Ana Pez

#MAKMAArte
‘Échame una mano, prima’
Colección de serigrafías de Ana Pez
Estudio 64
Benicolet 2 (junto a la plaza de Benimaclet), València
Hasta el 28 de octubre de 2023

Manos que cuidan, curan y acarician. Manos que hieren y matan. Manos laboriosas que tejen, cosen y limpian; otras artísticas que pintan, escriben y tocan algún instrumento. Junto a la mirada son el principal rasgo que singulariza a cada persona delatando más sobre ella que sus propias palabras. Un instrumento perfectamente diseñado para manipular los objetos que conforman la realidad  que han hecho del homo sapiens el mamífero más habilidoso del planeta. 

Las manos hablan su propio lenguaje. Un lenguaje universal que hoy forma parte de los emoticonos más usados. Y que con otro vocabulario y sintaxis es esencial para facilitar la comunicación de los sordomudos y de los invidentes, a través del sistema Braille y el tacto de la yema de los dedos. Las manos nos hace ‘hu-manos’.

Ellas son el tema de la exposición de la artista e ilustradora madrileña Ana Pez, ‘Échame una mano, prima’ (Estudio 64), título de una canción de Niña Pastori, que reúne gran parte de la obra serigráfica que realizó el pasado agosto en la Fundación CIEC, en Betanzos.  La muestra se divide en dos partes. En la primera, a partir de una pantalla, la artista ha creado diferentes piezas individuales y combinaciones de manos explorando el acabado resultante de diferentes tintas sobre papeles de distinto color y gramaje. Incluye 23 ediciones. Cada cual tiene un número de ejemplares variable. Algunas son piezas únicas. La otra parte es una única obra a cinco tintas, una mano guía para leer el futuro y la fortuna. ‘Échame la suerte, prima’.

‘Échame una mano, prima’, de Ana Pez, en Estudio 64.

«Además de ilustradora soy profesora de dibujo y uno de los temas más temidos por las alumnas son las manos», dice Pez. «Pero también es una de las cosas más bonitas e interesantes dignas de dibujar. Un tema recurrente por el reto que supone, pero también por lo accesible que es, pues resulta muy fácil encontrar una modelo, nuestra propia mano, por ejemplo. A mí me fascina dibujarlas. Me fascina mirarlas. Me parece que son una parte del cuerpo muy atractiva y expresiva, tremendamente simbólica, con mucho significado. Sus volúmenes, sus líneas, sus huecos, los dedos, las uñas… Son preciosas. Y uno de mis temas favoritos. En esta muestra  incluyo una buena colección de manitas bellas, gestuales, expresivas, fumadoras, almohadilladas, tiesas».

El título replica el de una famosa canción de Niña Pastori, ‘Échame una mano, prima’, porque Pez compara su proceso de creación con la elección de un bonito vestido para impresionar a la pareja. «Por un lado, el proceso de estampar era como un juego en el que iba probando a usar diferentes papeles de colores, como quien se prueba un vestido detrás de otro para ver cuál le favorece más para acudir a una cita especial. Por otro lado, la evidente conexión con las manos dibujadas. Y por último, el tono que le otorga el contexto propio de la canción y a todo lo que nos refiere como canción popular. El nombre de la exposición, y de parte de las obras, vino de mano de mi amigo, el artista y profesor del CIEC, Javier Jubera, con quien estuve revisando toda la obra tras producirla».

El apellido oficial de Ana Pez es López, demasiado común en su opinión, así que al convertirse en ilustradora profesional, decidió quitarle la primera sílaba y ser Ana Pez, «un nombre mucho más único y poético con el que me siento más cómoda e identificada».

Como ilustradora de proyectos editoriales, especialmente de libros infantiles infantiles, publicó su primera colaboración en 2012, y su primer libro como autora del texto y la imagen en 2014, en Francia, y un par de años después en España: ‘Mi hermano pequeño invisible’. «Durante estos diez años, profesionalizarse para conseguir vivir de la ilustración ha sido todo un reto. En mi caso, el complemento indispensable es dar clase en distintas escuelas especializadas y en la Universidad. La profesión es habitualmente precaria y se tienen que dar un cúmulo de factores, algunos que vienen de la ilustradora y otros que vienen del mercado profesional, para poder vivir cómodamente de la ilustración».

Una de las obras de la exposición ‘Échame una mano, prima’, de Ana Pez, en Estudio 64.

«Hay que ser muy constante, y es complicado, porque mantener la ilusión, como en cualquier relación larga, es un esfuerzo, pero es fundamental. Puede ser una profesión bastante solitaria, así que mi recomendación siempre es juntarse con otras profesionales, acercarse a escuelas, eventos, crear comunidad. Asociarse en la Asociación de Ilustradores que tengas más cerca. En mi caso, la APIM, en Madrid», añade.

Pese a la precariedad y el esfuerzo, reconoce que su trabajo le proporciona muchas satisfacciones más allá del propio acto de dibujar o escribir libros. «Comparto mi espacio y tiempo de trabajo con amigas ilustradoras, me da la oportunidad de viajar, conocer a otras personas y crecer creativamente. También es una puesta en marcha continua de la sensibilidad con la que percibo el mundo».

Ana Pez es licenciada en Historia por la Complutense y estudió ilustración en la Escuela de Arte Diez de Madrid. Comienzó impartiendo talleres de dibujo, ilustración y técnicas de pop-up, actividad que mantiene. Desde 2012 ilustra proyectos editoriales colaborando con sellos nacionales e internacionales: SM, Fondo de Cultura Económico, Edelvives, Nobrow, L´Agrume, Orfeu Negro, Edelbra y Nórdica entre otros. Ha ilustrado para prensa, ha dibujado cómics y ha hecho incursiones en el muralismo en el Festival de Arte Urbano MIAU de Fanzara (Castellón).

Cartel de la exposición ‘Échame una mano, prima’, de Ana Pez, en Estudio 64.

Su trabajo ha sido seleccionado y expuesto en algunos de los festivales más importantes de ilustración, como la Mostra degli Illustratori de Bologna (Italia), la Bienal de Ilustrarte (Portugal), el Catálogo Iberoamericano de Ilustración de la Feria de Guadalajara (México), y el Sharjah´s Children´s Book Festival (Emiratos Árabes). Sus dos libros, ‘Mi hermano pequeño invisible’ y ‘Cinematográfico’ han sido galardonados con una mención especial de los Bologna Ragazzi Awards de la Feria Internacional del Libro de Bolonia, en 2015 y 2020 respectivamente.

Estudio 64 es una librería especializada en ilustración con una pequeña sala de exposiciones. Junto a La Rossa, La Traca y La Repartidora integra la constelación cultural, artística y literaria de Benimaclet, un barrio con encanto al noreste de Valencia amenazado por un PAI que el Ayuntamiento pretende activar.

La relación de Ana Pez con Estudio 64 se inició en la primavera 2019 con una serie de dibujos ‘Puré y pescado blanco’, una colección de retratos de ancianos de una Residencia para Mayores de Palencia. Poco después de la inauguración se declaró el confinamiento por la Covid. «Teníamos la espinita de esa muestra que se tuvo que cancelar y nos la hemos quitado con esta nueva exhibición. Con Estudio 64 repetiría muchas veces más», concluye Ana Pez.

Ana Pez
La ilustradora Ana Pez. Imagen cortesía del autor.