#MAKMALibros
‘Uno de los nuestros’
Encuentro online con Dennis Lehane
Premio Francisco González Ledesma
Modera: Santiago Álvarez
Valencia Negra 2024
Fundación Bancaja
10 de mayo de 2024, a las 20:00

«Esa noche Jules no regresó a casa». Esas siete palabras con las que arranca el tercer capítulo de ‘Golpe de gracia’ preludian la tragedia. Una tragedia anunciada en la que las fuerzas del azar se trenzan con imprevisibles factores humanos para desencadenar la desgracia.

Jules es una hermosa chica de 17 años hija de Mary Pat Fennessy, una mujerona de armas tomar que ha perdido a su primer marido, a un hijo por sobredosis y ha sido abandonada por su segundo esposo. Más golpeada que una bola de billar, mantiene el tipo y trabaja en una residencia de ancianos –blancos y también algún negro– y en una zapatería para sacar adelante a su familia.

Madre e hija viven en Commonwealth, más conocido como Southie, un barrio irlandés de gente que no son pobres «porque no se esfuercen, porque trabajen poco o no se merezcan algo mejor. (…) Son pobres porque en este mundo hay una cantidad limitada de buena suerte y a ellos simplemente no les ha tocado». Un lugar de resignación donde se oye mucho decir: «Esto es lo que hay»… «Qué le vas a hacer».

El mismo día que desaparece Jules, un sábado al filo de la media noche, se encuentra el cadáver de un joven negro que, al parecer, ha sido arrollado por el tren suburbano. Augustus Wiliamson, un chico prometedor hijo de la Soñadora, compañera de trabajo de Mary Pat. Los dos hilos argumentales engrosan y se trenzan hasta formar una soga anudada. Un nudo gordiano que solo se cortará con sangre.

Mary Pat es la protagonista suprema de una historia en la que Lehane muestra, una vez más, su talento para retratar a los irlandeses de las clases más humildes en su propio ambiente, marcado por los lazos familiares, complejos de culpa enraizados en la religión católica y una vena violenta cristalizada en las mafias; lobos disfrazados de perros guardianes que controlan el rebaño con la excusa de protegerlo.

También deja patente su extraordinaria habilidad para describir a los personajes, incluso a los secundarios, con unos cuantos trazos que los definen: «Tina siempre le ha recordado a una nuez: algo duro y retorcido, seco y difícil de abrir, pero los hombres siempre la han encontrado adorable». «Larry Foyle está sentado a una mesa colocada contra la pared. Su cuerpo recuerda un juego de neumáticos amontonados y su cuellos no es mucho más esbelto». «Tiene los ojos del color de limpiacristales; le brillan mientras la mira con cierto aire de presunción, como si supiera las cosas que ella cree ocultar y esas cosas le divirtieran».

Los sucesos que describe la novela se inspiran en hechos reales ocurridos durante el verano de 1974 en algunos barrios de Boston, cuando el juez de distrito estadounidense W. Arthur Garrity Jr. puso en marcha un plan de transporte escolar entre los barrios predominantemente blancos y los predominantemente negros a fin de erradicar la segregación en los institutos públicos de la ciudad. La drástica medida fue recibida con protestas y malestar, sobre todo por los blancos más humildes, que organizaron manifestaciones como la que describe Lehane, en la que el senador Ted Kennedy fue objeto de abucheos.

En este país tenemos muchos problemas, pero excepto algún caso puntual de racismo no sufrimos el conflicto racial cronificado que existe en Estados Unidos desde hace siglos, fruto envenenado del atroz tráfico de esclavos. Un problema de largo recorrido y funestas consecuencias que conocemos a través de las noticias, testimonios personales y un sinfín de relatos literarios y audiovisuales.

Dennis Lehane, Valencia Negra
Retrato de Dennis Lehane en el Hotel Alma de Barcelona. Foto: Xavier Cervera.

En ‘Golpe de gracia’, Lehane se mete de lleno en la médula del asunto. Sin maniqueísmos ni concesiones, refleja la realidad desde ambos lados de la trinchera. Barrios negros y barrios blancos que coexisten separados por fronteras infranqueables que funcionan como autoguetos. «Me he dado cuenta de que quienes más critican a las personas de color suelen tener los mismos defectos que les reprochan», suelta Mary Pat a una compañera que despotrica contra los negros. «Hay muchos negros buenos, trabajadores y honrados que quieren lo mismo que ella», piensa ella, «un sueldo fijo, comida en la mesa y niños durmiendo seguros en sus camas».

Además de este componente sociológico y la crítica social inherente al crudo relato, Lehane brilla al ponerse en la piel de una madre desesperada que lo ha perdido todo y que sufre un tremendo desgarro. «Tengo un presentimiento y no puede ser peor», le confiesa a Kenny su exmarido. «Es como si una parte de ella nunca hubiera salido de mi vientre, ¿sabes?  (…) Es como si una parte de ella siempre hubiera vivido ahí y, por primera vez desde que nació, no puedo sentirla». 

Tras la desaparición de Jules, su madre inicia una búsqueda frenética, primero interrogando a los amigos de la chica, a los que no duda en sacudir para sacarles información, y luego con los componentes de la banda de Martyn Butler, que le prometen ayuda y le van dando largas. «Marty parece salido de un catálogo (…) Corte de pelo cuadrado, quijada firme, barbilla partida. Ojos que sonríen sin un ápice de alegría (…) Es guapo en el sentido más insulso, y parece no haber envejecido en al menos veinte años». 

Fotograma de ‘Mystic River’ (2003), de Clint Eastwood, basada en la novela homónima de Dennis Lehane.

Cuando Mary Pat descubre la vida secreta que su hija le ocultaba y confirma sus sospechas sobre su destino, se le cruzan los cables y urde una venganza que supera los límites de la racionalidad. La madre coraje muda en madre salvaje. La intervención del policía Bobby Coyne –exmarine en Vietnam y exheroinómano que vive con cinco hermanas y un cura fallido– que intenta ayudarla a controlar su furia, no es suficiente para frenar el tsunami desencadenado con la intensidad de una tragedia griega o shakesperiana.

Quizá algún lector reproche al autor haber cargado demasiado las tintas en el desenlace, pero la suerte –mala suerte, en este caso– está echada y tanto la mente trastornada por el dolor de la madre herida como su constitución física y talante peleón solo le dan una salida.

Como si llevara una cámara al hombro, Lehane se adentra en la intimidad de los hogares, retrata el bullicio de las calles y, sobre todo, irrumpe en los pensamientos de sus personajes para recrear solo con palabras un fragmento del mundo, algo que realmente sucedió o pudo haber sucedido cuando él tenía solo 9 años.

Esa capacidad visualizadora de su narrativa, ágil y vibrante, a galope tendido, explica su fuerte vínculo con el cine tanto como guionista de series excelentes –’The Wire’ o ‘Boardwalk Empire’– como inspirador de cinco largometrajes, entre ellos ‘Mistyc River’, dirigido por Clint Eastwood en 2003.