Convocante: Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Mislata
Dotación: 16.000 € en total
Plazo de admisión: hasta el 7 de octubre de 2021
Modo de presentación: online
Los Premios Adquisición de la Biennal de Mislata Miquel Navarro se ponen en marcha y abren convocatoria de artes visuales con compromiso social hasta el 7 de octubre. Las dos obras premiadas recibirán 6.000 € y serán exhibidas junto a las 8 finalistas en el Centro Cultural Carmen Alborch.
Los Premios compromiso social en las artes visuales son una iniciativa de la BMMN Biennal de Mislata Miquel Navarro convocados por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Mislata. La convocatoria tiene como objetivo seleccionar diez obras, otorgando dos premios de adquisición con 6.000 € y ocho premios de exhibición que recibirán un importe de 500 € para cubrir las necesidades generadas por la participación. Así, las diez obras formarán parte de una exposición en que tendrá lugar durante los meses de diciembre de 2021 y febrero de 2022 en Mislata. La edición de la BMMN 21 está comisariada por Alba Braza.
Las bases de la convocatoria piden al jurado, que estará formado por personas expertas en arte y representantes institucionales, que preste especial atención por aquellas obras presentadas que aborden en su planteamiento una reflexión sobre el cambio y la transformación, dando cabida a la amplitud de interpretaciones que abarquen las causas y las consecuencias de las mutaciones en diferentes ámbitos (personal, social, urbanístico o ambiental). El formato y la técnica de las obras es libre, pero éstas deberán ir necesariamente ancladas a la pared.
A la convocatoria se puede presentar cualquier persona física y jurídica, mayor de edad, de cualquier nacionalidad o lugar de residencia. Con esta iniciativa, el Ayuntamiento de Mislata aspira a engrosar la colección de arte contemporáneo municipal, que ya cuenta con algunos de los nombres más destacados del panorama artístico nacional. Desde 2016, que Mislata recuperó una iniciativa original de hace cuatro décadas, la Biennal ha estado apadrinada por el artista local Miquel Navarro, de renombre internacional, que todavía reside en el municipio, y cuyo taller será convertido en sede cultural de la ya existente Fundación Miquel Navarro en los próximos años.
Cabe recordar que la Biennal de Mislata se conforma de convocatoria de premios de adquisición (en años impares) y de premios de arte público (en años pares). La anterior edición de artes visuales con compromiso social abordaba el tema de la memoria; y la última convocatoria de arte público, de 2020, por las condiciones especiales de esta etapa de pandemia, ha dejado cinco instalaciones en el entorno urbano, que se podrán contemplar hasta 2022.
Alba Braza: «Mi planteamiento en la BMMN ha estado siempre alejado de la idea de festival, desvinculado del deseo de modificar el paisaje urbano y revalorizarlo con obras de arte»
A propósito de esta nueva convocatoria, conversamos con la comisaria Alba Braza sobre algunas cuestiones relativas a la naturaleza de este certamen bianual, y también con Manu Blázquez, artista galardonado en la pasada edición.
La morfología de la Biennal de Mislata en la edición del año pasado mutó desde un carácter efímero, de apenas unos meses, hacia una propuesta de arte en el espacio público con vocación de permanencia. Se cumple un lustro de esta etapa, durante el cual las calles de Mislata han acogido a un buen número de manifestaciones artísticas. Visto con esta perspectiva, ¿qué balance haces de este proyecto y sus resultados durante este tiempo?
Alba Braza: Efectivamente ha habido un cambio importante. Tras la última edición de Premios de Arte Público, consideramos adecuado la reducción del número de proyectos a seleccionar y así aumentar la dotación del premio, lo que no consideramos fue ampliar el tiempo de permanencia en el espacio. Esta cuestión ha entrado en juego por la incertidumbre que la presencia de la covid-19 ha generado en tantos ámbitos de nuestra vida y trabajo.
Esta ampliación temporal ha sido una oportunidad para reforzar la idea de bienal, entendida como iniciativa que sucede cada dos años, pudiendo tener así tiempo para generar activaciones, material educativo y otras iniciativas con la calma que se requiere y con ventaja para sortear las restricciones sanitarias.
Mi planteamiento en la BMMN ha estado siempre alejado de la idea de festival, desvinculado del deseo de modificar el paisaje urbano y revalorizarlo con obras de arte. Desde el inicio hemos querido ofrecer una convocatoria pensada para obras que se integran en el territorio, en su contexto urbano y social con capacidad de intervenir únicamente en las relaciones sociales que allí se dan. El tiempo que se requiere para esto no es algo cerrado ni preestablecido, basta considerarlo a priori de la fase de proyectación de la obra.
Una vez transcurrido los dos años, volverá el carácter efímero de BMMN. Solo quedará la obra adquirida, ’10 pinturas grises y una constelación de fondo’, de Manu Blázquez, pero esta cambiará su ubicación pasando a ser expuesta permanentemente en un espacio interior de las dependencias municipales.
En tu obra ’10 pinturas grises y una constelación de fondo’ hablas de un acto de comprensión y descomprensión, de la pintura sobre lienzo a la pintura mural, de lo visible y de lo oculto en una urna de cristal que no permite verlo todo. También de algunos referentes, como el cielo estrellado, visible o no visible según el grado de contaminación lumínica; los planos inclinados de cemento del nuevo cauce del río Turia, cercano a Mislata, visibles o desapercibidos según la velocidad; y las compuertas de riego de la acequia que fluye bajo la ciudad, visible o imperceptible según el caudal.
En un escenario a largo plazo, ¿cuál crees o cuál te gustaría que fuese la lectura más común de tu instalación por parte de la ciudadanía de Mislata?
Manu Blázquez: Me gustaría que esta obra se leyese sencillamente por lo que es, una serie compuesta de 10 pinturas que presenta un gradiente ordenado de grises. Sin lugar a dudas, las relaciones o conexiones que he establecido, a posteriori, pueden servir como hoja de ruta para la interpretación de la misma. No obstante, me parece más interesante que esta dimensión pertenezca a la imaginación de cada persona.
En una de mis primeras visitas al IVAM me fijé en un objeto extraño ubicado en una esquina del espacio expositivo, al deambular por el museo me di cuenta que este particular dispositivo se repetía por todas y cada una de las salas. De alguna manera, sintetizaba muy bien lo que para mí, en aquel momento, suponía una pieza de arte contemporáneo, además mi imaginación desarrolló toda una serie de interpretaciones y lecturas alrededor del mismo.
Meses más tarde, me di cuenta que no se trataba de una instalación permanente, sino de un tipo de medidor de humedad muy común en los museos. Al reconocer este uso concreto, el artefacto perdió, aún atrayéndome su aspecto formal, el lado mágico y misterioso que para mí tenía. Aquel que me llevó a pensar que este objeto registraba en tiempo real algún tipo de comunicación con el más allá.
Mi mayor deseo es que ’10 pinturas grises y una constelación de fondo’ conserve siempre esa magia para descomprimir múltiples, variadas y disparatadas lecturas.
Más información y bases completas
MAKMA
- Vinz y Ana Karina proponen en el MuVIM una reflexión existencial fragmentada en cuatro estaciones - 19 diciembre, 2024
- ‘Juegos de Bauhaus’: Taiat Dansa sumerge a la audiencia infantil del TEM en las vanguardias - 17 diciembre, 2024
- Antonio López y José Luis Alcaine, en unas jornadas sobre Víctor Erice - 13 diciembre, 2024