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‘Alguien que cuide de mí’, de Daniela Fejerman y Elvira Lindo
Con Aura Garrido, Emma Suárez, Magüi Mira y Víctor Clavijo, entre otros
97′, España | Lo Que Nunca Te Dije, Tornasol Media, Movistar Plus+, RTVE, 2023
Estreno: viernes 28 de abril de 2023
Tras su paso inaugural por el Festival de Málaga, el próximo 28 de abril se estrena en cines la película ‘Alguien que cuide de mí’, un filme codirigido por la cineasta argentina Daniela Fejerman y la escritora y guionista Elvira Lindo que parte de un drama familiar con un importante trasfondo social.
Un contexto en el que desarrollar “la historia de tres generaciones de mujeres, las tres dedicadas al mundo de la interpretación y que han vivido y están en momentos muy distintos de sus vidas”, afirma Féjerman. “Entre ellas hay una actriz mayor que vivió la gloria en los escenarios; hay un personaje de nuestra generación, el de Emma Suárez, que vivió muy intensamente la vida, se quiso comer el mundo y ahora está pagando algunas consecuencias de esta vida tan intensa; y un personaje que es su hija, que está en un momento de esplendor, lanzando su carrera como actriz”.
¿Tres mujeres que se mueven entre la empatía y las desaveniencias?
Daniela Féjerman (DF): Entre estos tres personajes hay amor, por supuesto, porque se quieren, pero además de amor hay celos, envidias, conflictos no resueltos, reproches pendientes… El espectador va a ver una historia de personas que forman un pequeño mundo porque son estas tres mujeres y otros tres hombres que también pertenecen a los oficios del espectáculo y que forman una especie de micromundo.
¿Es la primera vez que trabajáis juntas? ¿Cómo ha sido la experiencia?
Elvida Lindo (EL): Desde muy distintos puntos de vista, porque Daniela sí que había compartido dirección con otra persona, y yo no había codirigido nunca, aunque sí que había escrito guiones para el cine. No sé si esto quiere decir que mi experiencia es distinta a la suya al ser mi primera película y haber dirigido ella más. Yo lo centro todo en los proyectos; teníamos la intención de contar una historia, entonces hay que fijarse en lo que ha sido en concreto esta experiencia.
Es una experiencia muy intensa porque es una película basada fundamentalmente en el cruce de diálogos, a veces muy intensos, de confesiones, todo lo que puede hacer intenso un diálogo: confesiones, reproches, también amor…
Todos los sentimientos están muy a flor de piel, entonces llevar eso al cine significa estar todos reunidos, un equipo de cincuenta personas reunidas ante esas secuencias tan emocionales. Eso no es fácil, yo creo que carga el ambiente de intensidad, porque los actores tienen que estar muy arriba todo el rato; esto creo que lo notamos las dos, necesitamos apoyarnos mucho emocionalmente la una a la otra porque los actores y actrices lo necesitaban, pero nosotras también.
DF: Sí, alguien que cuidara de nosotras. Yo tengo experiencia en codirección, pero no tiene nada que ver. Esta historia y esta cosa de estar juntas lidiando con toda esta intensidad… Como directora, agradezco haberla tenido conmigo; además de que Elvira, como guionista, escritora y creadora, tiene visiones más allá de lo que escribe, de los diálogos entre personajes, visiones sobre su mundo estético.
EL: Bueno, el que estuviéramos fuera, en otra ciudad, en el mismo hotel, quería decir que estábamos hablando de la historia las veinticuatro horas y es una experiencia tan encapsulada en ese tiempo que salir de aquello fue como salir, de pronto, de un mundo… Igual que los personajes están en una cápsula, como en un cohete, que van a la Luna, etc., nosotras estábamos, de alguna manera, también en esto todo el tiempo. Realmente, fue raro salir al mundo exterior. Fue como descansar, porque es verdad que hubo una intensidad muy fuerte.
La película parte de un relato que has escrito, Elvira. ¿Cómo surgió la idea de llevarlo al cine?
