Companyia Hongaresa de Teatre (Isla de Córcega 58, Puerto de Sagunto, València)
L’Horta Teatre (Sant Martí de Porres 17, València)
Celebración por su 25 aniversario
Lunes 15 de junio de 2020
Los 25 años en una persona son sinónimo de plenitud física, de tener toda una vida por delante y casi todo por demostrar. En una compañía teatral independiente llegar a esa edad es una proeza, señal de buen hacer y de haber sabido conectar con el público. En este aciago año por la COVID-19 nada menos que cuatro compañías valencianas han cruzado o están a punto de cruzar ese simbólico umbral. Además de Companyia Teatre Micalet y Arden, que ya han sido felicitados por MAKMA con sendas entrevistas, lo hacen la Companyia Hongaresa de Teatre y L’Horta Teatre. Esta última ya ha superado los 45 tacos, pero celebra los 25 de su sala en el barrio de Castellar-Oliveral.
La Hongaresa nació en diciembre de 1995, en Puerto de Sagunto, de la conjunción de tres amantes del teatro: Lola López, Luïsa Cunillé y Paco Zarzoso, y con el tiempo se convirtió en un proyecto vital y una empresa familiar.
Desde el principio supo desafiar el reto de que cada producción supusiera el estreno de un nuevo texto, ya fuera de los autores de la propia compañía o de otros. En cada una de sus propuestas, tanto textual como escénica, late el intento de explorar nuevos campos teatrales, lo cual le ha animado a experimentar con todos los géneros, desde la tragedia al cabaré metafísico pasando por la tragicomedia o el vodevil postdramático.
«Una de las claves de nuestra resistencia es que siempre hemos apostado por lo artístico», dice Paco Zarzoso. «También cuenta el habernos adaptado a hacer teatro con pocos recursos y el apoyo y ánimo de nuestros colaboradores. Optamos por un teatro de proximidad proyectado sobre un círculo de confianza que ya nos reconoce tanto en València como en Madrid o Buenos Aires».
El nombre Hongaresa, procedente del poema ‘Tristeza húngara’, es un certificado de su anhelo poético y el deseo de vivir de otra forma la realidad en países imaginarios. En estos momentos preparan un montaje para Sagunt a Escena que será una pieza coral, un canto de amor al teatro a lo largo de 15 siglos.
«El teatro ha sido siempre el gran espacio de la ‘juntura’ y lo que está ocurriendo es un poco diabólico», dice Zarzoso sobre el impacto de la COVID-19. «Se han perdido muchas funciones pero tengo la esperanza de que pronto pase todo y se valore más un colectivo que contribuye a alimentar la cultura y la dimensión espiritual de la gente».
Sala L’Horta, ubicada en el barrio de Castellar-Oliveral, pedanía fuera del casco urbano de la ciudad, fue uno de los primeros espacios teatrales de gestión privada situados en la periferia antes que Espai Rambleta, El Musical o Las Naves. “La clave de nuestra permanencia está en la perseverancia y el haber encontrado una oferta teatral dirigida al público infantil, tanto para colegios como para público familiar, que se ha demostrado necesaria y complementaria a las ya existentes”, dice Alfred Picó, director de Sala L’Horta.
“Otra clave fundamental es el compromiso de los diferentes equipos profesionales que han pasado por L’Horta, sin ellos no hubiera sido posible. El premio a la continuidad es comprobar que sin casi darte cuenta has ido avanzando, creciendo, y que para muchos colegios y familias eres su espacio de referencia. Ver a compañías amigas ensayar o estrenar sus espectáculos en la Sala, sentir que como espacio eres útil y necesario para las artes escénicas valencianas. Esta es una carrera de fondo y llevamos mucho recorrido”.
Tras el paréntesis impuesto por la COVID-19 la compañía afronta el futuro con “el mejor de los ánimos, pero siendo realistas y conscientes de que va a ser un año muy, muy complicado y que vamos a tener que trabajar mucho y bien para volver a generar confianza tanto a los escolares como a las familias para que vuelvan a las Salas de teatro”, añade Picó. “Hemos planteado la próxima temporada en términos similares a años anteriores, ahora solo cabe trabajar y esperar. Nos volvemos a encontrar una vez más en un momento muy difícil, justo cuando empezábamos a recuperar un cierto tono después de la última crisis que casi nos lleva al cierre. Pero no es la primera vez que nos levantamos y lo volveremos a hacer, es nuestro trabajo y nuestro compromiso para con nosotros y nuestra sociedad”.
“Una sociedad crece y es rica gracias a todos los sectores y el mundo de la cultura no es ajeno a ese crecimiento, es un sector que aporta muchísimo a la sociedad y no sólo en el aspecto económico. Sin las artes escénicas valencianas, todos seriamos más pobres”, concluye Alfred Picó.
Bel Carrasco
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