Crimea, por Cazadoras Asociados
Café Malvarrosa
C / Historiador Diago, 20. Valencia
Hoy viernes 28 de marzo, de 20.00 a 23.00 horas
Ya habían hecho una exposición express en una finca por la Petxina, ocupando las paredes de la escalera y vendiendo alguna que otra pieza entre subidas y bajadas de piso. Ahora repiten experiencia, tras haber pasado un cierto tiempo que se les hacía largo. Reunidos en el Café Malvarrosa, barruntando proyectos que no terminaban de ver la luz, decidieron espolear el ánimo con un arranque súbito. José Morea propuso una exposición sobre Crimea, porque allí terminó la segunda gran guerra y parecía iniciarse la tercera, y motivados por tan explosiva declaración de intenciones el colectivo Cazadoras Asociados se puso manos a la obra. El resultado, fruto de ese trabajo express, se verá hoy viernes en el Malvarrosa: 12 obras de 12 artistas con el conflicto ucraniano como excusa creativa.
“Crimea se plantea más como concepto, que como cuestión política”, explica Morea, que tampoco descarta el trasfondo ideológico, porque “a los artistas nos preocupa lo que pasa a nuestro alrededor”. Y lo que pasa allá a lo lejos, con Rusia volviendo a aparecer como el malo de una película con enrevesada trama, ha servido de acicate a los artistas de Cazadoras Asociados, mezcla de sustantivo femenino y adjetivo masculino como prueba de la contradicción que motiva al grupo. Un grupo formado por 18 artistas de diferentes estilos y motivaciones que, reducido para esta ocasión a 12, han encontrado en Crimea el objeto de sus respectivas propuestas plásticas.
Juegos de palabras
Las hay, lógicamente, de todas formas y colores: “Desde el pop a la abstracción lírica, pasando por la figuración fría”, según revela Joan Verdú, que junto a Ximo Amigó, Julio Bosque, Calo Carratalá, Toni Doménech, Marcelo Fuentes, Antonio Girbes, JARR, Guillermo Peyró Roggen, Manolo Rey, Pepe Romero y el propio José Morea, conforma la docena de Cazadoras Asociados en torno a Crimea. Los desastres bélicos siempre han concitado la mirada entre estupefacta y crítica de los artistas. Quizás porque lo real de la experiencia humana, en tanto hábitat de lo incognoscible, es después de todo el motor de la creatividad: de la nada, o partir de su experiencia, nacen a duras penas ciertas pinceladas de vida.
Joan Verdú, por ejemplo, se centra en el juego de palabras. De manera que Crimea deja de ser Crimea, para convertirse en A crime por la simple traslación de una de sus letras. Y, así, el crimen, sin duda triste paisaje de todo conflicto bélico, aparece como una de las referencias mayores en la obra express de Verdú, amortiguador jocoso de ese fondo real que nubla el pensamiento durante la guerra. José Morea también hurga en la llaga del dolor con cataplasmas lingüísticas. En su caso, Crimea se transforma en Lacrimea. Una lágrima roja fruto de la herida abierta en la extinta Unión Soviética, de la que sigue manando un río de sangre roja.
Nada corriente
Como señalan Morea y Verdú, cada cual ha tratado el tema de Crimea a su manera, a veces con alusiones más o menos directas, o bien abordando la irrupción de la nueva bestia con veladuras, metáforas o abstractos acercamientos. “No somos una corriente artística, porque cada uno es de su padre y de su madre, pero sí es verdad que solemos crear en torno a determinadas temáticas”, apunta Joan Verdú. En este caso, Crimea, como antes lo fue el tema de la escalera. Y luego vendrán otros. De hecho, ya tienen prácticamente cerradas las dos próximas exposiciones express, que prefieren no adelantar. Una en el refugio del Instituto Lluis Vives y la otra… “Mejor no lo pongas, porque falta sellar el acuerdo”, apunta Verdú.
“Huyendo de lo comercial”, explica Morea, Cazadoras Asociados busca mediante todas estas intervenciones plásticas de un solo día, que el arte se salga de las vías convencionales para iluminar otros derroteros, otras salidas de madre. El Café Malvarrosa, donde ahora suelen reunirse después de hacerlo en el antiguo estudio de Paco Bascuñán, será el nuevo laboratorio de experimentación de este inquieto, cáustico, dubitativo e imprevisible colectivo de artistas ahora en pie de guerra. Mejor dicho, a pie de guerra. Les duele lo que pasa y van y lo pintan.
Salva Torres
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