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Cate Blanchett
Premio Goya Internacional 2022
Palau de les Arts
Avda. Professor López Piñero, 1. València
Sábado 19 de febrero de 2022
La rueda de prensa con Cate Blanchett duró exactamente 33 minutos y 10 segundos. Un encuentro cronometrado que dejó muchos brazos en alto pidiendo el turno de preguntas que quedaron definitivamente en el aire. Es lo que tiene recibir en el Palau de les Arts de València a una actriz galardonada con el primer Goya Internacional por su sobresaliente carrera, cuya sola presencia despierta la expectación de las figuras solemnes a las que se les perdona la brevedad, porque el halo que desprende lo llena todo, supliendo el vacío que dejan incluso sus respuestas evasivas.
Blanchett empezó alabando el cine español “para mí, una influencia fundamental”, no solo por la obra de Pedro Almodóvar, dijo, sino también por el cine de Guillermo del Toro o de Alfonso Cuarón. “A Pedro lo conozco desde hace 20 años. Llevábamos mucho tiempo hablando de la posibilidad de trabajar de forma conjunta y, de repente, hemos encontrado este proyecto [la adaptación de ‘Manual para mujeres de la limpieza’, de Lucia Berlin] que es como una bendición, que nos apasiona a los dos y que me permite entrar en ese universo tan propio de Pedro”.
Luego, preguntada por cuál de los numerosos premios recibidos se decantaría, no lo dudó, arrancando las risas y los aplausos de una prensa entregada a su glamour y elegancia: “Uno de mis premios favoritos es el Goya que me van a dar hoy, por supuesto”. Dicho lo cual, precisó: “He de señalar que tengo una edad como para poder decir que ya poseo una carrera y espero que esa carrera siga avanzando y me lleve por nuevos derroteros y en múltiples direcciones”.
Blanchett, sin perder en ningún momento la compostura, abundó en su carrera: “Es muy fácil, cuando uno echa la vista atrás, pensar que la carrera creativa es una línea sencilla y con una dirección clara, pero lo cierto es que el camino creativo está lleno de desviaciones muchas de ellas aleatorias. Vengo de Australia, donde tenemos una industria de cine que es pequeñita, y de he decir que estar aquí en Valencia recibiendo un premio de la Academia española para mí significa muchísimo, porque quiere decir que lo que yo hago llega a un público y a una cultura diferente, de una manera que no lo esperaba”.
Sobre el papel de las academias y los festivales de cine, Blanchett quiso destacar su importancia. “Más allá de las alfombras rojas y los premios, hay un trabajo de apoyo a la industria, que el público en general no tiende a ver, pero que es fundamental, porque ayuda en los procesos de financiación y son mentores a la hora de mirar hacia el futuro”.
Un futuro que la actriz situó en el horizonte presente de los movimientos sociales y culturales, citando los casos de Black Lives Matter o el movimiento Me Too, “que hay que entenderlos e incluirlos”, inclusividad, añadió, “que ha de realizarse a todos los niveles”. La apostilla volvió a levantar aplausos: “Y, lógicamente, que la Academia española me haya dado el premio, demuestra que mira al futuro y que es muy moderna”.
Del teatro dijo que era para ella “como una droga; es donde el actor tiene una versión más directa de interactuar con el público”. Lo dijo antes de sorprenderse por una cuestión relacionada con sus dos últimos personajes en las películas ‘No mires arriba’ (‘Don’t look up’, de Adam McKay) y ‘El callejón de las almas perdidas’ (‘Nightmare Alley’, de Guillermo del Toro), en los que interpreta a sendas mujeres frías y perversas.
“Si usted considera”, dirigiéndose al periodista, “que los dos personajes son fríos y calculadores será una apreciación que tenga el público, pero creo que son personajes complejos y diferentes entre sí. Que se me encasille o no en ese papel, bueno, yo soy actriz y no me estoy interpretando a mí. Espero que la gente sepa que yo no soy así”.
Luego, preguntada por el papel de las redes sociales a la hora de juzgar, e incluso condenar, a directores como Woody Allen por supuesto acoso sexual, ligado al hecho de su interpretación en ‘No mires arriba’, donde encarna a una periodista televisiva entregada al cotilleo morboso en las redes, Cate Blanchett se limitó a decir, de forma evasiva, que “lo único que puedo decir es que sí, efectivamente, he trabajado con él [Woody Allen] en la película ‘Blue Jasmine’”.
Tras el ligero sobresalto, la actriz volvió a ofrecer explicaciones ligadas a su doble faceta de intérprete y productora. “A toda la industria le beneficia tener diversidad a ambos lados de la cámara. Esa diversidad nos permitirá tener productos, y odio la palabra producto, mucho más cultos y diferentes. Me apasiona producir proyectos para otras personas”.
Y abundó en ello: “Cuando pensamos en el productor, no tenemos que hacerlo únicamente como la persona que aporta el dinero, sino en las conversaciones que mantiene con todos más allá de la financiación. Por otro lado, las personas piensan que los actores somos marionetas y que simplemente repetimos las líneas que nos dan. Creo que muchos se llevarían una sorpresa, porque los actores tenemos un enorme interés por saber cómo funciona todo; tenemos un papel activo a la hora de dar forma a la película que se está creando”.
Sobre su manera de adentrarse en los personajes que encarna, Blanchett apuntó que además de los directores con los que ha trabajado, “tienes un guion que te sirve como base para crear el personaje; las palabras me dan forma a los personajes, me ayudan, aunque luego venga el director con su investigación detrás”.
De Guillermo del Toro dijo que había una cosa que le encantaba de él “y es que genera toda una historia, el trasfondo que tiene cada personaje psicológicamente, con una gran riqueza de detalles”. Luego, añadió, “hay otros departamentos, que no se les da la consideración que se merecen, como por ejemplo el de vestuario, pero que a mí me ayuda a entender físicamente al personaje: cómo se va a mover, qué aspecto va a tener”.
¿Está en peligro el cine después de la pandemia por culpa del Covid-19? “El cine ya estaba en peligro antes de que empezara la pandemia”, respondió. “Durante 18 meses, la mayor parte de nosotros hemos estado consumiendo contenidos principalmente a través de las redes y esto obviamente tiene un efecto. Los monopolios no son buena idea, son siempre peligros”, subrayó.
“También hay que reconocer”, continuó diciendo, “que las plataformas han dado una serie de oportunidades de financiación a determinados artistas y proyectos que hay que valorar positivamente. Las obras, en cualquier caso, se deberían ver tal y como se han proyectado”.
Hace poco, hablando con el director mexicano Alfonso Cuarón, dijo que le preguntó acerca de cuándo fue la última vez que había visto una película de Ingmar Bergman en pantalla grande, lanzándole la siguiente interrogante: “¿Por verlas en una pantalla pequeña o en el ordenador, consideras que sus películas son menos cine?”
Y prosiguió ella misma ofreciendo esta explicación: “El cine se nutre de grandes ideas, da igual el tamaño de la pantalla si las ideas son grandes. Dicho esto, no debemos convertirnos en esclavos de un modelo serializado en el que se pierde el valor de la historia y de los personajes simplemente para cumplir con un modelo único”, concluyendo así la rueda de prensa. Luego se levantó y, como si hubiera sido una aparición fantasmal, desapareció lánguidamente por el ascensor que la condujo hasta el piso superior del Palau de les Arts.
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