
Confesiones de una noche de verano. Cultos y bronceados (XIX)
Mi segundo lugar para no pensar este verano ha sido ‘Dirty Dancing’, una de mis películas favoritas. La distancia cultural es inmensa, pero no puedo evitar fantasear con la idea de que salen de la pantalla como en ‘La rosa púrpura del Cairo’ y se presentan en cualquier verbena de mi pueblo. ¿Podrían los personajes resistirse al perreo? ¿Qué pasaría si sonase ‘Hungry eyes’?