EL: Me interesaba la experiencia de una mujer que hubiera vivido con intensidad su juventud, que eran los años 80, una década muy especial, no por la Movida, sino porque es una década en la que empiezan las libertades de pleno en España. Entonces, que hubiera vivido plenamente desde su oficio, hasta el sexo, que hubiera probado de todo… Y a esa mujer, pasado el tiempo, no le ha ido bien profesionalmente, no ha pensado, como ella dice, no planeó nada, y se encuentra con un futuro bastante vacío. De alguna manera, siente como si estuviera pagando las consecuencias de una juventud despreocupada.
DF: Sí, yo creo que la idea de llevarlo al cine no surge después. Elvira concibió esta historia como una historia para el cine, lo sabía desde el momento en el que se puso con ella.
¿Es distinta la manera de concebir una historia pensada para el cine?
EL: Sí, no tiene nada que ver. Las pretensiones literarias se pierden en parte.
DF: Se aprecia en cómo se va a ver, en construir los personajes y la historia.
El guion lo escribisteis entre las dos. ¿Ha facilitado o ha dificultado esto la dirección de la película?
EL: No lo sé cómo hubiera sido de otra manera. Yo creo que lo que lo facilitó fue la idea de que yo me incorporara hasta el final. Fue tan intenso y tan raro como trabajar virtualmente porque fue durante el coronavirus. Entonces, creo que en ese momento las relaciones virtuales se hacían muy estrechas, no sé si ahora sucedería así, pero en aquel momento en el que estábamos todos encerrados en nuestra casa fue diferente.
DF: Llevar hasta el final una historia que has parido tú, en este caso, Elvira, y yo me incorporo ahí también a hacer la mía, es siempre algo a favor, porque has tejido la trama de ese lienzo desde el comienzo.
‘Alguien que cuide de mí’ se vuelca mucho en el pasado. No en vano, escuchamos algunas citas como “no somos nada sin memoria” o “el tiempo todo lo cura”… La historia atraviesa, además, tres generaciones. ¿Por qué ese énfasis en el paso del tiempo?
EL: Nos ha gustado hacer una historia en el transcurso del tiempo. El hecho de que haya mujeres de diferentes edades significa que no estás viviendo solo el presente; no es una película juvenil en el sentido de que se trata de Nora y sus amigas; no es una película de personas maduras, en el sentido de que nos ocupamos de los problemas de Cecilia y su generación, ni tampoco de gente de la edad de Magüi porque están interconectadas, porque pasamos en nuestras conversaciones de un generación a otra. A mí, especialmente, me gusta que sea así; no me gusta que haya generaciones separadas, me gusta que haya comunicación.
Uno de los puntos en torno a los que gira la película es la representación teatral de ‘La Gaviota’. ¿Por qué esta obra de Chéjov?
EL: Porque pensamos en varias obras; pensamos que estaban ensayando una obra y no tenía mucha presencia la obra en la historia, pero creo que Chéjov, como sobre tanta gente del teatro y del cine, produjo un influjo, un hechizo y, entonces, empezamos a darnos cuenta de que nuestro guion se parecía a algunas cosas de ‘La Gaviota’ –o nos parecíamos nosotros a algunos diálogos y sentimientos que aparecen en ella–.
DF: Nuestros personajes se veían reflejados como en un espejo en los personajes de ‘La Gaviota’.
¿A qué se debe la inclusión de los intertítulos? ¿Son frases que están sacadas del relato o son para guiar al espectador?
EL: Las dicen los personajes en algún momento y, de alguna manera, para hacer una pausa valorativa.
DF: No son exactamente capítulos, pero tienen algo de cerrar un momento y acometer el siguiente. Siempre son frases, además, que van a salir un poco más tarde.
Es una película muy emotiva que tiene un punto cómico. ¿Cómo habéis logrado conciliar este toque de drama y humor?
EL: Me hace gracia porque, a veces, pienso en el punto cómico y tengo que pensar en cuál, pero la gente sí que lo ve.
DF: Yo creo que esto, Elvira lo hace siempre. Esto es muy suyo. No cuando hace humor, pero sí.
EL: Para respirar un poco, para que respire un poco el drama, de repente, entra la comedia. La gente está siendo muy receptiva a esos momentos de comedia.