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‘Cristóbal Balenciaga’
Creadores: Lourdes Iglesias, Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga
Con Alberto San Juan, Josean Bengoetxea, Gemma Whelan, Belén Cuesta y Adam Quintero, entre otros
Mineserie de TV
6 capítulos de 50’ | España, 2024
Disney+
La mitología popular es un ente vampiresco. Plasmar su seductora y atractiva silueta en la pantalla resulta casi irresistible. Sin embargo, bajo su capa de terciopelo en ocasiones se oculta un ser peligroso, incluso mortal. Ardua tarea esquivar la hipnótica mirada de una figura folclórica o admirada. Imposible no dejarse morder por un biopic.
Desde Ghandi hasta Marilyn Monroe, pasando por Freddie Mercury y por el Conde Pinochet –tan apropiado el filme de Larraín en esta metáfora de colmillos largos–, miles de nombres reconocidos han sido transportados al cine desde el nacimiento del mismo. Algunos han sobrevivido heroicamente. Muchos otros han descendido hasta la más oscura cripta para siempre.
En esta lucha entre la vida y la muerte de las biografías, los datos históricos y reales son –entre muchos elementos– una de las piezas claves en el devenir de la obra. ¿Se refleja bien la personalidad de la celebridad? ¿Imitan bien su voz? ¿Y sus andares o sus gestos físicos? La ristra de exigencias es directamente proporcional a la cantidad de fans que el famoso de turno posea. Ante esta tesitura, ¿cómo se puede valorar un biopic de una persona de la que se desconoce prácticamente todo?
‘Cristobal Balenciaga’, con Alberto San Juan a la cabeza, irrumpe en Disney+ ante una ambiciosa y complicada misión: cristalizar la historia del diseñador eterno de la alta costura. En esta miniserie de seis capítulos, la producción española trata de retratar al genio costurero a través de la escasa información que se posee del modista de Guetaria. Mediante una entrevista que el vasco concedió –ya retirado– a Prudence Glynn (Gemma Whelan), periodista británica bajo el mando de The Times, se cosen treinta años de vida que narran la llegada de Balenciaga al olimpo de la aguja y el dedal.
“El hecho de esconder su persona de la mirada pública es un hecho en sí. Es un dato interesante lo que no se sabe”, afirmaba San Juan –durante la presentación a los medios, el pasado 19 de enero– ante la dificultad que infringe un personaje misterioso y huidizo de la prensa como era Balenciaga. “La dimensión del personaje, la importancia del proyecto…, nunca me he enfrentado a un trabajo así”, confesaba.
No se posee casi ningún elemento audiovisual de Balenciaga; se desconoce su tono de voz; solo se mantiene su obra. Difícil vislumbrar si el trabajo de Alberto San Juan es acertado o no. El actor adquiere un aura extraña a lo largo de esta serie que, si bien puede parecer forzado en ocasiones, quizá fomente el misterio de Cristóbal. “Se saben datos objetivos de su vida, de lo que hizo –y de lo que no hizo–, que permiten comenzar a darle vida desde la honestidad”, aseveraba el protagonista.
Ante este silencio y la imposibilidad de construir un relato mediante el hombre, los vestidos alzan la voz. Y es que gracias al trabajo de Bina Daigeler, directora de vestuario, las colecciones de Balenciaga brindan, sin duda alguna, la elegancia necesaria para que la serie hable por sí sola. Con unos planos delicados y exquisitos, el desfile interminable de sombreros, faldas y palabras de honor agarran las riendas y sostienen con belleza y distinción lo que pudiera caerse por falta de información. “El vestuario era un actor más”, dicta Daigeler.
La rivalidad con Chanel y Dior forman otra de las aristas de ‘Cristóbal Balenciaga’. La fluctuación de grandes nombres de la alta costura bien pudiera estrechar el marco del público en potencia. “Se trata de un retrato de un icono internacional, no solo interesará a la gente a la que le guste la moda, que es el nicho principal”, advierte Lourdes Iglesias, codirectora del proyecto. “Al ser un retrato de una época muy concreta, de un París muy concreto y con perfil psicológico, se llama a muchos perfiles de público”, explica.
Y si bien es cierto que la serie no posee arrugas y sus pliegues se miden con precisión, la fuerte apuesta de la plataforma de Mickey por un producto nacional no termina de brillar. No mantiene errores de ningún tipo, pero –quizá por la falta de referencias y documentación– no arriesga en ningún momento. Se mantiene una hermosa pero plana constante desde el inicio hasta su final predecible y carente de nuevas ideas. No necesita remiendos, pero falta pedrería que aporte personalidad.
Este vampiro ataviado de sedas no ha conseguido atrapar a su presa. ‘Cristobal Balenciaga’ luchó con fiereza gracias a las grandes réplicas de su prendas. La decisión de colocar determinados vestidos en según qué episodio, en función de la fuerza dramática, ha evitado su fin. No obstante, tampoco ha salido ilesa. Su superficie rasa y precavida, incapaz de profundizar con ahínco, produjo grandes daños. Ya a salvo, a las puertas del castillo, suspira aliviada. Ha conseguido escapar.
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