Ciutat Vella Oberta
Distintos espacios del Casco Viejo de Valencia
Del 8 al 10 de noviembre
¿Se acuerdan de Roma, città aperta, la película de 1945 dirigida por Roberto Rossellini? En ella, un grupo de partisanos se hace cargo de la resistencia en medio de la ocupación nazi. Sería exagerado comparar aquel contexto bélico con el actual democrático. Exagerado, porque entonces la resistencia se pagaba con la vida, y ahora es la vida, amenazada por la indomable crisis económica, la que está dando pie a focos de resistencia ciudadana que buscan revitalizarla, antes de que la falta masiva de pagos funda sus plomos. Es lo que ha hecho un colectivo de artistas: montar un festival multidisciplinar para que el casco viejo de Valencia recupere el alma perdida.
“Es una idea latente desde hace 20 años”, reconoce Manuel Garrido, uno de los artistas resistentes que forman parte del colectivo impulsor de Ciutat Vella Oberta. Ha tenido que llegar la furibunda crisis, para que ese proyecto latente vea la luz del día. Lo hace como respuesta al silencio administrativo, más preocupado en capear el temporal que en remar para que esto no se hunda. De manera que ahí están los cerca de 300 artistas de todo el mundo, los 43 espacios expositivos y los 34 talleres abiertos al público, dispuestos a “poner en valor el centro histórico con mayor concentración de comercios de Europa”, según destaca Julia Martínez, gerente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo de Valencia.
En el fondo, Ciutat Vella Oberta sigue los pasos de Russafart o Cabanyal Portes Obertes, otras dos sobresalientes actividades artísticas nacidas en sendos barrios emblemáticos de Valencia. “Tenemos buena sintonía con ellos”, afirma Chele Esteve, coordinadora del evento. Gracias al protagonismo de artistas y diferentes profesionales de la cultura y el comercio, este festival multidisciplinar dinamizará las calles del casco viejo valenciano hasta el domingo. Habrá mucho y de todo, desde exposiciones de pintura y fotografía hasta proyecciones de cine, pasando por talleres infantiles, cuentacuentos, recitales de poesía, performances, actuaciones musicales, visitas guiadas, intervenciones en la calle, diseño, moda, gastronomía e incluso una ruta erótica comandada por Carles Recio, que rendirá homenaje a Bienvenida Pérez colocando una placa conmemorativa en su casa de la Calle Alta.
Sin ayudas públicas (“ni las hemos pedido porque es casi imposible lograrlas”), Ciutat Vella Oberta se pone en marcha gracias a la voluntad de artistas y ciudadanos (“patrocinio de base”), y al apoyo económico, principalmente, de la Escuela Superior de Arte y Tecnología de Valencia (ESAT). Alberto Adsuara, en representación de la escuela, destaca la importancia de un festival “sin ánimo de lucro” y hecho por personas de a pie, porque iniciativas como ésta “si no parten del ciudadano, ya parece que no parten de nadie”. Dos proyectos de ex alumnos de ESAT, el ajedrez portátil de Rubén López y el videojuego Ninpo de Ismael Castellanos, Andrea Montesa y Óscar Navarro, podrán verse en el Espacio Plató de la escuela.
La Fundación Inspirarte concederá una beca de residencia para artistas en Ifitry (Marruecos) e Ibercaja acogerá una exposición colectiva que se prolongará hasta diciembre. Galerías como Cuatro, Espai Visor, Kessler-Battaglia y Punto, además de La Nau, Rector Peset, Ca Revolta, Carme Teatre e Inestable, figuran entre los espacios expositivos participantes. Artistas como Consuelo Chambó, Juanma Pérez, Ana Vernia, Mery Sales, Concha Ros, Cristina Peris o Victoria Cano abrirán sus estudios al público, en una clara muestra del espíritu que anima a Ciutat Vella Oberta: revitalizar un barrio que “muchos jóvenes desconocen de día” y que, de esta forma, permitirá “el descubrimiento de rincones singulares”, afirma con rotundidad Julia Martínez.
Las cinco rutas previstas en su mapa desplegable, cada una con su color, el naranja para las exposiciones colectivas, el amarillo para las actividades infantiles, el rosa para los estudios y talleres, el verde para el arte de acción y el rojo para el domingo erótico, convierten el casco viejo de Valencia en un nuevo barrio abierto a la participación ciudadana. Un espacio de resistencia y difusión cultural que convertirá Ciutat Vella en otro interesante laboratorio de ideas y creatividad promovido desde la base. A falta de los anunciados tiempos mejores, ya aparecen de verdad en los barrios brotes verdes.
Salva Torres
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