Con motivo del reciente estreno de ‘1898. Los últimos de Filipinas’, que cuenta con 9 nominaciones a los Premios Goya -incluyendo a Ricardo Gómez en la categoría de ‘Mejor actor revelación’-, Neus Flores entrevista para Makma al propio Gómez y a su compañero de reparto, Miguel Herrán, precedente ‘Mejor actor revelación’ en la trigésima edición de los Goya.
¿Cómo habéis enfocado vuestros personajes en ‘1898. Los últimos de Filipinas’?
Miguel Herrán (MH): Pues en principio iba a ser un cabo y acabé siendo un soldado, así que tuve que hacer cambios. Me ayudó muchísimo Karra Elejalde, y también Luís Tosar, para enfocarlo. Me basé en un cazador de una finca que iba a la guerra porque le tocaba, y que gracias a su oficio sabía disparar. Aunque cazar y disparar en la guerra no tienen nada que ver. No soy un experto en la guerra, simplemente voy con una graduación más alta sólo por saber manejar un arma, porque la mayoría iban por sorteo y no sabían nada.
Ricardo Gómez (RG): Cuando me llegó el guión, primero, antes de hablar con Salva (Salvador Caro) -porque éramos muchos, entonces en los ensayos se planificaba muy bien en reuniones individuales con cada uno y demás- yo quería darle una propuesta trabajada de cómo veía el personaje. Un poco por lo que estaba escrito me gustó mucho adherirme a que todos están muy a la contra de ir a una guerra y a me gustaba plantearle que el mío fuese el único que estaba allí realmente porque él quería. Entonces, de alguna manera, si mi personaje se diferencia en algo del resto de los soldados es por su patriotismo, por sus ganas de ganar esta batalla, sus ganas de ir y de servir a su imperio. Realmente por su convicción de que es lo que debe hacer, por ideales, básicamente.
Y, respondiendo a tu pregunta, lo he enfocado sobre lo que es ser patriota. Entiendo que es amar mi país, mi idioma, yo soy el abanderado del grupo y estoy orgulloso de ello. Eso hará que cuando se empiecen a complicar las cosas mi personaje se encuentre ante una disyuntiva importante. Y con Salva pensamos que llevar el personaje al extremo más patriota haría más interesante el desenlace.
¿Cómo ha sido vuestra relación con el director, Salvador Caro?
MH: Yo con Salva me he reído mucho. Era llegar al rodaje y había mucha broma, muy buen rollo. Aunque no puedo compararlo con Dani Guzmán, que es como mi hermano mayor.
RG: Yo con Salva he trabajado muy a gusto. Tengo que decir que no ha sido la primera vez que hemos coincidido, porque hemos trabajado juntos también para la mini-serie de Telecinco ‘El padre de Caín’, donde yo hago una colaboración especial. Es un personaje importante, pero muy pequeñito. Yo creo que nos tanteamos mutuamente y, después, llegó la llamada para este proyecto. No sólo me llevo muy bien con él personalmente, sino que a la hora de trabajar en el set es una persona que tiene las ideas muy claras y sabe por dónde quiere llevar las cosas, lo que agradezco muchísimo. Te deja un margen para que le propongas, no es obtuso. Te escucha, no se cierra, ha cogido algunas cosas mías para el personaje, se trabaja muy a gusto con él. Aunque su película es su idea y se hace lo que él quiere, tiene una personalidad y un carácter muy firme. Se lo agradezco mucho.
¿Para hacer esta película, se han utilizado ideas de la película original con Fernando Rey y Tony Leblanc?
RG: La base que tiene en común es la historia, pero por la época en que se rodó, la original es mucho de carácter propagandístico del régimen franquista, ensalza la figura del Imperio español, mientras que en la nuestra contamos la historia de un modo más objetivo. También vemos lo absurdo de esa gesta. No hay que olvidar que en los 365 días que estuvieron allí murieron 300 filipinos, y esa parte está muy olvidada en la película original.
¿Cómo esperáis que reaccione el público que aún no ha acudido a ver la película?
MH: Yo creo que se van a quedar impresionados. Sobre todo con lo que hemos visto hasta hoy en las presentaciones y pases previos. Son imágenes impactantes, y merece la pena verla.
RG: Creo que es una película que en lo visual y en lo técnico es un lujo porque está rodada con drones, con helicóptero, la mejor cámara del mercado, con un gusto por parte de Salva. El espectador que realmente le guste lo visual tiene una gran oportunidad para pasar un buen rato.
Y espero que el público reaccione y salga del cine encantada de haber visto una película de aventuras, no al uso, sino una en que la guerra se muestra en toda su crueldad, donde los diez hombres protagonistas y una mujer se humanizan, muestran sus sentimientos. Muchas veces las películas de guerra tienden a insensibilizarnos y aquí matar a un filipino deja tocado al personaje. Espero que la gente lo pase bien, pero que también piense en profundidad incluso después de salir del cine. Sería estupendo.
Miguel, ¿cómo has podido combinar el rodaje de ¨Los últimos de Filipinas¨ con el de ‘El guardián invisible’?
MH: Es que para ‘El guardián invisible’ fue solo una escena. Es muy corto. Al principio estaba cagao. No sabía ni qué esperaban, ni qué tenía que hacer, ni qué pintaba yo al lado de gente tan absolutamente gigantesca. Y, poco a poco, me fui metiendo y me fui quitando el miedo. Me acaba dando pena terminar porque me apetecía estar en el hotel, porque Luis Tosar y Patrick Cridado fueron dos de las razones por las que yo decidí hacer esta peli. Me daba repeto el reparto y a Patrick le venero como actor (y como colega me cae muy bien). De hecho, este rodaje ha sido como irse de vacaciones con la familia. Y en lugar de hacer vídeos caseros, hicimos una película.
Miguel, ¿cómo te ha influido haber ganado el Premio Goya al ‘Mejor actor revelación’ 2015 por ‘A cambio de nada’?
MH: Pues muy positivamente. Yo tenía muchas dudas sobre cómo se tomaría la gente mi trabajo, porque tenía claro que la película era buena y el trabajo de mis compañeros de reparto también, pero con el mío tenía mis dudas. Y cuando los académicos decidieron darme el Goya para mí fue una confirmación de lo que me decía Dani (Guzmán): “tu trabajo es bueno, tío. Tú vales para esto”. Fue la confirmación de que ésta puede ser mi profesión y de que no se me da tan mal.
¿Cuáles son vuestros proyectos actuales o más inmediatos?
MH: Estoy entrando en teatro, en una obra que se llama ‘Los universos paralelos¨. Lo intento porque me gustaría hacer teatro. Y también me han ofrecido un corto, que me tengo que leer, para hacer de protagonista.
RG: Pues ahora mismo estoy muy contento y muy cansado. He estado rodando la próxima temporada de ‘Cuéntame’ por las mañanas y ensayando una función que se llama ‘La Cocina’, así que he estado trabajando 16 horas diarias, pero no me quejo. He vuelto al teatro con 26 actores y un director importante, como Sergio Peris-Mencheta, en esta obra que hemos estrenado en el Teatro Valle Inclán de Madrid.
Neus Flores
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