‘Art Contemporani de la Generalitat Valenciana. 3 anys d’adquisicions’
Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC)
Museo 2, València
Hasta el 3 de junio de 2021
El Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC) ha inaugurado la exposición ‘Art Contemporani de la Generalitat Valenciana. 3 anys d’adquisicions’, una muestra de la Col·lecció d’Art Contemporani de la Generalitat Valenciana enmarcada en el Pla Incentiu del Patrimoni Artístic Valencià.
Entre sus principales objetivos se encuentran la dinamización y apoyo al sector artístico contemporáneo valenciano, la democratización de la cultura y la igualdad de género, pues las obras de esta colección han sido realizadas por artistas nacidos o residentes en la Comunitat Valenciana y, además, se ha respetado la paridad, de manera que se han adquirido el mismo número de obras de hombres que de mujeres.
La exposición cuenta con una selección de 42 obras que representan el panorama rico y diverso de la cultura valenciana, que, a su vez, se está expandiendo a otros territorios gracias a la importancia de esta colección, que se ha ido exponiendo en diferentes lugares asegurando, de este modo, el acceso a la cultura. Así, en palabras de José Luis Pérez Pont, director del Consorci de Museus de la Generalitat Valenciana, con esta colección “se genera un patrimonio del presente que se proyecta al futuro”.
El espacio central de la exposición, ubicada en las salas Ferreres-Goerlich, se ha destinado a las obras añadidas a la colección en 2019, en la que coexiste una gran multiplicidad de lenguajes artísticos y temáticas.
Al inicio del recorrido expositivo encontramos ‘The end of caresses. The machine’, una máquina que ha adquirido el carácter de escultura en vivo. Eric Fort Ballester hace con ella una crítica al recurso económico que rige nuestro sistema: el dinero. A través de esta máquina, las monedas pierden su valor simbólico y se convierten en meros objetos metálicos clasificados según su uso, creando con ello una metáfora sobre la caducidad de un sistema que, en palabras de Eric Gras, “ahí sigue, agonizando lentamente”.
Por otra parte, Jota Izquierdo reflexiona en ‘Habitar la copia: colonialidad’ sobre el universo top manta: imitación, privilegio, deseo; pero también explotación, fraude e hipocresía. Todo ello en una escenografía en la que prima el amarillo chillón, que nos invita al rechazo. Una reflexión sobre la colonialidad consecuencia del colonialismo moderno de la que el espectador -en tanto que se posiciona en el lugar de un posible cliente- forma parte.
Asimismo, también podemos ver una crítica a la sociedad mucho más íntima en la obra ‘Estudio de caminante nº 90’, de la mano de Pablo Bellot. En ella, el artista nos muestra una visión apocalíptica del presente, en la que reflexiona en torno a la imposibilidad de la imagen a través de la figura de un zombi que, más que de un muerto viviente, se trata de un muerto en vida; una alegoría de la descomposición del individuo que vive en nuestra sociedad actual, paralela a la propia desmaterialización de la pintura.
El foco de atención pasa al espacio urbano en ‘Les esferes’ de Paco Martí, un conjunto de fotografías que reflejan un mundo que se desvanece. Fotografías desiertas, tan solo intervenidas por el propio artista, que nos hacen dudar entre la acción premeditada y el hallazgo casual, mostrándonos lugares deshabitados y objetos desprovistos de su función original, que permiten al espectador reflexionar sobre las posibilidades que nos ofrece el entorno.
Siguiendo este desarrollo, encontramos ‘Celda 148. Proyecto para cárcel abandonada’, de Patricia Gómez & María Jesús González. La obra se puede considerar un proceso de arqueología carcelaria: muestra parte de las paredes de una celda ya deshabitada, pero llena de una memoria que nos habla de la libertad y el encierro.
El aspecto social también está muy presente en ‘Performance-Down’, obra de Álvaro Terrones, una serie litográfica que se presenta como un recorrido poético basado en el diálogo y vínculo familiar con el Síndrome de Down y diversos aspectos de la existencia.
Por otro lado, en ‘Bata de cola. La salida’, de Susana Guerrero, vemos una metáfora visual del parto. Cables metálicos y de plástico se entrelazan violentamente para dar paso a esa purificación del cuerpo; redención, diríase, incluso exorcismo. Es una pieza muy viva, poética y mágica que traslada al espectador a culturas ancestrales a través de la representación de una experiencia biográfica que se muestra como una “sinfonía del imaginario femenino que sufre dolor”, en palabras de Rosa María Castells.
La reflexión en torno a la sociedad también está presente en ‘Los momentos clave de la historia contados en la novela gráfica ‘El día 3”’, en la que Cristina Durán nos hace pensar sobre el papel social del arte. Su obra lucha contra el olvido de las víctimas del accidente de metro en la parada Jesús del 3 de julio del 2006 y las homenajea, a la vez que es reflejo de los problemas sociales y políticos que atañen a nuestra sociedad.
Otro de los temas más tratados en las obras de la nave central es el tiempo. Massimo Pisani nos contaba cómo su obra ‘S’ muestra tanto el tiempo Khrónos -secuencial-, como el tiempo Eón -eterno, indeterminado-. A través de un contraste entre materiales propios de nuestra época y materiales más antiguos, perecederos, el artista une ambos tiempos mediante una tensión física que nos conduce hacia una jarra con azufre, un material originario que transmite transtemporalidad, un tiempo sin principio ni fin.
