Los amantes pasajeros
Pedro Almodóvar
En cines de todo el país
Su estreno mundial, en Calzada de Calatrava
Al igual que en la vida, muchos relatos se movilizan a partir de ciertos acontecimientos imprevistos. Y ante esas casualidades, la historia real o ficticia se escora hacia la tragedia, la comedia o el melodrama. En “Los amantes pasajeros”, la última película de Pedro Almodóvar, el suceso azaroso da origen a lo que podemos llamar un drama con subrayado musical. Esto es, una historia donde el tono dramático queda acolchado por la composición cómico musical.
En “Los amantes pasajeros”, el suceso imprevisto es el olvido inocente de la retirada de unas zapatas que acabarán obstruyendo el sistema de aterrizaje del avión. Debido a ello, los pilotos del vuelo Madrid-México deberán realizar un aterrizaje forzoso en cualquier aeropuerto disponible para la maniobra. Y mientras el avión vuela en círculos sobre el espacio aéreo de la Comunidad de Castilla La Mancha, hasta poder aterrizar en una pista libre, los pasajeros de la zona VIP y el personal de vuelo realizarán un metafórico vuelo introspectivo en su vida amorosa.
Así pues, esos personajes de la zona VIP y de la cabina de vuelo, conocedores de un probable acontecimiento fatídico, se verán de pronto envueltos en sus propios fantasmas personales. El peligro al que se ven abocados les irá liberando de los corsés impuestos por sus rutinas diarias. De manera que el miedo a la muerte provocará cierta liberación sexual y, con ella, la emergencia de verdades que permanecían hasta ese momento ocultas.
La muerte, pues, y el sexo inundando el armonioso cromatrismo del espacio del avión. En “Los amantes pasajeros”, el suceso imprevisto confronta a los personajes con la experiencia real de la muerte. Experiencia que provocará una suerte de catarsis emocional que irá poniendo en su justo lugar a cada uno de los personajes. La hipocresía irá cediendo sitio al sincero reconocimiento de los traumas personales. Y lo que no era más que un vuelo más en sus pautadas existencias, se convertirá en un desvelamiento progresivo de sentires más hondos.
Nadie terminará el vuelo como lo empezó. Los amantes pasajeros que da título a la película concluyen siendo igualmente amantes, pero nada pasajeros. La amenaza de la muerte, que Almodóvar utiliza como detonante de la narración, transformará las pasiones ocultas en verdades reveladas. Y a los amantes pasajeros, en amantes comprometidos.
Begoña Siles
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