#MAKMALibros
Entrevista al profesor Cazim Hadzimejlic
Con motivo del Día de las Bibliotecas
Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil
Ministerio de Cultura
24 de octubre de 2023
Desde 1997 celebramos el Día de las Bibliotecas a iniciativa de la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil y del Ministerio de Cultura, como recuerdo del bombardeo de la Biblioteca de Sarajevo y la importancia en la defensa por el patrimonio cultural de todos los pueblos.
Por esta razón, hoy nos queremos sumar a la conmemoración de esta fecha desde el testimonio del profesor Cazim Hadzimejlic. Experto en libro antiguo y defensor activo del patrimonio, es Profesor Titular en el Departamento de Conservación y Restauración de la Academia de Bellas Artes de la Universidad de Sarajevo. Como reconocimiento de su gran contribución a la ciencia y el arte, ha recibido números galardones, entre otros, el Premio Internacional-UNESCO Turskav (2016) por la preservación de la cultura, el arte y la caligrafía y la protección del patrimonio cultural.
Es autor de más de 160 proyectos artísticos y de conservación-restauración en museos, bibliotecas, institutos y colecciones privadas, tanto en Bosnia como en el resto del mundo. Miembro del círculo ciudadano de la Fundación ACM de Sarajevo, desde 2014 es profesor de Caligrafía en el Departamento de Lengua y Literatura Árabe de la Universidad de Zenica.
Él junto a otras personas ha contribuido a divulgar el sentido universal de las bibliotecas y, a través de este encuentro para la revista MAKMA, queremos tejer redes desde Valencia para participar de este camino. Para la realización de esta entrevista queremos agradecer la valiosa colaboración de Esma Kučukalić, periodista y doctora en Derecho, autora del libro ‘Ciudadanía y Etnicidad en Bosnia y Herzegovina’.
La celebración del Día de la Biblioteca en España es también un recuerdo del bombardeo de Sarajevo y de la terrible destrucción de la cultura escrita en ese momento. ¿Qué significa este gesto por parte de la ciudadanía española hacia el pueblo de Sarajevo?
Cuando hablamos de la Biblioteca Nacional de Bosnia y Herzegovina, conocida como Vijecnica, es importante recordar que fue construida como ayuntamiento en la época austrohúngara y que por la devoción y el respeto hacia el libro fue convertida en la Biblioteca Nacional y Universitaria. Irradiaba belleza, tanto desde el aspecto arquitectónico y el más especial, el de sus fondos con cientos de miles de libros, ejemplares únicos, incunables, característicos de la grandeza del arte y las ciencias de Bosnia y Herzegovina, así como de Yugoslavia y de la región.
Las Bibliotecas en sí están entre las instituciones más significativas de los pueblos, naciones, estados, culturas, civilizaciones. Templos que reflejan, valorizan, contienen en forma escrita y a través de diferentes idiomas todos los saberes que esos pueblos han producido, creando ese patrimonio cultural intangible.
El gesto del pueblo español con su recordatorio a nuestra Biblioteca es muy significativo para todos aquellos que nos dedicamos a los saberes, a la cultura, que acunamos libros, que preservamos los archivos porque, de una parte, reconoce y pone en valor el tesoro que representó esta institución y el patrimonio cultural de Bosnia y Herzegovina, pero a su vez, es un gesto que envía un poderoso mensaje contra la destrucción de la los bienes inmateriales de los pueblos y naciones, y por la prevención de la cultura y la salvaguarda de su legado. Con ello, como ciudadanos de Bosnia y Herzegovina queremos enviar un mensaje de agradecimiento y sirva para ello, esta entrevista.
¿Cómo recuerda ese momento? Según la información publicada en los últimos años, el hombre que ordenó el disparo de los proyectiles incendiarios había sido un usuario habitual de la biblioteca. Fue un profesor universitario, especialista en las obras de Shakespeare. Esta acción es un símbolo de la barbarie de la guerra.
Mis recuerdos previos a su destrucción se remontan a mucho antes, a mis trabajos de investigación en la Biblioteca, mis préstamos de libros, el uso de sus salas de lectura. Todo el edificio, pero de forma especial su corazón, los grandes pasillos que contenían los fondos bibliotecarios, emitían una energía positiva, una sensación poderosa como lo es la energía del conocimiento.
Las personas que ahí trabajaban, si lo miramos desde el aspecto profesional, para quienes aquel espacio representaba un puesto de trabajo, su sueldo, su día a día trabajando con ese tesoro cultural… es una sensación terrible pensar que alguien es capaz de cometer un hecho tan atroz habiendo tocado esas maravillas, habiendo visitado la Vijecnica en su esplendor, ya fuera como un responsable, un usuario o siendo un simple visitante.
Ahí no fue incendiada la cultura y por ende la historia de los musulmanes o los bosniacos, sino también la de los croatas, los serbios y todos los pueblos que vivieron y viven en Bosnia y Herzegovina. Qué vergonzoso es que, en ese hecho bárbaro, aquel que lo ordenó, destruyó el legado, las obras, la cultura de su propio pueblo y de él mismo.
