Por amor de mi amor, de Gadea Fitera
La Esfera de los Libros
13 de febrero de 2019
La imagen de la portada en tonos pastel y el título del libro, Por amor de mi amor, pueden llevar a engaño. Porque este segundo trabajo de Gadea Fitera, editado por La Esfera de los Libros, no es una convencional novela rosa para jovencitas con la cabeza llena de pájaros, sino un ameno relato con trasfondo histórico bien urdido, escrito con una prosa ágil que delata las muchas lecturas de la autora, que sabe cómo dar la vuelta y aprovechar todas las posibilidades de la novela romántica. El título de la novela es un fragmento de un poema de Elizabeth Barret, poeta y sufragista, que hace hincapié en que el auténtico amor no debe inspirarse en rasgos externos y pasajeros, sino en sentimientos profundos.
A Fitera no le preocupa que la encasillen en la novela romántica. “No hay géneros buenos y malos, sino buenas y malas novelas”, afirma. “Es un hecho que hoy día las mujeres leen mucho más que los hombres y en esta historia, además, aparecen muchos varones y de muy variados perfiles. Yo diría que tiene algo de folletín decimonónico con capas más hondas y también un poco de cuento de hadas con regusto amargo”.
La historia se sitúa en Zaragoza, en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando España estaba todavía sumida en las secuelas del conflicto fratricida. Columna Ares es una joven humilde que sueña con ser maestra y casarse con su novio de toda la vida por el que siente un cariño no demasiado apasionado. Su hermano Alziz trapicheando con el estraperlo mantiene a la familia, a ella y a su madre viuda, hasta que para asegurarse un futuro más estable decide enrolarse en la División Azul. Tras su muerte en una ciudad francesa luchando como soldado alemán, la madre de Columna le suplica a ésta que vaya en busca del cuerpo de su hijo para enterrarlo a la sombra de El Pilar.
“El nombre de Columna hoy nos parece raro pero antes era tan común como el de Pilar, una tía mía se llamaba así, y lo mismo ocurre con Alziz”, comenta Fitera. “En principio pensaba situar la acción en el periodo de entre guerras, una época que me fascina, pero decidí ambientarla años más tarde que es una etapa algo oscura y poco reflejada en la literatura. Zaragoza fue una opción clara por ser la ciudad natal de mi padre y un lugar maravilloso e ignorado”.
Poco después de tener su primer hijo, Fitera inició un blog en El Mundo digital, Diario de una madre inexperta que cosechó un gran éxito y en cierta manera fue el vestíbulo a su debú literario, pues atraídas por su lenguaje fresco, las editoras de La Esfera de los Libros la animaron en su primer proyecto literario, Como arena entre tus dedos, una biografía novelada de la valenciana Margarita Ruiz de Lihory, una mujer extraordinaria que abandonó a su familia para lanzarse a una vida realmente novelesca. Pintora, espía y empresaria, viajó por países tan diversos como Marruecos, Cuba o México y fue gran aficionada al esoterismo.
“No sólo las mujeres extraordinarias merecen novelas”, comenta Fitera. “Columna es una chica normal y corriente que aspira a lo que cualquier muchacha en su época y condición social pero a la que el destino hace vivir circunstancias extraordinarias. Situaciones límite y experiencias tanto buenas como desgraciadas. Su vida es como un viaje iniciático que la lleva a madurar y aceptarse a sí misma”.
Tras sufrir un grave trauma en una ciudad francesa mientras intenta localizar los restos su hermano, Columna tropieza casualmente con un hombre que dará un giro radical a su existencia, el general Jean-Henri Quelen de la Vauguyon duque de Joyeuse, un príncipe azul algo talludo pero amable y cortés que conmovido por su belleza decide pedirle matrimonio. La pareja se instala en una mansión de la Costa Azul y al poco tiempo comienza la metamorfosis de la chica provinciana, con su trenza y rebecas de punto a una gran dama de la alta sociedad, y en esa mudanza tienen un papel esencial dos personajes históricos: Raquel Meller y Coco Chanel.
“Doña Raquel aparece también en mi primera novela porque me parece una mujer fascinante que ha sido injustamente olvidada”, comenta Fitera. “También menciono a Berlanga, porque participó en la División Azul por un motivo similar al de mi personaje, ganar puntos ante el régimen franquista ya que su padre fue republicano. Muchos artistas residentes en París acudían a Niza y otros lugares de la Costa Azul por esa época, y algunos son citados en la novela”.
Fitera confiesa con encantadora franqueza que le intimida la idea de escribir una novela y se plantea el trabajo como una sucesión de cuentos encadenados, a través de los cuales describe tanto a los personajes como sus peripecias. Su vocación de narradora nata se plasma en unas páginas en las que vuelca su pasión por contar historias.
Se podría decir que es una digna heredera de autoras que deleitaron a las lectoras inteligentes de mediados del pasado siglo como Concha Linares Becerra, María Luisa Linares o Carmen de Icaza que, por cierto, también aparece en el primer capítulo del libro. Mujeres que escribieron para otras mujeres con honestidad y elegancia profundizando en la psicología de los personajes y planteando buenas tramas. Porque la novela romántica apela sobre todo a los sentimientos pero por ello no debe considerarse frívola ni tonta. Como insiste Fitera, “no hay géneros buenos o malos, sino buenas y malas novelas”.
Bel Carrasco
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