#MAKMAEntrevistas | Javier Navares y Shuarma
‘Antoine. La increíble historia del creador de El Principito’, de Ignasi Vidal
Con Javier Navares, Shuarma, Beatriz Ros y Marta Emes
Teatro Olympia
San Vicente Mártir 44, València
Hasta el 18 de abril de 2021
Cuando pensamos en cuentos infantiles, probablemente uno de los primeros libros que nos vengan a la cabeza sea ‘El principito’. Una historia cautivadora sobre un niño y un piloto que intenta enseñarnos el valor de la amistad y del amor entre otras cosas. ¿Pero es realmente un cuento para niños? Eso más bien debiera contestarlo Antoine de Saint-Exupéry, su autor, cuyo nombre, como tantos otros, ha quedado sepultado bajo el título de su ópera prima.
‘El principito’ es una obra autobiográfica que, aunque encanta a mayores y niños, nunca cala en el lector de igual manera más de una vez. Es, como dicen los propios protagonistas de la obra, una de esas lecturas que cambia y la entiendes distinto cada vez que la relees. “Deberíamos leerlo todos los años”, ríe Shuarma, ex-cantante del grupo ‘Elefantes’, quien interpreta al Principito.
El musical teatral ‘Antoine’, que estará en el Teatro Olympia de Valencia hasta el 18 de abril, rinde homenaje a este reputado autor que, aunque muchas veces desconocido para sus propios lectores, ahora nos habría enseñado la valiosa lección de disfrutar de la vida. La obra es un minucioso trabajo de escritura, dirección, montaje, realización y producción que van encabezadas por Ignasi Vidal y Darío Regattieri.
“En circunstancias normales, la música sería en directo a cargo del grupo ‘Elefantes’, pero con las medidas actuales es imposible. Aquí trabajan 25 personas, porque no se puede más, y todas pasan una prueba diaria para detectar si alguna tiene Covid. El teatro es un espacio seguro. Empezamos el espectáculo con mucha ilusión en una época dificilísima para todo el mundo. Hemos hecho ‘de tripas corazón’ en un momento en el que a nadie le apetecía seguir”, asegura Vidal.
Se trata del primer teatro musical que utiliza el pop-rock como género musical en España. Lo que se buscaba, tanto desde dirección como desde producción, era un montaje especial sin reinventar el género; una composición con la espectacularidad de la sencillez.
Las canciones han sido compuestas por Shuarma, quien interpreta al Principito y también quien les da voz. Por las circunstancias que impone la covid-19, el espectáculo ha tenido que renunciar a la música en directo a excepción del piano y las voces. A pesar de ello, se espera que cuando mejore la situación, el show pueda contar con la presencia del grupo completo.
“Murió antes de publicar el libro. No pudo ver la repercusión que tendría”, recalca Darío Regattieri. Como les sucedió tantos otros autores o artistas. “Queríamos que fuera una biografía. Que todo estuviera documentado, contrastado y, de alguna manera, sellado”, añade.
Elaborar este proyecto ha supuesto un extensísimo trabajo de documentación y desplazamientos a París para hablar con la familia y también para conseguir todos los derechos necesarios. Una empresa casi titánica, desde que comenzara siendo tan solo una idea en la mente de un soñador que quería rendir homenaje a una persona tan especial y adelantada a su tiempo.
Como bien explican tanto su director como su productor, todos los personajes del libro fueron personas en la vida real que se encontraban, de alguna manera, en el entorno del autor y que influían directamente en su vida. A través de la obra ‘Antoine’, podremos descubrir quién era la tan importante rosa que cuidaba el Principito, el rey o tantos otros. Gracias a todo ello, el espectador podrá entender un poquito, al menos, de la intensa y -a veces- compleja vida de ese genial escritor adelantado a su tiempo que perdió la vida a los 44 años.
Hablamos, ahora, con quienes protagonizan el espectáculo: Javier Navares, encarnando al autor Antoine de Saint-Exupéry, y Shuarma, en el papel de ‘El Principito’.
¿Cómo ha sido para vosotros prepararos unos personajes tan importantes?
Javier Navares (JN): Bueno yo, en mi caso, puesto que se trata del autor de ‘El Principito’, resulta que es menos conocido que el Principito en sí, porque en el imaginario colectivo de los seres humanos que han leído el libro, creo que es muy evidente la imagen del personaje, pero no así la del autor. Así que yo en ese sentido he tenido un poco más de libertad a la hora de crear el personaje y todo esto bajo la batuta del director. Ha sido fácil, no ha sido un hándicap el interpretar un personaje así.
