Bewis de la Rosa

#MAKMAMúsica
‘Amor más que nunca’, con Bewis de la Rosa
XIII Vociferio, Festival de Poesía de València | ‘Fes Revés’
Sala Carme Teatre
Gregorio Gea 6, València
Sábado 24 febrero, a las 21:30

Ser la alternativa de la alternativa. La suerte del sistema capitalista es que acepta muy bien las críticas, les hace hueco para que se quejen ociosas, satisfechas con ser el oponente. Pero las transformaciones no se dan solo con el enfado, hace falta una activación real que trascienda los bastos límites del sistema. Hay que actuar distinto para que las cosas cambien.

Beatriz del Monte es una artista multidisciplinar con un compromiso férreo con la libertad y las raíces. Formada en danza contemporánea y en teatro gestual, en 2014 fundó su propia compañía, Malditas Lagartijas. Entre sus obras se encuentran ‘Un huevo, cuatro sardinas’, ‘No hay jazmines sin tomates’ o ‘Alpiste para cabezas tristes’, versando sobre la ruralidad, la memoria y la perspectiva de género.

El pasado 2023, Beatriz borraba la línea que separa las escénicas de la música con ‘Amor más que nunca’, el primer álbum de su proyecto musical como Bewis de la Rosa, con el que acuña el género del rap rural. Un año después, actúa en València dentro del festival de poesía Vociferio.

Beatriz define su proyecto como una “investigación poliédrica” donde múltiples lenguajes se coordinan para hablar del mundo rural desde una mirada contemporánea y crítica. Pero no se trata únicamente de hablar y engordar los discursos (y los egos). El arte comprometido, el arte que pretende activar una transformación, debe empezar por sus propios modos de producción.

Bewis de la Rosa sigue un modelo autogestionado, lo que le permite ser fiel y coherente con sus valores. La gira por salas estuvo autofinanciada con el cansaliebres, una tómbola de palabras manchegas en desuso, y en vez de vender discos físicos, vende el ‘no-vinilo-tomatera’, para que “en diez años, en lugar de un disco en el río, haya una tomatera en tu casa”. A estas acciones se suma la existencia de un fanzine que recoge textos con una mirada crítica al amor romántico, planteando nuevas formas de gestión emocional desde las no-monogamias.

El Festival de Poesía de València Vociferio cataloga esta décimotercera edición como “la más social”. Siguiendo el lema ‘Fes revés’, desde el pasado 3 de febrero y hasta el 3 de marzo se despliega una programación cargada de recitales-asambleas, reflexiones poéticas acerca de la condición de migrante, ecologismo, conciencia crítica o decolonialismo. Dentro de este marco, el sábado 24 de febrero, a las 21:30, podremos disfrutar de la presentación de ‘Amor más que nunca’, de Bewis de la Rosa, en la Sala Carme Teatre.

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Nos puede parecer muy de vanguardia o muy contemporáneo esto de la hibridación de géneros en el arte, pero la cultura popular siempre se ha movido desde la multiplicidad de lenguajes. ¿Cómo es esta multidisciplinariedad popular?

Al profesionalizar las artes, las metieron en cajoncitos pequeños para entenderlas. El sistema capitalista lo coloca todo en cajitas disociadas, sin que tengan contacto, y eso es un reflejo de cómo nos organizamos como sociedad. Pero el ser humano es complejo, en nuestra naturaleza todas las expresiones están integradas y somos nosotras, desde la mente racional, quienes las segmentamos, creyendo que así las entendemos mejor. Parece que para conocer realmente una expresión artística tienes que segmentarla, pero creo que una te lleva a la otra, y la otra a la una, como un río.

Ese flujo del que hablas es una visión más cercana a la manera que tenemos de pensar, al flujo de pensamiento que va saltando de una cosa a otra.

Y a la manera de hacer, a la acción. En nuestra era se le da mucho foco al pensamiento, pero se nos olvida que somos un todo, un contenedor con distintas maneras de expresar y de procesar la información. Una información emocional no se procesa únicamente desde la mente, también se integra en el cuerpo. En el folclore se ve más claramente esta complejidad, porque a lo mejor estás tocando la pandereta a la vez que cantas y te echas un baile y hay mucha improvisación. El folclore tiene mucho de raíz y responde a nuestra naturaleza como humanas.

¿De dónde viene esta conexión tan potente que traes con el cuerpo?

Toda mi vida he hecho danza, es el primer lenguaje artístico que aterriza en mí. Primero me especialicé en hip hop, me fui profesionalizando en danzas urbanas y luego hice el Conservatorio Superior de Danza Contemporánea. Ahí conocí el teatro físico, me fui a estudiar a Sevilla, al TNT, y en cuanto empecé el conservatorio, en 2014, ya estaba creando mi propia compañía, Malditas Lagartijas.

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¿Cómo sucede el trasvase del marco institucional de la formación en danza a este otro espacio más popular?

Al principio, con la compañía intentaba ir por la vía institucional, pero llegó un punto en el que me desencanté. Me pareció que el concepto de alternativo había perdido su identidad dentro de la sociedad. Frente a un sistema totalitario, el arte sirve para darnos otras respuestas o formular otras preguntas, para agitar y cuestionar, y yo veo que el arte, desde hace un tiempo, dejó de poner en cuestión muchas cosas.

