#MAKMAArte
‘Baja Costura’, de Antonio Alvarado
Premio Nacional de Diseño de Moda 2021
Comisarios: Juan Gutiérrez e Iván Alvarado
Museo del Traje CIPE
Av. de Juan de Herrera 2, Madrid
Hasta el 26 de marzo de 2023
“Con los años he aprendido a desnudar, es decir, a despojar de lo superfluo y banal a todo aquello que no deja ver la esencia. Esa esencia es para mí el diseño. Creo que tanto el conocimiento como la experiencia de los años influyen a la hora de descubrir la pureza de las cosas sin más oropel que la propia obra o, en cualquier caso, mostrando la individualidad de lo complementario, ofreciendo al consumidor o consumidora la posibilidad de marcar su carácter a la hora de combinar las piezas”.
Un aprendizaje mediante el que Antonio Alvarado, Premio Nacional de Diseño de Moda 2021 y figura crucial de la Movida Madrileña, reflexionaba en torno a diseño en su artículo ‘Vestirse es fácil, sentirse es más complicado‘, publicado en MAKMA ISSUE #05 | Diseño, monográfico en papel publicado en junio de 2022.
Y al calor de tales impresiones conviene acercarse a ‘Baja Costura‘, exposición en el Museo del Traje de Madrid que recompone la trayectoria Alvarado a través de la recopilación de más de 500 piezas provenientes de la cesión de más de 40 prestadores y asomarse, así, a un diseñador “que vistió a Mecano, Tino Casal, Alaska o Luz Casal, entre otros, y aportó ingredientes clave en las películas de Pedro Almodóvar, como los pendientes-cafetera de ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’ y la camisa estampada de ‘La ley del deseo’”.
«A lo largo de su trayectoria, ha colaborado con artistas como Costus, Ceessepe, Julio Juste, Fabio McNamara o Alberto de las Heras; sus diseños han sido fotografiados por Zaibi, Pablo Pérez-Mínguez, Alberto García-Alix, Ouka Leele o Manuel Outumuro; y ha diseñado vestuario escénico para las coreografías de Antonia Andreu y Carlos Saura o para el programa de televisión ‘La bola de cristal'».
¿Por qué ‘Baja Costura’?
Lo que ocurrió en su momento es que la alta costura en París estaba de capa baja y buscaba justamente hacer la antítesis de lo que ya estaba pasando allí. Yo lo vi en un momento dado muy caducado, solamente se hacían desfiles de alta costura por el simple hecho de fomentar la venta de otros productos que tienen las marcas, pero realmente, en aquel momento, los 80, aquello se estaba cayendo. Era una manera de identificar, aparte del tema geográfico –pues París está al norte y nosotros al sur, con lo cual allí la alta, y aquí la baja–, de alguna manera también la idea de que se puede hacer moda mucho más sencilla y humilde.
A raíz de esta idea de humildad, muchas de las prendas están hechas a partir de recortes y el reaprovechamiento de tejidos. ¿Es esto una declaración de intenciones frente a la alta costura que utiliza materiales de lo más sofisticados?
Para algunas piezas era muy difícil conseguir ese tipo de tejidos. Lo que hice fue utilizar tejidos o –creo que también hay una fotografía por allí porque no hemos conseguido las piezas, solamente había cuatro– sacos de correos… También otro tipo de materiales que encargar a un fabricante era muy difícil porque la exigencia del metraje era muy muy alta. Entonces, lo que reaprovechamos son tejidos que inicialmente no están hechos para la moda. Yo les di esa vertiente, esa imagen de la moda.
Entre las distintas colecciones encontramos piezas muy variadas. ¿Cómo definirías tu estilo?
Es muy difícil responder porque describirme a mí mismo me cuesta. Pero si hay un hilo conductor, creo que es partir en todo momento de un patronaje muy de sastrería, artesanal, lo que significa una mano de obra que hoy en día se reivindica muchísimo. Yo tuve la suerte de tener profesionales a mi lado: talleres, jefes de taller, patronistas… Todo partía del patrón de sastrería. Indudablemente, se entrevé que todo sale del patronaje. No hay apenas piezas, aunque sí más en las últimas colecciones, de modelaje, pero siempre me ha gustado más partir del tema del patrón.
En las piezas de las colecciones del presente siglo que forman parte de la exposición, se puede apreciar un viraje hacia esta atención en los patrones, desplazando, en cierto modo, la atención de los materiales, los colores y, sobre todo, los motivos. ¿A qué se debe este cambio?
