#MAKMAArte I Entrevista
‘Juntar las casas’, de Carlos Domingo
Comisariado: José Luis Clemente
Espai d’Art Contemporani ‘El Castell’ (E CA) de Riba-roja de Túria (València)
Cisterna 28, Riba-roja de Túria (València)
De febrero a abril de 2023
Carlos Domingo diríase que proyecta en su trabajo las paradojas que a él mismo le constituyen. Es un hombre de apariencia frágil que, sin embargo, posee como un núcleo central firme, lo que le permite irse por las ramas teniendo como base unas sólidas raíces.
Esta solidez aparece igualmente en su conversación, que desarrolla por cauces mansos, dejando que la corriente de las palabras vaya conformando la torrentera de reflexiones que agitan su obra. De ahí que los objetos cotidianos con los que trabaja destilen esa misma paradoja de lo aparentemente insignificante que, de pronto, adquiere el misterio de lo trascendente.
En ‘Juntar las casas’, la exposición que en estos momentos acoge el E CA de Riba-roja de Túria (València), Domingo se hace eco de la tensión que provoca el diálogo entre la cultura y la naturaleza; entre el artificio y la fuente de la que se nutre la necesidad humana para poder habitar el mundo.
Por eso alude constantemente a la fragilidad, delicadeza, incluso lo etéreo -presente en su universo plástico-, junto al peso, la fuerza de lo terrenal o la presencia física de la materia, como dos polos, más que opuestos, funcionando al modo del sístole y diástole de los latidos del corazón. A continuación, recogemos algunos de sus pálpitos.
Cómo te surge el título de la exposición, ‘Juntar las casas’.
El título hace referencia al proceso en el que pequeños asentamientos o poblaciones, diseminados por la orografía de la Grecia clásica, fueron agrupándose para terminar formando la Polis. Sinecis o sinecismo es el término que le da nombre y que podría traducirse por juntar las casas. El interés por este asunto viene más por las implicaciones socioculturales que supone la vida en común que por la cuestión meramente arquitectónica o urbanística.
Juntar casas, como tú muy bien has llegado a explicar, es un primer acto civilizatorio, porque supone una fractura con la naturaleza. Sin embargo, una vez juntas, hemos llegado a una situación en la que hay gente que no conoce siquiera a su vecino de finca. ¿Habría que darle otra vuelta de tuerca civilizatorio a esta reunión de casas?
El aislamiento social de las grandes ciudades es tan solo una de estas implicaciones. Como dices, la exposición plantea una reflexión sobre la ciudad como principal escenario de civilización, pero la mayoría de las obras plantean una aproximación a la idea de ciudad, o mejor, del hecho constructivo, como metáfora de la experiencia vital del individuo, en relación a los demás, pero, sobre todo, consigo mismo.
En tu exposición hay objetos cotidianos, como azucarillos, moldes de madalena o unas simples gorras que, de pronto, adquieren como un ánima distinta en tu obra. ¿Qué son para ti los objetos?
Constituyen la primera referencia para la elaboración de una obra. Unas veces son objetos ya existentes sin manipular (al menos físicamente). Otras, construyo maquetas que dan forma a una idea previa para hacerla física y jugar con ella.
En cualquiera de los casos, el interés reside en la energía que las personas depositamos sobre los objetos. Una circunstancia que se aprecia en la escala reducida de lo cotidiano, que permite hacerlo aprehensible y observable desde múltiples puntos de vista.
El colibrí es un ave muy frágil, de apenas 20 gramos que, sin embargo, adquiere relevancia en tu obra. ¿Por qué ha llamado tu atención?
En mi trabajo, las referencias animales, también vegetales o minerales, son útiles por su valor metafórico. Esta idea de ligereza a la que aludes está presente en muchas de las obras, habría que añadir además sus sinónimos: fragilidad, levedad o delicadeza, también lo etéreo.
Por supuesto, no podemos fijarnos en esta cuestión sin confrontarla con sus contrarios: el peso, la fuerza de lo terrenal o la presencia física de la materia. Me parece muy estimulante cómo los elementos constructivos más elementales (bigas, arcos…) pueden trabajar por compresión/gravedad (estereotomía) o por tensión/aire (tectónica).
También aparecen unas figuras bajo la denominación de ‘Infinitos’, que recuerdan la famosa cinta de Moebius que luego utilizó Escher para sus figuras imposibles. ¿Qué te atrae de esos infinitos?
Los infinitos que pueden verse en la exposición plantean alguna que otra paradoja, bien por su aspecto blando y dúctil, bien por presentar un desajuste en su continuidad formal, tan solo restituida por el color (a veces luz-aire, a veces pigmento-materia).
Cualquier aproximación a este tema pone de manifiesto el interés por la cuestión del tiempo y lo transcendente, en mi caso, no sin cierta perplejidad. Resulta especialmente interesante indagar en cómo una magnitud física, un concepto matemático, puede albergar una carga simbólica tan amplia.
En tu obra destaca el carboncillo y el grafito, pero ahora has añadido colores más vistosos. Wittgenstein decía que los colores incitan a filosofar. ¿Es tu caso o aparecen por otras razones?
Pues algo de eso hay. En mi caso, el empleo del color reside más por su capacidad simbólica que por sus cualidades físicas, aunque ambas realidades son indisociables. Siempre me han interesado las gamas cromáticas que proporcionan los propios materiales de la obra y menos su uso como herramienta para la representación.
Juntando casas aludes a la naturaleza que ha debido ser agredida para construir en medio de ella. ¿De qué modo dialoga tu obra con esa naturaleza violentada?
La motivación de mi trabajo no está tanto en la cuestión ecológica como en los interrogantes que se plantean cuando nos interpelamos a nosotros mismos, como individuos, pero también como especie. Frente a la naturaleza, la cultura actúa como fuerza de domesticación y afianza la idea de ruptura con el medio natural.
Tu obra alcanza cierto misterio a causa de la fuerza que extraes de los elementos cotidianos que utilizas. ¿El verdadero misterio está en lo visible de las cosas, visión que desatendemos y de la que tú te haces eco?
Sí, parece que señalar o, diría mejor, desvelar otros caminos en la comprensión de una misma cosa es una tarea recurrente en mi trabajo, pero no es una preocupación muy consciente.
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