Viendo lo saturada que está la convocatoria para la Red de Teatros Alternativos, me di cuenta de que mucho de lo que se autodenomina como alternativo no lo es. Y yo tampoco lo soy tanto, porque estoy dada de alta como autónoma, contrato a mis trabajadoras y me contratan ayuntamientos. Lo que no hago es pedir subvenciones o adaptarme a lo que la institución quiere de mí.

Tu proyecto musical como Bewis de la Rosa sigue un modelo autogestionado. Ahora hablábamos de lo alternativo. ¿Qué diferencia hay entre lo alternativo y la autogestión?

Para mí, la autogestión significa que el proyecto tiene un inicio y un final en sí mismo, es decir, que se autorregula, tanto a nivel de financiación como de personal. Intento que en el equipo cada una sepa cuáles son sus tareas y que todas seamos responsables. Para mí, esa es la autogestión: responsabilidad para con el común, entender qué rol tiene cada una y organizarse de manera sana, sin imposiciones externas.

Alternativo tiene más que ver con el discurso. Ser alternativa a las líneas normativas del discurso, incluso a las que el propio sistema etiqueta como alternativas. Ahora mismo, se puede hacer una obra feminista normativa, que no tenga una forma transformadora, alternativa a la que ya conocemos. Hay temáticas que se relacionan con lo alternativo, pero hay que ir más allá. Hay un texto en el fanzine de ‘Amor más que nunca’ que se llama ‘La alternativa de la alternativa’. Cuando crees que estás siendo alternativa con tu propio pensamiento, es cuando más tienes que cuestionarte.

Tu proyecto está cargado de acciones que rompen con la lógica de la industria musical, como la venta del ‘no-vinilo-tomatera’. ¿Cuál dirías que es tu posición/relación frente a esta?

Intento encontrar un camino coherente. Hay aros que decido no pasar, hay otros que los observo y valoro qué me puede aportar la industria musical, siempre sin perder la coherencia, pero también entendiendo que somos seres en transformación. Realmente, no considero que esté dentro de la industria musical.

El proyecto de Bewis es una excusa para vivir la vida que quiero vivir, que es conocer gente, viajar, generar un canal comunicativo donde se promueven valores de comunidad, de salubridad, de comunión con el entorno. La industria ve que hay una necesidad generacional de hablar de todo eso y lo integra. Mientras no me lo perturbe…

Para no perturbarme, he montado mi propia oficina con gente con la que llevo trabajando mucho tiempo; no he querido acceder a ninguna agencia de personas que no conozco; me doy la paciencia de ir acogiendo personas al proyecto según las necesidades, y, como equipo, trabajamos desde la comunicación no-violenta, entendiendo la situación personal de cada una.

Yo no considero que sea parte de la industria musical porque no estoy haciendo industria, no lo hago desde ahí. Hago prácticas que también hace la industria, como dar conciertos o grabar un disco, pero las intenciones son distintas.

Bewis de la Rosa
La artista Bewis de la Rosa. Fotografía cortesía de la autora.

¿Cómo defines el rap rural?

El rap es un lenguaje que habla de una manera muy cruda y poética, desde una crítica hacia la sociedad normativa, desde los márgenes. Por otro lado, está lo rural: tiempos mucho más lentos, la recuperación de tradición, la conexión con las personas mayores. Asociando esos conceptos, el rap, en vez de hablar de las problemáticas de los distritos y de las urbes, habla de las áreas rurales.

También intento investigar en los ritmos; por ejemplo, cómo hacer un rap con castañuelas, como en ‘Manifiesto’, o con un compás de seis por ocho en vez de cuatro por cuatro. A nivel estético, cojo el cliché del rapero, de la rapera, que está muy relacionado con el imaginario yanqui, y lo traigo a mi realidad.

A esta reflexión sobre lo rural se le suma una crítica al amor romántico. ¿Cómo sientes que se entrelazan estos dos ejes?

Esa crítica forma parte de ‘Amor más que nunca’. Con el proyecto de Bewis de la Rosa utilizo todos los lenguajes en pro de la comunicación y, en concreto, desde el rap rural. Publiqué ‘Amor más que nunca’, pero ahora estoy creando otro disco. En este primer álbum defiendo que el amor es una manera de estar en el mundo y de accionar; abogo por un cambio no violento, desde la apertura; cuestiono las maneras románticas y monógamas que nos han enseñado.

La monogamia no está solamente en las relaciones, sino en nuestra estructura mental. Cuando haces que tu vida gire en torno a la de otra persona y viceversa, cuando esa relación termina, te quedas sin red afectiva. Sobre todo eso habla ‘Amor más que nunca’.

El día de tu concierto en Vociferio hará justo un año desde la publicación del álbum. ¿Qué resaltarías de este año de vida? ¿Cuál ha sido el mayor aprendizaje?

He aprendido que hay que ir aterrizando las cosas a medida que pasan. Agradecer, bajar a tierra, no ir por delante de lo que sucede. También he aprendido a confiar en mi instinto y a percibir mi proyecto como algo bendecido.

¿Tendremos alguna novedad respecto a tu proyecto en este 2024?

Justo para el aniversario del disco voy a sacar el último videoclip, el de ‘Manifiesto’. Después, estaremos girando todo el verano y habrá un fin de gira potente, e igual surge alguna acción.