Andreas Muñoz

#MAKMAEscena
Entrevista con el actor Andreas Muñoz
‘Muerte de un viajante’, de Arthur Miller
Director: Rubén Szuchmacher
Versión y adaptación: Natalio Grueso
Intérpretes: Imanol Arias, Cristina de Inza, Andreas Muñoz, Carlos Serrano-Clark, Fran Calvo, Miguel Uribe y Virginia Flores
Producción: Okapi/El Chivo Teatro
Teatro Olympia de València
Mayo de 2023

Si existieran genes que transmitieran la vocación teatral yla capacidad de meterse en la piel de otras personas, Andreas Muñoz (Madrid, 1990) habría heredado una buena dotación de ellos. A los tres años ya le decía a su madre que quería ser actor, a los nueve debutó en un filme fantástico de terror, ambientado en un orfanato en la posguerra civil española, ‘El espinazo del diablo’ (2000), de Guillermo del Toro, y hoy, tras una carrera meteórica, con treinta y trés años da la réplica a Inmanol Arias en ‘Muerte de un viajante’ de Arthur Miller, que recaló sobre el escenario del Teatro Olympia de València durante la primera quincena de mayo, cumpliendo la función número 200 con gran éxito.

En junio de 2022 se incorporó al elenco de una de las producciones más sólidas de las últimas temporadas, dirigida por el argentino Rubén Szuchmacher sobre una adaptación de Natalio Grueso, en el papel de Biff, el hijo mayor de Willy Loman, el viajante, que mantiene una tensa relación con su padre.

Para Andreas Muñoz, la estancia en la capital del Turia ha resultado cómoda y agradable, pues su familia tiene una casa en Cullera donde suelen veranear desde antes de que él naciera. «Me encanta València, el mar y la paella, aquí se respira calidad de vida y la luz es maravillosa», dice. «Cuando pasé una temporada de estudio en Escocia, estuve a punto de caer en una depresión bajo un cielo siempre encapotado y gris».

Casualmente, en su segundo trabajo, la serie ‘Dime que me quieres’, también era protagonista Arias, junto a Lydia Bosch. ¿Qué ha aprendido de su relación con él? «El teatro es distinto a la televisión, claro, pero la manera de interpretar de Imanol es la misma, muy suya, personal e inteligente», comenta. «Es como si él manejara las cámaras, funciona por planos y sabe siempre dónde colocar la emoción para que el público la perciba».

Andreas Muñoz
Andreas Muñoz en ‘Muerte de un viajente’. Fotografía cortesía de Okapi/El Chivo Teatro.

Muñoz recuerda su primera incursión en un set de rodaje como una impactante experiencia iniciática. «Me presenté a un casting de la agencia del Almodóvar, El Deseo, y a los otros niños y yo nos pidieron que reaccionaramos espontáneamente cuando de repente se apagara la luz de la habitación. Lo pasé genial y disfruté un montón. Un día, del Toro obligó a cambiar todos los preparativos que se habían hecho a lo largo de la mañana y comprendí la importancia que en este oficio tienen los detalles, la minuciosidad».

Tras ‘Dime que me quieres’ fue enlazando series, hasta un total de veintisiete, en las que ha participado con mayor o menor extensión y protagonismo. A los dieciocho años, cuando comenzaba a ser una cara famosa gracias a su papel de Teo en ‘Cosas de la vida’, de Disney Channel, tomó una inteligente decisión: ampliar su formación dramática en Reino Unido, en el prestigioso Royal Conservatoire of Scotland, donde tuvo la ocasión de interpretar ‘Hamlet’.

«Me preocupaba un poco apartarme de los focos y que se olvidaran de mí, pero tenía muy claro que quería abarcar con mayor rango y amplitud a los personajes, desarrollarlos plenamente, saber todo sobre ellos; cómo olían, en qué postura dormían, lo primero que hacían al levantarse…».

Dos películas le marcaron profundamente: ‘La naranja mecánica’ y ‘Barry Lindon’. «En ambas trabajaba Malcolm McDowell, pero en la segunda no fui capaz de reconocerlo hasta ver su nombre en los títulos de crédito. Eso era a lo que yo aspiraba, ser yo mismo y diferente a la vez: camaleónico. Juan Diego me lo explicó muy bien cuando trabajamos en ‘La gata sobre el tejado de zinc caliente’: «Tienes que conseguir tu propio sello –me dijo– y luego adaptarte a cada personaje»».

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Aunque tiene mucha vida por delante, no se imagina haciendo algo distinto. «Lo llevo tan dentro que no podría vivir de otra manera. Siento un gran respeto por esta profesión que me esfuerzo por dignificar. Tiene que ver con el proceso de conocerse a uno mismo y de relacionarse con la gente, con la que te identificas o intentas ayudar. A veces, se dan situaciones muy emotivas, como cuando un señor me confesó, tras asistir a una función de ‘San Ignacio de Loyola’, que le había salvado la vida al darle motivaciones para seguir viviendo. Como dice mi madre, los médicos curan los cuerpos y los artistas curamos el alma».

Acostumbrado desde pequeño a desarrollar una intensa actividad, el parón de la pandemia supuso un gran desafío, que también tuvo su parte buena: «Me hizo ver la importancia de la autodisciplina, de tener hábitos creativos como la lectura o escritura». Algunos paréntesis más ha habido en su carrera profesional, pero pocos.

Ha ido engarzando largometrajes, series de televisión y para plataformas, entre las que destacan: ‘Gambito de dama’, ‘Genius’ y ‘Peaky Blinders’. Se ha movido mucho a causa de sus proyectos internacionales, desde Santo Domingo y Orlando a Argentina y Rusia, y lleva bien las estancias en hoteles. Aunque tiene complexión delgada y no necesita machacarse en los gimnasios, le encanta hacer ejercicio –fútbol, natación y deportes de mar y nieve–, y la música tiene una gran presencia en su vida. Estudió solfeo y toca varios instrumentos.

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¿Teatro o formato audiovisual? «Para mí son como mi madre y mi padre: imposible elegir. El teatro te permite profundizar más en el personaje, pero el cine es mi ojito derecho, tal vez porque empecé en un plató».

En los escenarios debutó interpretando ‘Hamlet’ en la Royal Conservatoire of Scotland y poco después tuvo el privilegio de trabajar con la Royal Shakespeare Company & National Theatre of Scotland en las obras ‘Dunsinane’ y ‘Mary Queen of Scots’, y con la Spanish Theatre Company en ‘Bodas de sangre’, en Londres.

En España ha protagonizado, junto a Juan Diego, ‘Una gata sobre el tejado de zinc caliente’, y antes de ‘Muerte de un viajante‘ formó parte del elenco de ‘Castelvines y Monteses’ de Lope de Vega, un montaje dirigido por Sergio Peris-Mencheta, en coproducción con la CNTC. «Con esa obra que combinaba piezas musicales con texto en verso me convertí en un actor todoterreno», comenta.

El día anterior a la entrevista, Andreas viajó a Madrid para asistir a una prueba convocada por una productora británica. ¿Lo veremos pronto en una nueva serie? Muy probable. Lo que no es seguro es que podamos reconocerlo a bote pronto, pues ha conseguido su objetivo de ser un intérprete camaleón, el hombre de las mil caras y un corazón enamorado del teatro, de su familia y de su novia, que es compositora y pianista. Sus dos hermanos, Gara y Omar, comparten con él el veneno del teatro, lo que parece confirmar la existencia de ese gen especial que viene con la marca de Talía.