librería Vuelo de Palabras, tras la presentación de su poemario ‘Lo que hago en mi habitación’, junto a Carolina Hermida (segunda por la izquierda). Imagen cortesía del autor.

Todo ello dota a su escritura de un estilo lúdico y juguetón, que en ocasiones roza la ironía e incluso el sarcasmo, restando gravedad a los temas tratados y salpicando de socarronería la “habitación” desde la que se manifiesta. Preguntado al autor sobre la cuestión, admite que su obra está influenciada por la admiración que siente hacia la obra poética de Gloria Fuertes, precisamente por su carácter cercano y popular.

Sin embargo, desde nuestro punto de vista, ese carácter popular y guasón de su poesía nos conecta con otro autor mediterráneo, el cineasta Luis García Berlanga, quien, durante el discurso como doctor honoris causa por la Universitat Politécnica de València decía: “Siempre he declarado que mis películas son falleras, pirotécnicas y rodadas sobre la base de la inspiración instantánea, es decir, el ‘pensat y fet’ del que alardeamos, al menos yo y espero que alguno de los presentes”.

Algo encontramos de este ‘pensat y fet’ en el poemario que nos concierne. Un sentir que se manifiesta también a través de la obra de Camilo Castaño Quinchía, quien ilustra la portada y cada uno de los capítulos con unos dibujos “pirotécnicos”, vitalistas y traviesos que enlazan perfectamente con la jocosidad y la mediterraneidad que destilan los poemas de Gras-Velázquez, quien, en diversas ocasiones a lo largo del poemario, cita la luz, el mar y los espacios de su tierra originaria, como hace en ‘Vaivén’, poema con el que arranca el último capítulo del libro, ‘Quemando el escritorio’, donde el autor reflexiona sobre su propia condición de escritor, así como sobre el porqué y la forma de su poesía:

Te invito
a que con la punta de la lengua
acaricies los versos de esta página
y así saborear
las saladas olas de mi mar Mediterráneo

Cubierta del poemario ‘Lo que hago en mi habitación’, de Adrián Gras-Velázquez.