Christopher Bailey

#MAKMAArte
Entrevista a Christopher Bailey, director del programa Arte y Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Periscopio València
Organizan: Ayuntamiento de València y Fundación Contemporánea, en colaboración con Fundación Cultura en Vena
Palau de la Música de València
20 y 21 de noviembre de 2024

“Ninguna canción, cuadro, baile o poema va a regenerar mis nervios ópticos. Sin embargo, las artes no solo me han permitido sobrellevar mejor mi condición, sino también abrazar la identidad de convertirme en una persona ciega”, relataba Christopher Bailey, director del programa Arte y Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a su paso por la segunda edición de Periscopio, unas jornadas llevadas a cabo en el Palau de la Música de València en las que los profesionales de la cultura y de la salud, junto a expertos de otras disciplinas, se reunieron en torno a conferencias, presentaciones de proyectos y visitas profesionales.

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“Cuando digo que el arte cura me refiero a que transforma: tiene un poder transformador para encontrar el auténtico significado personal en los acontecimientos que nos suceden, sean buenos o malos”, afirmaba en relación a su propia experiencia empleando el arte como herramienta de curación, tras su participación en la charla ‘Cultura y salud: un diagnostico global’ junto a Javier Copoví, director general de Personas con Discapacidad del Ayuntamiento de València, la catedrática Marian López Fernández Cao y Marta Espinós.

Christopher Bailey (Minnesota, 60 años) estudió en las universidades de Columbia y Oxford, así como en la Academia Americana de Arte Dramático, tras lo cual desarrolló su carrera como actor y dramaturgo profesional. Además, también es el cofundador del Laboratorio Jameel de Arte y Salud.

La premisa principal de su trabajo es ampliar la definición de salud de la OMS, según la cual la salud no es simplemente la ausencia de enfermedad, sino conseguir el máximo nivel de bienestar físico, mental y social. “Se trata de ser un ser humano completo, asegurarse de vivir una vida plena”, afirma. 

El reconocimiento del impacto positivo de las artes en la salud y el bienestar de las personas es todavía escaso, por lo que se trata de un ámbito muy poco abordado. No obstante, la base empírica que sostiene la relación entre estas disciplinas es cada día más sólida. “Se está convirtiendo en un movimiento global”, refrenda Bailey.

“Sin embargo, debemos abordar esta cuestión desde otra perspectiva. La conexión entre arte y salud se remonta a los albores de la humanidad, es Occidente el que, por diversas razones históricas, ha marcado distinciones. Pero en otras culturas nunca se ha perdido esa unidad, así que estamos redescubriendo lo que mucha gente, sobre todo en el sur global, nunca olvidó. ¿Hasta qué punto somos brillantes?”, se interroga. 

Christopher Bailey
Christopher Bailey, durante un instante de la entrevista, en Periscopio València. Foto: Paco Moreno.

Según Bailey, las artes y la salud provienen de una raíz común: la compasión. Defiende que, como sociedad, debemos luchar juntos contra la causa común, una iniciativa que ha bautizado como “la revolución del corazón”. “Es mi forma de poder ilustrar que la salud y la expresión creativa son aliados comunes para promover una cultura de la compasión”, explica.

“La pandemia nos ha demostrado que la cadena de la salud humana es tan fuerte como su eslabón más débil. Estamos juntos en este mundo y nuestras creencias están entrelazadas, así que la compasión no es solo algo bueno, es algo esencial que debemos hacer si queremos sobrevivir”, añade. Por lo tanto, la expresión creativa es esencial ya que “nos ayuda a encontrar un significado individual y colectivo y un sentido de pertenencia”.

Christopher Bailey lleva al frente de la iniciativa de Arte y Salud de la OMS desde el año 2017 y reconoce que el mayor reto al que se ha enfrentado apareció justo al inicio de este proyecto. “Estábamos cogiendo impulso y justo me diagnosticaron un glaucoma terminal que me dejó ciego”, recuerda.

Christopher Bailey
Christopher Bailey, durante un instante de la entrevista. Foto: Paco Moreno.

Esto le hizo plantearse abandonar el proyecto, sin embargo, se dio cuenta de que su condición no le impedía ayudar a otras personas. “Descubrí que mi supuesta discapacidad supone, en realidad, una ventaja, porque cuando trabajo con personas traumatizadas por alguna desgracia y les digo ‘sé cómo te sientes’, no es una expresión vacía para ellos. Sin que yo tenga que explicárselo, ven el bastón y las gafas y dicen: ‘Sí, sabes cómo me siento’. Comprueban que no vengo como un experto para ayudar a una persona vulnerable, sino que estamos en una relación entre iguales: ambos somos vulnerables y nos ayudamos mutuamente”, confiesa. 

El objetivo principal de Bailey ahora, como director de esta iniciativa, es ayudar a los Gobiernos a establecer marcos políticos y normativos para garantizar que los beneficios de su actuación lleguen no solo al mayor número de personas, sino también a las poblaciones más vulnerables y desatendidas. También trabajan la prevención de los conflictos, la recuperación tras los mismos, traumas y resiliencia. “No formaba parte del plan cuando empezamos; no esperaba trabajar esos ámbitos, pero se ha convertido en lo que con más frecuencia nos piden que hagamos”, reconoce.

Admite que, en varias ocasiones, ha tenido que enfrentarse a las críticas de los escépticos en la defensa de que las artes tienen un poder curativo. “Hay veces que, tras escuchar mi discurso, me han recriminado: ‘Las artes son meramente recreativas’. Yo les contesto: ‘Escucha esa palabra: recreación, eso es curación’”.

En el caso de una catástrofe como la que sucedió hace unas semanas en València, Bailey afirma que el arte puede desempeñar un papel importante en la salud, sobre todo mental, de los ciudadanos a la hora de hacer frente a las consecuencias. Sin embargo, asegura que los artistas deben ser los segundos en responder en estas situaciones. “Una vez que se han cubierto las necesidades básicas de la población y se empieza a asimilar la magnitud de lo ocurrido es cuando el arte puede desempeñar un papel crucial para ayudar a procesar el desastre”, explica.

Christopher Bailey asegura, además, que lo más importante en estas situaciones es tener en cuenta las necesidades de las personas y sus ritmos. “La cuestión del enfoque de las artes y la salud en una situación catastrófica es que debe ser una expresión de lo que realmente sienten las personas afectadas, no imponer lo que uno cree que deberían sentir”, concluye.

Christopher Bailey
Christopher Bailey, director del programa Arte y Salud de la OMS, en Periscopio València. Foto: Paco Moreno.