Diseño, luego existo | Javier Mariscal
MAKMA ISSUE #05 | Diseño
MAKMA, Revista de Artes Visuales y Cultura Contemporánea, 2022
Yo nací estropeado. No me fío de las palabras, no las encuentro, y de ahí que no le de la importancia que puede dárselas un juez o un médico. Lo bueno que tiene es que todos somos únicos y al mismo tiempo iguales. La fuerza del planeta Tierra es su biodiversidad.
Siempre pienso que Hitler ganó la guerra, porque se inventó la iluminación de los campos de concentración.
Cualquier supermercado, área de servicio o ciudad, con esas farolas de seis metros de altura, tienen una iluminación que viene de aquella solución de los nazis en los campos de concentración: postes muy altos, con luces muy fuertes, para iluminar al máximo el terreno con el fin de controlar a las personas. Esto lo hemos heredado, dando lugar a un sistema completamente aburrido, falso y salvaje. Tú vas, en cambio, a Tokio y observas una iluminación baja, para los peatones, mucho más humana y poética.
Esa iluminación alta, de campo de concentración, se da mucho en nuestro país. No hay más que entrar en algunos bares o pasear por algunas calles; como en Valencia, donde Rita Barberá nos dejó a ciegas y sin poder ver las estrellas, y con noches donde había más luz que en un día con sol. Y eso, para mí, es mal diseño.
Ahora bien, acerca de lo que es el diseño, empezaré diciendo que es un sistema de pensamiento para racionalizar un problema y buscarle la solución. Es toda una metodología que ha estado siempre dentro del pensamiento humano, pero que se desarrolla un poco más a partir de la revolución industrial y la producción en serie. Y hay una ley detrás del diseño que consiste en lograr el máximo con lo mínimo, resolviendo el problema que se nos plantea de la manera más eficaz.
Es a partir de los años 70 y 80 cuando aparece la palabra sostenibilidad y, con ella, la optimización de los recursos a la hora de resolver esos problemas que se le plantean al diseño. Y, por encima de todo, está el hecho de la función del objeto, es decir, que se resuelva bien, por ejemplo, un asunto tan sencillo como el de una silla para podernos sentar.
En este sentido, el desarrollo sucesivo de la tecnología juega un papel primordial en la ejecución del objeto en sus diferentes épocas. Las sillas apilables son otro ejemplo asociado a la evolución tecnológica, porque la sociedad cambia y al necesitarse más espacio surge ese tipo de sillas.
Por otro lado, además de la función, está la belleza cultural del objeto, porque cuando funciona bien es que te está hablando de una belleza correlativa a un tiempo determinado, porque los estándares de belleza van cambiando.
Hay una gran diferencia entre hacer una ilustración o un cuadro y hacer una silla. En el primer caso, transmites una sensación a partir de la experiencia que te produce contemplar cierta luz mediterránea proyectada sobre el agua y después trasladada al papel o al lienzo. Y a eso lo podemos llamar arte. Pero cuando te proponen un diseño te están poniendo encima de la mesa un problema de comunicación que tienes que solucionar. Son dos tipos de trabajo distintos.
Si la sociedad occidental no estuviera diseñada por todas partes no funcionaría. Si quitaras todos los símbolos gráficos de las ciudades habría un caos terrible. Cualquier objeto, desde un cubo de basura a un pozal para fregar, desde una prenda de vestir a un cuarto de baño, todo está diseñado. No solo sirve para crear objetos, sino que el diseño está en la arquitectura, en el urbanismo, en la política, en la comunicación. Es un sistema de pensamiento y de organización social para optimizar los recursos de que disponemos.
Con respecto al buen o mal diseño de las ciudades, hay que tener cuidado, porque se puede caer en un cierto estalinismo. Siempre hay, por supuesto, buen y mal diseño, pero al mismo tiempo hay que saber convivir con la diversidad: tienes que saber encontrarle la poesía a El Corte Inglés, porque, si no, te suicidas.
Si alguien viene con la mentalidad de los años 40, por ejemplo, y le haces pasar de Castellón a Valencia por esos puentes de autopista, con ese destrozo bestial del paisaje, pues le daría algo; se muere. Todas las ciudades están llenas de mal diseño y de horrores, pero el otro extremo sería hacerlo todo de manera muy racional, al estilo bauhaus, y vestidos todos con uniformes del ejército o de Hells Angels.
Con esto de los gustos hay que ir con pies de plomo. En los años 70, había una especie de dictadura de la Braun, del diseño alemán, muy racional y con una gama de colores que iba del gris cemento seco al gris cemento mojado, y de ahí no nos movíamos, y como reacción a eso sale una colección llamada Memphis, donde el color, la poesía, el surrealismo y la locura entran a formar parte de una nueva forma de diseñar. De manera que esa es la cultura, donde vamos pegando saltos de un lado al otro.
El diseño, para ir acabando, no puede decir nada y lo dice todo. Cuanto más sofisticadas son las sociedades, más se necesita el diseño, porque hay miles de problemas a solucionar. Nosotros somos un tipo de animales que funcionamos cooperando y a través de un lenguaje simbólico. Nos hemos inventado, por ejemplo, el dinero. De manera que el diseño está en las entrañas de todo, en los relojes, en los coches, en cualquier máquina que cojas, o en los aeropuertos, donde está todo diseñado para que la gente entienda por dónde se va o cuánta gente cabe en los pasillos de entrada o de salida.
El diseño, por tanto, organiza mejor la sociedad en cualquier ámbito: agricultura, derecho, medicina, incluso en la higiene, con los cuartos de baño, porque la gente ya no quiere cagar en el campo. A ver si nos damos cuenta que hoy es el mejor día de la historia de la humanidad. Vivimos mucho mejor que nuestros ancestros.
La guerra de Ucrania es un horror, pero la tendencia es que todos los países sean jardines como se caracteriza a Europa, que ha llegado a ser lo que es porque ha colonizado y explotado a otros países, aunque esto ya ha pasado y ahora hay cada vez más una cooperación internacional. Está cambiando todo mucho a nivel ético. Y también gracias al diseño, porque es una muy buena herramienta para organizar las sociedades.
Javier Mariscal
Diseñador
Este artículo fue publicado en MAKMA ISSUE #05 | Diseño (junio de 2022).
