‘Don Quijote somos todos’, dirigida por Carlos Martín y escrita por José Luis Esteban
Con Carlos Martín, José Luis Esteban, Minerva Arbués, Irene Alquezar, Francisco Fraguas, Félix Martín y Gonzalo Alonso
Una producción de Teatre del Temple
Teatre Talía
Caballeros 31, València
Hasta el domingo 22 de noviembre
Con más de veinticinco años subida a los escenarios, la compañía Teatro del Temple vuelve al Teatro Talía de València con ‘Don Quijote somos todos’, una actualización del clásico que, desde el humor crítico, nos presenta las aventuras de un pueblo de cuyo nombre nadie quiere acordarse.
Partiendo de la mítica frase que abre la obra cervantina, José Luis Esteban al texto y Carlos Martín a la dirección, dan forma a este pueblo manchego que hoy bien podría ser parte de la España vacía o vaciada (el adjetivo varía dependiendo de a quién se le pregunte). Un lugar donde no llega la cobertura y “por no llegar, no llegan ni las leyes”. Apoyándose en el lenguaje cómico de Cervantes, así como el de Berlanga, Rafael Azcona o José Luis Cuerda, avanza esta delirante historia sobre un pueblo que pierde la cordura antes que la memoria.
El alcalde, interpretado por el propio Carlos Martín, ha encontrado la solución para devolverle la vida al municipio y la ilusión a los pocos habitantes que quedan: implantar un Parador Nacional de Turismo. Reivindicando la localidad como lugar de origen del más famoso caballero andante, el pueblo entero se pone en marcha para convertirse en un destino turístico de referencia y sin antecesores. Su lema, ‘Don Quijote somos todos’.
En escena, Carlos Martín, José Luis Esteban, Minerva Arbués, Irene Alquezar, Francisco Fraguas, Félix Martín y Gonzalo Alonso. Cada personaje se diluye con el propio Don Quijote, así como con Sancho Panza y Dulcinea, remarcando la actualización del clásico. La compañía aragonesa es experta en la tarea de la adaptación, siempre encontrando ese vínculo con el presente. En este caso, la situación de algunos rincones del territorio español, que, debido a su abandono, se ven forzados vender su identidad con tal de recibir aunque sea visibilidad externa.
De alguna manera, esto nos remite al filme ‘Bienvenido Mr. Marshall’ (1953), de Berlanga, donde un pequeño pueblo castellano se caricaturiza a sí mismo, exagerando los estereotipos que acarrea la cultura española, para llamar la atención de los estadounidenses. Sesenta y siete años más tarde, vemos cómo la historia se repite. Cervantes, Berlanga y el Temple no hablan de cosas tan distintas.
En esta obra coral, no son solo los personajes los que dan vida a la historia. Junto a la impecable interpretación por parte del grupo actoral y el cuidado trabajo de iluminación y escenografía, la música en directo de Gonzalo Alonso cobra un fuerte protagonismo, adoptando funciones dramáticas equivalentes a las de un personaje.
Un pueblo sin nombre y con muchísima historia, aunque solo la reconozcan sus siete habitantes. El objetivo: ser reconocidos como lo que son, casa de la creación más famosa de Cervantes.
Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero realmente, lo último que queda es la locura. Al final, cada uno ha de buscar sus herramientas para sobrevivir a este mundo no menos loco. Don Quijote, recuerden, murió de volverse cuerdo.
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