Hay que decir que, junto a la VIjecnica, también fue incendiado el Instituto Oriental de Bosnia y Herzegovina, con la destrucción de más de 300.000 ejemplares de incunables en diferentes idiomas desde alemán, francés inglés a 5.263 códices manuscritos en varios idiomas, como el otomano, el persa, el árabe, hebreo, español antiguo que hacían de la colección de archivos y manuscritos del Instituto Oriental de la Universidad de Sarajevo la colección más rica de los Balcanes, y del Este de Europa que se perdieron irremediablemente en las llamas. Una vez extinguido el incendio, cuando el equipo entró a los depósitos y hemerotecas, sólo quedaba el polvo de aquellas joyas, destruidas con munición precisa e incendiara.
El incendio de 1992 destruyó cientos de miles de libros y numerosos incunables. Varios miles de volúmenes se pudieron salvar en los primeros momentos del incendio, cuando los trabajares de la biblioteca, arriesgando sus vidas, empezaron a arrojar libros y documentos por las ventanas. ¿Fue fundamental en aquella época la labor de las y los bibliotecarios?
La biblioteca como es común en este tipo de instituciones, tenía su especificidad en cuanto a las medidas de protección de las obras en las que cooperaba: desde el personal de entrada, al equipo de bibliotecarios, archivo, restauración, dirección y demás departamentos.
La conciencia respecto del valor de esas obras hizo que el equipo las intentara salvar en las circunstancias más duras, incluso con sus vidas, aunque fuera arrojando los libros por la ventana, llevándoselos en cajas bajo la metralla y el fuego, y muestra el enorme grado de sensatez, compromiso y capacidad extraordinaria de la gente que ahí trabajaba.
La protección del patrimonio cultural, especialmente hacia el manuscrito o el libro, exige una especificidad. Lo que quedó del incendio adquiere ahora un nuevo valor y merece un lugar de recuerdo aún más especial porque es un testigo de la valentía de aquellos que con sus vidas salvaguardaron ese patrimonio, y es un mensaje y un aviso para las generaciones venideras.
En 2014, la biblioteca de Sarajevo fue restaurada y pudo reabrir sus puertas. ¿Cómo se organizó la recuperación de su patrimonio? ¿Qué cambios se incorporaron a la nueva biblioteca?
En Bosnia y Herzegovina el libro tiene un desarrollo histórico característico e importante, símbolo de su diversidad. A día de hoy, tenemos grandes autores, pero también un legado histórico muy rico y plural que contenía la Biblioteca Nacional, pero también, como he mencionado, otras instituciones, así como entidades privadas.
Es el caso de mi colección particular, legada por mis antepasados y acrecentada a lo largo de mi trayectoria profesional. Es una forma de respeto en el contexto del cuidado de esa construcción escrita que va creciendo durante siglos y pasando a formar parte del patrimonio cultural de esta región.
Es fundamental abordar la conservación de ese patrimonio cultural escrito desde la ciencia y los fundamentos de la práctica de conservación y restauración, pasando por la ampliación de fondos, incunables, haciéndolos finalmente llegar al público. En 2014, como señala, abrió la restaurada Vijecnica, pero hoy la Biblioteca Nacional y Universitaria tendrá su sede en el Campus Universitario de Sarajevo, cuya construcción se hará a partir de fondos de cooperación, y estará dotada de la tecnología más contemporánea para la protección, restauración, catalogación y digitalización de sus vastos fondos que abastece desde diferentes catálogos internacionales.
El lema de este año, ‘Tejiendo comunidades’, tiene como objetivo resaltar el papel que desempeñan las bibliotecas en la construcción de vínculos sólidos dentro de nuestras comunidades. Estas instituciones son centros de conexión y aprendizaje, donde las historias, las experiencias y el conocimiento son los hilos conductores que unen a los ciudadanos. ¿Qué mensaje te gustaría enviar a los lectores y bibliotecarios de España en el Día de las Bibliotecas?
El pueblo de Bosnia y Herzegovina tiene una sensibilidad y una tradición especial hacia el libro, incluso en el caso de los que no son lectores asiduos. Así, es común que los obsequios y las muestras de cariño y respeto se reflejen comúnmente mediante el regalo de libros más que vía otras manifestaciones.
El respeto al libro y su protección se refleja bien en la historia del Hágada de Sarajevo. Traída por la comunidad judía desde Barcelona, se cree que, en el año 1492, estuvo al borde de su destrucción en muchos momentos de la historia, pero siempre hubo gente que la protegió, a veces con su propia vida.
Hay muchos ejemplos más de obras muy importantes escritas en inglés, francés, alemán, pasando por los idiomas eslavos hasta las colecciones orientales en idiomas como el persa, el otomano, el árabe, que hoy día son parte de las colecciones de la Biblioteca Nacional y de las demás bibliotecas del país.
El libro es la encarnación del verbo sobre el papel. Es un vehículo de intercambio, comprensión, visión del mundo compartida entre naciones, culturas, civilizaciones. Es por eso crucial conservar y proteger nuestros manuscritos, libros, documentos, archivos. Y el trasfondo de esta importante fecha, con el recuerdo de la Biblioteca Nacional y Universitaria de Bosnia y Herzegovina en Sarajevo, es una gran lección.
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