‘Berlanga Desconocido’ | Cortometrajes
‘El sueño de la maestra’, de Luis García Berlanga, junto a ‘Paseo por una guerra antigua’, ‘El circo’ y ‘La muerte y el leñador’
Cinema Jove
Festival Internacional de Cine de València
Domingo 20 de junio de 2021, a las 19:00
Cuando se le preguntaba a Luis García Berlanga acerca de las mujeres, siempre contestaba con dos adjetivos: las mujeres son seres “indestructibles y tiranos”. Indestructibles, matizaba, porque “siempre nos sobreviven”; y tiranos, explicaba, porque es “un ser biológicamente superior –por ello un ser tirano– y, como todo tirano, un ser fascinante y odioso a un tiempo, un ser que aterroriza, te domina y te controla”.
Estos sentimientos del director sobre las mujeres se reflejan, con mayor o menor intensidad, en los personajes femeninos de sus películas. De este modo, la mujer en el cine de Berlanga es sentida por los hombres como un “ser devorador” o como un “ser fascinante”.
Las mujeres devoradoras –las madres, las esposas, las amantes, las suegras– son sentidas como castradoras. Su deseo de crear una familia, de ser esposas y madres, supone para el hombre asumir unas responsabilidades que le alejan de la felicidad añorada. Y, frente a estas mujeres “devoradoras”, las mujeres “fascinantes”: las misteriosas, actractivas y exuberantes extranjeras y modelos que estimulan la mirada de los hombres hacia anhelados espacios imaginarios sin responsabilidades. Un espacio de libertad que nunca alcanzarán, pero que dejará en evidencia la miserabilidad de los personajes masculinos y su condición de peleles manteados por el deseo femenino.
Ahora bien, si estos son los rasgos predominantes de los personajes femeninos, hay una excepción: el personaje de la maestra. En la obra de Berlanga, este personaje aparece en dos películas emblemáticas del cineasta: ‘¡Bienvenido, Mister Marshall!’ (1952) y ‘Calabuch’ (1956), y en un cortometraje, ‘El sueño de la maestra’ (2002), incluido en el ‘Berlanga Desconocido’ que acoge Cinema Jove.
La maestra, la señorita Eloísa, de ‘¡Bienvenido, Mister Marshall!’ y ‘Calabuch’, “es muy mona, es muy buena, es muy lista y aún está soltera, y, a pesar de lo cual, y siendo primavera, multiplica siempre sin equivocarse”, la describe el narrador de ‘¡Bienvenido, Mister Marshall!’.
La maestra de estas dos películas está rodeada de un halo de cierta tristeza. Una aflicción cubre su mirada, al igual que su figura de maestra anula su cuerpo de mujer. Pero la pesadumbre no amarga su carácter, ni le hace miserable, sino todo lo contrario, es entrañable y cariñosa con todos sus discípulos. Una actitud y una pasión docente que recuerda a la maestra republicana, Gabriela López, protagonista de ‘Historia de una maestra’, de Josefina R. Aldecoa, cuando narra sentimientos como estos: “El trabajo era mi medicina, mi estímulo, lo único que me conservaba firmemente asentada en la realidad. Al entrar en la clase, dejaba atrás mi carga de angustia”.
A la señorita Eloísa parece ocurrirle lo mismo, toda su tristeza se difumina en la escuela. Esa escuela nacional “un poco pequeña, pero como es para niños y padres poco exigentes, sirve de todos modos. Lo mismo que ese mapa de Europa dulce y optimista donde todavía existe el imperio Austrohúngaro”, como se narra en ‘¡Bienvenido, Mister Marshall!’.
Si Berlanga retrata una escuela “dulce y optimista” en estas dos películas, probablemente sea porque ni el retrato del dictador Franco, ni el crucifijo católico –los símbolos representativos de los valores del nacionalcatolicismo de la España franquista– están presentes en esa escuela nacional de la señorita Eloísa.
Resulta una paradoja irónica, propia de Berlanga, que en ambas películas estén omitidos, cuando este director fue especialmente minucioso para elegir los objetos apropiados a la hora de retratar con el máximo rigor el periodo histórico de sus relatos. En este sentido, conviene subrayar el hecho de que la maestra es situada en los actos festivos de ambos filmes como otro de los representantes del orden público.
De la entrañable señorita Eloísa de ‘Bienvenido, Mister Marshall’ y ‘Calabuch’, a la sádico masoquista maestra, sin nombre propio, del cortometraje ‘El sueño de la maestra’. Una historia donde el sueño de una maestra se convierte en la pesadilla de los alumnos. El sadismo y el autoritarismo de la enseñante se impone en la escuela hasta acabar abrasada por su propio goce masoquista –el lógico reverso del goce sádico-. Esta vez, a modo de guiño perverso y satírico berlanguiano, el retrato del general Franco preside el aula.
Begoña Siles
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