También Isidro Blasco reflexiona sobre el tiempo en ‘Solo a dos voces’, que se entrelaza con el espacio creando una instalación escultórica con tintes cubistas. La obra supone un homenaje al padre del artista, Arcadi Blasco, de manera que permite que ambos, a través de sus trabajos y perspectivas, convivan en el mismo espacio y tiempo gracias a ella.
La fusión entre tiempo y espacio está asimismo presente en la obra de Pepa L. Poquet, que trabaja en ‘Puig de Randa’ con la omisión: la artista representa rastros de un lugar y un momento que vuelcan en el espectador la vía del significado, de forma que será este quien reconfigure libremente aquello omitido. Una interesante visión del arte en la que manufactura y alta tecnología se combinan para sugerir la reformulación de esta elipsis.
Y es que la alta tecnología es un elemento muy visible en el arte contemporáneo, muestra de la cual es también ’20.000 pies de altura o la memoria ínfima’, de Rubén Tortosa, una instalación en la que podemos ver a modo de una ventana a la realidad, el espacio aéreo a tiempo real.
También en la naturaleza se aprecia el paso del tiempo, sobre todo en aquellas zonas víctimas de la huella humana. Esto es lo que representa Irene Grau en ‘Paseo Y 19 (-metría)’, una obra para la que la artista ha empleado unas varas antropométricas para dar un testimonio visual del paso de los seres humanos en el paisaje. Una idea que también vemos, aunque desde una perspectiva muy distinta, en la obra de Ana Sansano, ‘Munt’, que nos invita a reflexionar sobre la idea de paisaje como constructo social a través de la contraposición de un paisaje urbano a la par que natural, que crea una experiencia estética calificable como sublime.
De esta misma sublimidad nos hablan las obras de Edu Comelles y Lukas Ulmi. “Reivindico la necesidad de escuchar el sonido como puro disfrute estético”, afirma Comelles. Y es que su obra, ‘Sínia/Sènia’, remite a ese sonido ancestral y, a su vez, vanguardista, a partir de una representación musical que recuerda al sonido de las norias de agua tan presentes en el patrimonio rural de Torredembarra.
Por su parte, Lukas Ulmi muestra en ‘Cubos formados. Políptico I’ el placer estético, en este caso, visual. La belleza plástica de las formas puras de la naturaleza se nos presenta en forma de cubos (de)formados, una geometría detenidamente pensada y experimental en la que orden y caos se entrelazan. La geometría es, a su vez, el aspecto central de la obra de Enric Mestre, ‘Sin título’. Con unas claras influencias constructivistas, el artista crea un espacio para la reflexión a partir de pasta de gres cuidadosamente trabajada, resultado de una gran carrera de investigación cerámica.
Por otra parte, Aurelia Masanet presenta su obra como un medio de liberación ejercido en las acciones repetitivas de doblar, pegar y tejer llevadas a cabo para la realización de su ‘Mantra I y II’, una obra en la que se puede apreciar la experiencia textil que tan presente ha estado en su vida. La obra de Masanet transmite una tactilidad también presente en la obra de Rafaela Pareja, ‘Anatomías’, en la que presenta diversas piezas de porcelana que trasladan al espectador a un espacio de ensoñación en el que formas orgánicas evocan la observación natural de las primigenias expediciones botánicas y zoológicas, tal y como explica Ester Alba en el catálogo de la exposición.
Esta tactilidad de la que hablábamos es, a su vez, protagonista de las obras de Victoria Civera y Luisa Pastor, pues en ellas -‘Bleecker’ y ’Máquina para juntar esquinas’ respectivamente-, las artistas contrastan diferentes materiales que generan en el espectador una gran variedad de sensaciones táctiles. La obra de Civera supone un juego de texturas y colores, de tensión y distensión, que crea un universo onírico y lúdico en el que el contraste es el protagonista. La obra de Luisa Pastor es en realidad una deconstrucción de una máquina: la artista ha dibujado sobre papel las partes de la misma, sobre las que ha colocado ciertos elementos tridimensionales como agujas, hilos o botones, que otorgan a la obra diferentes texturas.
Finalmente, Marla Jacarilla nos ofrece un proceso de deconstrucción muy diferente al de la obra de Pastor: se trata de una deconstrucción de la educación artística. ‘El fin y la persistencia’ es una obra conceptual en la que la artista ha destruido una serie de libros para volver a reconstruirlos en forma de bloques de pasta de papel, sobre cada uno de los cuáles ha colocado la última oración correspondiente al libro en cuestión. La obra muestra cómo el fin de una obra literaria pervive en nuestra memoria, volviéndose, en cierto modo, inmortal.
En las salas laterales se encuentran obras procedentes de las adquisiciones de 2017 y 2018 organizadas en diferentes ejes temáticos: en ‘Emergencia climática’ se pueden ver las obras de Agustín Serisuelo y Vicente Tirado del Olmo; ‘Distopías’ muestra los trabajos de Pilar Beltrán, Xavier Monsalvatje y Damià Jordà; ‘Resistències’ agrupa las propuestas de Tania Blanco, Teresa Lanceta y Ernesto Casero; las piezas de Paloma Navares, Art al Quadrat, y Bleda y Rosa hablan acerca de la ‘Memoria’; se exhiben también las ‘Utopías’ de Xavier Arenós, Joël Mestre y Nelo Vinuesa; los ‘Paisajes tecnológicos’ de Inma Femenía; las ‘Ficciones’ de Rosell Meseguer y Cristina de Middel; y las ‘Palabras’ de Teresa Cebrián, Marta Negre y Mery Sales.
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