Yo creo que al propio conocimiento, también a la madurez. A partir de 2000 o 2004, en vez de añadir a las piezas, empiezo a vaciar el patrón, empiezo a depurarlo para que no distraiga la atención en ningún momento. Voy limpiando de toda la fantasía, los complementos, lo voy dejando más nítido, más puro, para que no llame la atención otra cosa más que la propia pieza.
¿Es esto a lo que te referías en el artículo que escribiste para MAKMA cuando hablabas de la necesidad de desnudar, de mostrar la esencia?
Exacto, eso es.
¿Y en qué medida depende eso en las tendencias del momento?
Bueno, las modas cambian, pero yo no. Un diseñador de moda se tiene que impregnar de tantas cosas, inconscientemente… A veces no somos conscientes, pero la calle, los momentos que pasan al nivel del entorno más próximo, del entorno más distante e incluso a nivel mundial, un buen diseñador debe estar dispuesto a reflejarlo, de aquella manera, utilizar, quizá, una batidora y llevarlo a su personalidad.
Juan Gutiérrez, comisario de la exposición junto con Iván Alvarado, nos comentaba la voluntad de españolear los diseños, sobre todo en las colecciones del 86, como ‘Lo Prohibido’, y del 87, año clave en el que triunfaste con ‘Tacón amargo’. ¿En qué consiste este españolear las prendas?
Yo no sé si las españoleo, pero mis raíces son de aquí. Realmente, utilizo de otra manera motivos, elementos, pasamanerías, todo aquello que representa a mi país. Lo que hago es, quizá, trasladar esa esencia a lo que era una tendencia absolutamente de calle y del día a día para las tiendas. Todo eso queda reflejado en muchas de las piezas, lo que significa la cultura de este país, filtrada de alguna forma bajo mi visión o forma de hacer.
Es esto lo que vemos en las referencias en tus prendas a la cultura popular; referencias religiosas, por ejemplo, en los mantones, la cajetilla de tabaco, los madroños…
Hay muchos guiños en todo. De hecho, hasta la colección ‘Dark’, ahí lo que hago es mirar la forma… A mí me imponía mucho el tema de la Semana Santa, las mantillas, el morado, el negro, son cosas muy de una tradición que yo lo que hice fue rescatar y basarme en el color y el tema de la mantilla y los tejidos de guipur que, bueno, quedaron reflejados en la misma pasarela y en los desfiles sí se ve.
¿Debe estar el diseño necesariamente ligado a la funcionalidad?
Absolutamente. Lo demás se llama vestuario, no sabes para quién, en un porcentaje alto. Desde luego, en mi forma de trabajar, tiene que ir ligado a la funcionalidad.
¿Cómo comenzaste en el mundo del diseño para espectáculo?
Casualmente; yo creo que nadie se lo propone. Si te encargan, lo haces, aunque hay mucha gente que no hace colecciones, que desde el inicio busca hacer vestuario para teatro, vestuario para danza y solo se dedican a eso. En mi caso fue puntualmente, me propusieron cosas que he ido desarrollando y adaptando mis líneas y mis cosas a la necesidad que requiere un espectáculo.
En tus piezas para cine y espectáculo se refleja muy bien la combinación entre el toque Alvarado y la propia personalidad de quien lleva la prenda. ¿Hasta qué punto hay libertad en un encargo de estas características?
Ahí es donde está la diferencia respecto a un diseñador al que por casualidad se le encarga vestuario para cine o para un determinado grupo. Los directores de vestuario para una película o teatro, en mi caso, la suerte que tuve es que siempre elegían prendas de colección, de ahí se trasladaban. En algunos casos, como el de Pedro Almodóvar en ‘La ley del deseo’, he hecho un estampado exclusivo, pero yo ya estaba utilizando esos tejidos de otra manera.
Siempre ha habido una adaptación de lo que han sido mis colecciones a la necesidad del personaje sin salirme mucho de ahí. Yo siempre digo que, muchas veces, una buena actriz o un buen actor requiere de muchos elementos para perfilar mejor el personaje que vayan a desarrollar y, entre ellos, uno de los más visuales suele ser la ropa.
¿Cuáles dirías que son o han sido tus principales influencias?
Yo creo que todas. Las influencias principales yo las he cogido de la calle, de la música, alguna que otra vez de piezas de cine, pero tampoco ha sido un perfil que haya definido mi línea de hacer. Creo que he sido una persona más bien esponja, en ese sentido. Influencias he recibido por muchos sitios, y no es que solo las haya recibido, sino que también las he buscado.