#MAKMAEscena
‘Todas la hijas’
Texto: David Caiña
Dirección: Andrés Lima
Intérpretes: Gemma Martínez, Maribel Salas, Pilar Matas, Sol Maguna y Vito Rogado
Producción: Erre Produkzioak y Diputación de Bizkaia en colaboración con el Teatro Arriaga
Rambleta
Bulevar Sur esquina Pio IX s/n, València
Sábado 10 de febrero de 2024
Metateatro, autoficción, sororidad y, sobre todo, miedo; muchos tipos de miedo y la búsqueda de maneras de conjurarlos. Son los elementos que confluyen en ‘Todas las hijas‘, una pieza dramática peculiar, escrita por David Caiña y dirigida por Andrés Lima a partir de una idea de Gemma Martínez, que llega el sábado 10 de febrero a Rambleta.
Un certero retrato a cinco voces de un sector representativo de la mujer madura de nuestro tiempo: las nacidas entre los años 70 y 80 (hoy en la cuarentena o cincuentena), quienes tuvieron menos dificultades que sus madres para emanciparse y forjar su propio destino; pero más que sus hijas y nietas. Mujeres y actrices que, pese a haberse liberado de opresivos corsés, todavía sufren los estragos de la cultura patriarcal y se sienten “embarazadas de Bernarda Alba”.
Esta fue la expresión que utilizó una de las actrices para sugerir a Lima una obra testimonial que subiera a escena esos rescoldos y remanentes del pasado en torno a la poderosa figura simbólica de Bernarda, epítome de la autorepresión femenina. «Poner en pie este montaje fue un trabajo colectivo, un proceso fascinante y una creación teatral muy auténtica que parte de la voluntad de estas cinco extraordinarias actrices. Hay mucho dolor, pero es un sufrimiento liberador, sanador».
¿Cuál es el mayor miedo de la mujer que se desprende de estos testimonios? «No me atrevo a generalizar, pero es un hecho que durante mucho tiempo ha vivido aplastada por la bota del patriarcado, y eso ha generado un amplio abanico de temores. Se podrían sintetizar en la imagen de una mujer sola que camina por un paraje solitario y, de pronto, oye el sonido de unos pasos apresurados que se acercan por detrás», responde Lima. «El feminismo ha avanzado mucho, pero la mujeres de hoy todavía no se han liberado de las angustias del pasado».
Bajo la sombra castradora de Bernarda Alba, las cinco protagonistas hablan del amor, de los hombres con los que han compartido su vida, de sus madres –de las que todas se acuerdan, por eso todas son las hijas…–. También de la educación, la religión, la familia… Y al expresar y compartir sus temores logran exorcizarlos.
‘Todas las hijas’ resume la historia de cinco actrices: Gemma Martínez, Maribel Salas, Pilar Matas, Sol Maguna y Vito Rogado. Es el cuento de sus vidas. Un viaje por los miedos femeninos. Hablan, porque necesitan hablar: de cómo han llegado hasta aquí, de cómo han vivido sus vidas y su arte y de por qué, en el fondo de su ser, hay una inquietud. A lo mejor es dolor o solo miedo; o es la edad o la soledad o el amor –que también duele a veces–, o una risa atravesada.
«Se podría decir que es una obra de terror», afirma Lima. «Una madre posesiva arrastra a su hija a la locura. El miedo a cerrar los ojos y soñar. El recuerdo infantil de un abuso. La pesadilla de una relación marcada por la violencia. No dormir, no comer, convertirse en un fantasma, en un vampiro, en un monstruo».
El espectáculo cuenta la historia de cinco actrices que están ensayando una obra más que conocida, tanto para ellas como para el público. Pero esta noche es diferente. Estas cinco mujeres no dejan el miedo encerrado apoderándose de su identidad y convirtiéndolas en tierra quemada. No piensan permitir que las devore, las deje vacías y tome el control de sus voluntades.
Esa noche, todas las hijas se unen para enfrentarse a su catálogo de miedos, incluido el miedo al miedo mismo. Porque ahora saben que no hay que guardarlo dentro. «Ahí se enquista, se apodera de ti, obligándote a hacer cosas que no quieres, o a no hacer cosas que sí quieres».
En resumen, una obra sobre el miedo para vencer al miedo. Una obra sobre nuestra vida para no olvidar nunca que solo nos pertenece a nosotras. Sobre el pasado que nos ha tocado sufrir, el presente que luchamos cada día y el futuro que no vamos a permitir que nadie nos robe.
«Sobre el escenario, empiezan a difuminarse los límites entre realidad y ficción, entre sueño y pesadilla, entre teatro y vida», escribe David Caiña. «Los hombres con los que han compartido su cuerpo se convierten en monstruos, en pasos sin dueño y en sombras cada vez más oscuras y deformes. El deseo, como un caballo garañón que da coces encerrado en el corral, fagocita a la razón. La sombra de quien les dio la vida trata de devorarlas y ellas, consumidas, se van sumiendo en el absoluto terror de verse convertidas en la madre. El miedo, cual cuerda que aprieta sin piedad el cuello de una chica cegada por el amor perdido, empieza a ahogarlas desde su interior».
Andrés Lima Fernández del Toro, medio castellano viejo y medio gaditano, irrumpió en escena con 17 años en aquellas compañías independientes que en los años 70 llenaron de aire fresco los escenarios, desde Els Joglars a Animalario. Transgresores y rebeldes. Su rostro se hizo popular en la serie ‘Policías’, de Antena 3, y ha trabajado en numerosos largometrajes bajo la dirección de Vicente Aranda, Milos Forman, Icías Bollaín y otros muchos cineastas.
En 2008, recibió un Premio Max por su montaje ‘Marat-Sade’. «En las pequeñas compañías independientes teníamos que hacer de todo un poco, éramos polivalentes», comenta. «También el cine me ha enseñado mucho, pero soy hijo del teatro y siempre trabajo a través de los actores».
Del panorama actual de la escena española, destaca su complejidad y vitalidad. «Existe una energía teatral enorme. Mucha gente buena haciendo cosas interesantes. Hay que conservar el carácter del teatro público y apoyar a los jóvenes para que desarrollen sus proyectos», concluye Andrés Lima.
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