Shuarma (Sh): Yo no soy actor. Por eso no he sentido mucha presión. Pensaba, ‘bueno, si no les gusta cómo lo hago, pues dejaré de hacerlo’, y así es como lo he vivido realmente. Ignasi [Vidal] pensó que sería buena idea que yo lo hiciera y me lancé, porque me gusta el teatro y tener la oportunidad de vivirlo desde dentro era una experiencia que no quería rechazar. Me arriesgué a probarlo y, por suerte, parece ser que funciono en el personaje. Yo hago lo que me sale y parece ser que les gusta. Pienso en ‘mi niño’ interior.
¿Cómo conseguisteis el papel?
(Sh): Fue todo casualidad. Todo ha fluido de una forma curiosa. Ignasi me llamó para hacer la música. Yo he escrito todas las canciones, porque supongo que la forma de hacer de ‘Elefantes’ el veía que podía funcionar. Cuando ya lo teníamos todo planteado y hecho, en el estudio me dijo: ‘Tú podrías hacer el personaje’. Y una cosa llevó a la otra. De repente me vi haciendo el personaje.
(JN): A mí me llamó Ignasi para hacer una lectura dramatizada de la obra, una vez ya la concluyó, y sin yo saberlo estaba haciendo un casting. Al final, por cuestiones de trabajo y de follón que tenía yo por aquel entonces, no pude hacerlo cuando se estrenó esto hace un año. Y luego la vida me lo ha vuelto a poner otra vez delante. Fue un casting que fluyó de forma natural.
¿Qué os lleváis de vuestros respectivos personajes?
(JN): Yo no soy muy de llevarme las cosas de los personajes, ni de hacer aportaciones: el personaje es el personaje y yo soy yo. Pero es verdad que hay un modus vivendi que tiene este hombre, Antoine de Saint-Exupéry, que le quita mucha importancia a las cosas. Es un vividor. Es un disfrutón de la vida, a pesar de ser una persona tremendamente obsesionada con cumplir una misión alta. Tiene esa contradicción de ser un tipo de lo más banal, que hablaba con total normalidad de las cosas graves, pero luego tenía ese asunto de la gravedad de sus pensamientos. Me quedo un poco con eso, con esa capacidad de disfrutar de la vida.
(Sh): Yo me llevo todo. Yo no soy actor; yo no sé. Salgo de aquí y sigo siendo el Principito. Te lo juro, estoy en una película muchas veces. También tengo que decir que yo juego mucho con mi ‘niño’. Mi profesión es esa. Soy músico y me subo al escenario un poco a hacer el loco, pero no me llevo solo del Principito, que me reconozco en él muchas veces, me llevo de Antoine, me llevo del “vanidoso”, son personajes que resuenan de alguna manera. Pero lo que más me llevo es la relación con todos ellos, y a mí esto me ha permitido aprender muchas cosas.
¿Supone mucha diferencia el preparar un papel de teatro de texto a uno musical?
(JN): Bueno, digamos que son disciplinas no tan distintas. Para mí el teatro musical es mucho más esclavo que el teatro de texto. Tienes que ser un atleta, tienes que cuidarte el físico, porque tienes que bailar y cuidarte la voz. Para mí es bastante más completo que el teatro de texto, pero sí creo que todos los actores de teatro musical son capaces de hacer teatro de texto. En ese sentido sí que hay que estar muy, muy, muy en forma. Sacado de eso, no veo tanta diferencia entre un tipo u otro. Son disciplinas en las que cada día sales a vivir la función como si fuera la primera y la última vez que la vives, y esa es la magia que tiene el teatro.
¿Cómo preparáis las canciones grupales?
(Sh): Hay un director musical, en este caso es Sasha, que se encarga de decir: tú haces esta voz, tú esta otra. Y nos juntamos todos hasta conseguir el objetivo.
¿De donde sacas la inspiración para componer algo como esto?
(Sh): Probablemente de lo que hablábamos: del niño. De jugar a hacer canciones. Yo creo que tiene mucho que ver, porque los niños son creativos. Y los adultos también lo que pasa es que nos olvidamos de que somos tan creativos. Estamos tan pendientes del resultado final que nos frena.
¿Hay algo que queráis que se lleven los espectadores cuando vengan a ver la función?
(JN): Yo me quedo con la sensación de que el público venga al teatro, que vuelvan a llenarse y que se vuelvan a ir como se iban hace un año y pico, con la sensación de que han pasado un rato agradable. Ya no hablo de ‘Antoine’, hablo en general. Animar a la gente a que venga con la mayor confianza, porque las medidas de seguridad, distancia y demás, son super estrictas. Y que vengan con un niño sentado en sus rodillas; que sean ellos mismos, como lo hacíamos antes.