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‘Cowboy Bebop’ (1998-1999)
26 episodios
Dirigido por Shinichiro Watanabe
Música: Yoko Kanno & The Seatbelts
Sunrise Animacion; Bandai Visual; ZRO Limit Productions
25 aniversario
Netflix
En un planeta Tierra donde la Luna ha sido destruida y sus fragmentos caen sin remedio al gigante azul; en una era donde la raza humana no ha tenido más remedio que colonizar el sistema solar para poder sobrevivir; en una época no tan lejana como parece, pues nos encontramos en el año 2071, los jinetes espaciales comienzan su andadura y, junto a ellos, vienen los forajidos y, con estos, los cazarrecompensas.
También las naves espaciales, los viajes entre planetas, lunas y satélites, las persecuciones por conseguir capturar al fugitivo con mayor recompensa, sin pensar en el mañana, pues el ayer aún persigue a los tripulantes de la Bebop.
‘Cowboy Bebop’ (1998) narra las aventuras de un grupo de cazarrecompensas que viaja a través del sistema solar, saltando de Marte a Ganimedes, de un encapsulado Venus a una devastada Tierra, para volver a salir en busca del dinero suficiente que haga que sus tripas dejen de rugir.
Comenzamos la serie conociendo a los integrantes originales de la Bebop: Spike y Jet. Un par de socios que se reparten las ganancias por capturar maleantes. Pero, a medida que avanzan los capítulos, a estos se irán uniendo personajes de lo más variopintos: un perro superinteligente llamado Ein, una estafadora buscada por varias organizaciones criminales con el nombre de Faye Valentine y una niña genio que se hace llamar Ed.
La serie se centra en Jet, Spike y Faye. Estos son los personajes que huyen de un pasado que les persigue y las imágenes que ven de él volverían loco a cualquiera en tales lides. Situaciones que Watanabe no nos muestra en un diálogo, ni con las voces en off tan propias del género del anime. Simplemente nos muestra una mirada, un pequeño silencio o tan solo una imagen del pasado del personaje sin ninguna palabra.
Un claro ejemplo de esto es cómo, en el último capítulo (¡atención, spoiler!), Faye apunta con una pistola a Spike. Este, sin mediar palabra, le da la espalda y se aleja partiendo de la bebop. Finalmente, Faye dispara al aire vaciando el cargador del arma. En esta escena, Watanabe no nos quiere mostrar a una mujer despechada porque su interés amoroso se aleja de ella; ni siquiera está enfadada porque un amigo muy querido la ignora. Faye dispara al aire por rabia, una rabia desatada al ver que parte de la única familia que le queda desaparece de su vida saliendo de la nave espacial, en un camino solo de ida.
No se puede hablar de ‘Cowboy Bebop’ sin hablar de la mezcla de géneros. Las películas de Hong-Kong, el western, el cine noir y la ciencia ficción espacial se dan cita en esta serie para hacer las delicias de cada amante de estos géneros.
La banda sonora que inunda el fondo de cada escena se encuentra salpicada de diversos toques: un poco de jazz, por un lado, un pellizco de blues, una tonadilla de folk y unos acordes de bebop (sí, la nave espacial de la serie se llama igual que un estilo musical) son los principales géneros musicales que la artista nipona Yoko Kanno y su banda The Seatbelts consiguen reunir. Este tándem sacó siete álbumes con la banda sonora de la serie, entre álbumes en vivo, remixes, sencillos, discos de vinilo y las colecciones.
Pero no solo la música es importante, pues, en diversas ocasiones, la falta de ella es a veces tan trascendente que nos hace prestar más atención a la secuencia que Watanabe nos muestra. Puede que, con esto, el director quisiera enfatizar más los sentimientos del personaje, el entorno en el que se desarrolla la secuencia, o una situación peligrosa, incluso un dilema que se presenta ante el personaje en cuestión.
Sin embargo, lo que de verdad consigue es que centremos nuestra atención en lo que tenemos delante, sin apenas soltar el aire para no perdernos nada de lo que sucede en la pantalla. De esta forma, pasamos a ser uno con los protagonistas de la Bebop.
Al concluir la serie, en el año 2001, el mismo director realizó una película que se ambientaba entre los capítulos 22 y 23, para que los fans tuvieran algo más que llevarse a la boca. La cinta no baja la calidad de su antecesora, sino que mantiene el mismo alto nivel en general. La única diferencia, con uno cualquiera de los capítulos, es que la película es más larga y podemos disfrutar de todo lo que la serie fue explotando durante sus 26 capítulos, pero durante más tiempo.
‘Cowboy Bebop’ marcó tanto en su momento, que muchos vieron negocio en ella. Sacaron dos series de mangas inspiradas en sus personajes (‘Cowboy Bebop: Shooting Star’ y ‘Cowboy Bebop’) y también hubo un par de juegos de videoconsola a principios del siglo XXI.
Incluso Netflix quiso apuntarse al carro de ‘Cowboy Bebop’ y hacer la serie en live-action en el año 2021. Aunque la verdad sea dicha, dista bastante de ser buena en algún aspecto. Este live-action se desentiende por completo de la esencia de esos personajes tan carismáticos que viajaban a bordo de la Bebop en 1998 y nos muestran una serie de clichés que se difuminan mucho de los originales.
La trama de la primera -y única- temporada nos la quieren hacer tragar tan sutilmente que no es que nos pongan la cucharita en la boca, es que nos regurgitan lo que debemos saber y cómo lo debemos saber. Un ejemplo claro es que lo que en la serie de 1998 te lo muestran con la canción ‘Green bird’ y una sucesión de imágenes en menos de dos minutos, la cancelada serie de Netflix tarda la friolera de un capítulo de una hora entera, que además es un flashback y no hace avanzar la trama principal. Pero lo dicho, la plataforma de streaming se dio cuenta de su nefasto error y, tres semanas después de su estreno, canceló una hipotética segunda temporada, y con ello la serie.
El anime de ‘Cowboy Bebop’ es más que una sucesión de capítulos auto conclusivos, en la que la estructura básica de guion (presentación, nudo y desenlace) se repite episodio tras episodio. Eso solo es la punta de un iceberg que esconde bajo la superficie más, mucho más, que casquillos de bala, persecuciones entre naves espaciales y tabaco, muchísimo tabaco.
Cada uno de los 26 episodios explora conceptos filosóficos como el existencialismo y la soledad de cada individuo y cómo cada uno busca compañeros para ese viaje que es la vida. La serie no te deja apagar el cerebro y abstraerte entre las imágenes que se ven en la pantalla, sino que, por mucho que escribas sobre ‘Cowboy Bebop’, solo llegas a rozar una parte muy superficial de lo que puedes sentir viéndola.
He perdido la cuenta de las veces que he podido ver los 26 capítulos y cada vez encuentro algo nuevo con lo que me sorprende, me emociona o, incluso, me hace saltar la mente por los aires. La música melancólica de una armónica tocada por un niño, que es más que eso; la caída de Spike por una vidriera, mientras el interior de una catedral estalla; lo triste y solo que te sientes al conocer la historia de Faye Valentine; lo traicionado que te encuentras al conocer cómo Jet perdió su brazo; la imagen a contraluz de una mujer rubia cayendo muerta en los brazos de Spike, donde basta con que ver sus ojos para sentir lo mismo que siente él…
No hacen falta las palabras cuando los sentimientos que evoca una imagen ya lo dicen todo. Creo que ahora mismo volveré a iniciar un viaje más en la Bebop. De manera que, amigos, ¡hasta dentro de 26 episodios y una película!
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