#MAKMAArte
‘Fracción de segundo’, de Anthony McCall
X aniversario de la Galería Film & Video
Comisario: Manuel Cirauqui
Museo Guggenheim
Abandoibarra Etorbidea 2, Bilbao
Hasta el 10 de noviembre de 2024
Desde MAKMA queremos felicitar al Museo Guggenheim de Bilbao por ser el primer espacio museístico en España que cuenta con la galería Film & Video, “dedicada de forma permanente al videoarte y a la imagen en movimiento”, y por celebrar precisamente su décimo aniversario. Y no hay mejor forma de hacerlo que publicando, una vez más, una reseña de la exposición actual.
“Ayer estuve en el reino de las sombras”. Con estas palabras inició el escritor Maxim Gorki su crónica acerca de las primeras imágenes del cinematógrafo Lumière que visionó en el local de Charles Aumont.
La crónica titulada ‘El reino de las sombras’, publicada en el diario ‘Nizhegorodski listok’ el 4 de julio de 1896, transcribía, por una parte, sus impresiones sobre esas “fotografías animadas” –según el escritor consideró a las imágenes en movimiento de los Lumière– que mostraban “un mundo sin sonido, ni color”, mientras “la vida –continúa Gorki– se reduce a una sombra, y el movimiento, a un fantasma silencioso”; y, por otra, Gorki predecía en la crónica el futuro narrativo del invento científico de los hermanos Lumiére.
He traído a colación estas palabras de Gorki sobre el cinematógrafo porque la última instalación cinemática en la sala Film & Video del Guggenheim, ‘Fracción de segundo’, del artista Anthony McCall (Orpington, Reino Unido, 1946), sumerge al visitante-espectador en un “reino de sombras”.
Desde el primer instante que el espectador penetra en la galería Film & Video, donde se halla la instalación de McCall, se encuentra de pronto zambullido, literalmente, en un mar de oscuridad, niebla y luz; envuelto en una profunda y nebulosa penumbra atravesada por intensos rayos cónicos de luz.
Rayos cónicos de luz que rebotan sobre espejos, a la vez que se proyectan, sobre cuatro pantallas translúcidas, dibujos de líneas que, en su lento movimiento, acaban formando figuras geométricas abstractas.
Manuel Cirauqui, comisario de la exposición, comenta a este respecto: “Es posible hacer un trabajo artístico con la imagen en movimiento, pero sin imagen. Es una progresión lenta de una serie de formas muy limpias, muy simples y ese dibujo, al atravesar el espacio por medio de la proyección, crea un volumen”.
Estos dibujos que conforman la obra de este cineasta experimental y representante de la vanguardia cinematográfica en su país, de la mano de la London Film-makers’ Co-op, nos hacen rememorar, de alguna manera y teniendo en cuenta todas las diferencias expresivas y técnicas, las películas de otros dos grandes directores del cine experimental abstracto y de animación como son: Viking Eggeling y Norman McLaren.
Citaré concretamente, a modo de ejemplo, los trabajos ‘Sinfonía diagonal’ (1924), de Eggeling, y ‘Synchromy’ (1971), de McLaren.
McCall lleva, desde los años 70 del siglo XX, trabajando bajo el concepto que él denomina “luz sólida”, consistente en fusionar en sus instalaciones la luz, los espejos, la imagen en movimiento y el dibujo.
“El plano de luz es lo que yo llamo luz sólida”, explica el propio artista, quien matiza después: “Empecé a hacer cosas ligeras como desviar el haz de luz de un espejo para que rebotase 90 grados en una habitación y se dirigiese en una pantalla translúcida. Así, en la misma la pantalla hay diversos aspectos, como dibujos y líneas de dibujos producidas por la luz sólida”.
Anthony McCall, al unir la proyección cinematográfica, la escultura, el dibujo abstracto y el arte lumínico, genera instalaciones híbridas y multidisciplinares que movilizan, tanto al artista como al espectador de sus obras, la reflexión y la exploración de la naturaleza de la luz y del cinematógrafo.
Ahora bien, McCall tiene claro que sus piezas audiovisuales adquieren todo el sentido cuando el visitante-espectador interactúa con ellas: “El espectador es importante en el trabajo; llega a ser parte de la performance de la instalación. Desde un punto de vista, los propios espectadores son esculturas de este componente cinemático donde todas las cosas están cambiando y moviéndose lentamente, pero con una inconfundible e intensa emoción”, comenta el director.
Verdaderamente es así: el espectador es un elemento central de la instalación ‘Fracción de segundo’. La obra adquiere completamente su sentido cuando los cuerpos de los visitantes interactúan lúdicamente con los haces de luz hasta transformarse en esculturas en movimiento que se proyectan como sombras fantasmagóricas en las pantallas traslucidas de la instalación.
En ‘Fracción de segundo’, el espectador se sume en un “reino de sombras”, al igual que señalaba Gorki cuando vio las imágenes de los hermanos Lumière. Ahora bien, con la única diferencia, con respecto al cinematógrafo Lumière, que las sombras corporales de estos visitantes son los “fantasmas silenciosos” que se proyectan en las pantallas cinematográficas de la obra de McCall.
Para terminar, cabe subrayar que la exposición de Anthony McCall se completa con la presentación de una obra temprana del mismo autor, ‘Miniatura en blanco y negro’ (1972), en la que un proyector de diapositivas de carrusel de Kodak, muy popular en aquellos setenta, muestra una rotación de 81 imágenes negativas en color que aparecen tras mirar una imagen fija durante un tiempo, para después observar un objeto blanco.
Además, se exponen el conjunto de fotografías tituladas ‘Cortina de humo’ (2017), donde McCall capta el movimiento de la luz sólida y las texturas de la niebla artificial que crea el haz de luz.
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