‘Abel Martín en el contexto geométrico de la Colección Arte Siglo XX’
MACA, Museo de Arte Contemporáneo de Alicante
Plaza Santa María 3, Alicante
Hasta otoño de 2021
Eusebio Sempere es una de las figuras alicantinas del siglo XX más estudiadas en el ámbito de la abstracción geométrica, y gracias a su producción y, sobre todo, a su capacidad coleccionista, el MACA puede investigar y difundir a grandes artistas de la vanguardia tomando como base la gran colección que atesora.
Con esta intención de continuar desgranando sus fondos, el MACA presenta ‘Abel Martín en el contexto geométrico de la Colección Arte Siglo XX‘, una manera de acercarse al arte de la gráfica, entendiendo la inherente capacidad de difusión de la técnica al mismo tiempo que se pone en valor su originalidad.
En un conversación imaginaria entre Walter Benjamin y el tándem compuesto por Eusebio Sempere y Abel Martín, seguramente se habrían herido sensibilidades y destrozado algunas cosas más que el aura, ya que Sempere siempre creyó en la capacidad democratizadora y de acercar el arte contemporáneo a los ciudadanos.
Es curioso, sin embargo, que Martín no quisiera a priori dotar a la técnica de un aura de misticismo. De hecho, en 1976 escribía en la revista Guadalimar: “¿Para qué habría de añadir algo que no dejaría de ser literatura? Sé mi oficio. Detrás no hay nada. Si alguien lo dice no es verdad. ¿Intuición, creación, arte en mi oficio? Me ajusto. Un original, bueno o malo, y ya está todo. La serigrafía es ese original. No puede ser ni mejor ni peor. Es el mismo. Bueno o malo. Nada depende de mí. Lo recibo y lo transcribo”. Pero, como comprobamos en la exposición, su profundo conocimiento de la técnica le dotó de una sensibilidad que pocos han alcanzado.
Ambos se formaron –primero Eusebio Sempere y después Abel Martín– en el taller parisino de Wifredo Arcay. Algo más de dos décadas y una guerra mundial separan el comienzo de esta formación y la publicación de ‘La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica’, del reconocido Benjamin, por lo que sus preceptos empezaron a ser discutidos. A principios de 1960, Abel Martín regresa a España y es quizá aquí cuando empieza una colaboración artística algo única, donde su perfección técnica complementa el desarrollo pictórico de Sempere y viceversa.
Juntos generaron proyectos como ‘Las cuatro estaciones’, de 1965; ‘Album Nayar’, de 1967; ‘Libro Alarma’, ‘Transparencia del tiempo’ o ‘La Alhambra’, de 1977 e, incluso, en la carpeta póstuma de ‘Las cuatro estaciones’, de 1988, que acabó el propio Abel Martín en solitario. Esta relación artística se ha puesto de manifiesto en otras exposiciones como ‘La música de los números que no existen’, que acogía, en 2018, la Calcografía Nacional de Madrid.
Es así que Abel Martín está considerado como uno de los grandes difusores del arte abstracto de nuestro país. Al comienzo de la muestra se pueden contemplar magníficas reproducciones de Soledad Sevilla, Chillida, Andreu Alfaro o Gustavo Torner. Estas son solo algunas pinceladas que demuestran que gran parte de su carrera se fundamentó en dispersar el valor de la obra a través de sus estampaciones e impresiones, ajustándose, como a él mismo le gustaba resaltar…
No obstante, a veces cabe fundamentar la aptitud a través de otros elementos y eso es uno de los objetivo de la exposición. La producción artística de Abel es muy poco conocida, ya que se desarrolla en apenas cuatro años –de 1968 a 1972– y comprende muy pocas (pero remarcables) piezas repartidas en tres carpetas. Esta organización ya anuncia la casi fanática meticulosidad que se ve reflejada en su obra.
Destacan, entre otras, series como ‘Metempsicosis’ (1968), curiosamente estampadas sobre negro, por lo que quizá el título –un término que refiere a la reencarnación del alma después de la muerte–dota al trabajo de una poética algo nihilista. Además, estas creaciones acompañan los textos de Tomás Marco, una serie de poemas y definiciones visuales con referencias filosóficas.
Ya desde esta fecha, la abstracción y la línea son protagonistas y el acercamiento a las matemáticas y el cálculo es evidente. A Abel Martín le interesa la precisión, es más, le concede la importancia digna de un artesano. En esta época, colabora con los seminarios del Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid, institución a la que queda muy vinculado.
A raíz de este contexto, se entiende la segunda de las carpetas, ‘Musical’, edición realizada en 1971 con la ayuda de la Fundación Juan March, y que le confiere al dibujo la automatización propia de un naciente arte digital. Se incluyen aquí una serie de partituras sueltas, poniendo en valor la capacidad de lo gráfico, entendido como dibujo o la técnica de estampación, en relación con otras disciplinas.
Matemáticas y música siempre han estado unidas, pero Martín las asiste con una nueva imagen: selecciona líneas curvas y las sitúa dentro de característicos y matizados cromatismos. Es quizá una experiencia previa a este trabajo ‘Dibujo con computadora’, de 1970, que pertenece a los fondos del museo y que anuncia sus intereses hacia este interés científico-artístico que acabará concluyendo de la manera que vemos en ‘Musical’, colocando la semilla –junto con otros creadores–, para un cambio de paradigma en la apreciación del arte contemporáneo.
La serigrafía, efectivamente y tal y como reza el subapartado expositivo, sí se ha convertido en arte. La carpeta ‘Redes’ es también una serie de serigrafías entendidas desde la asociación, por ello podría decirse que ilustran el cuento de Florentino Briones, ‘El coleccionista’.
Además, encontramos definiciones y otros textos incluidos en la propia carpeta y que ayudan a entender la obra gráfica definiéndose en su abstracción como “pleremáticas, es decir, tales que su ley de formación era capaz de cubrir homogéneamente todo el plan”. Radica aquí una clave que hemos ido desgranando poco a poco a lo largo de la visita: la importancia del texto. La palabra –hecha literatura, poesía o, simplemente, frase– es un continuum en la producción de Abel Martín.
En resumen, podemos acercarnos a la obra de Abel Martín desde diversas dimensiones: por supuesto, desde su fundamental labor como difusor, también desde la innovación y lo multidisciplinar, y desde lo personal. Aunque en sus palabras insista que “detrás no hay nada”, lo cierto es que se infiere la manera en la que la abstracción y la gráfica le permitieron desarrollar sus inquietudes personales.
‘Abel Martín en el contexto geométrico de la Colección Arte Siglo XX’ es una exposición que nos lega que parte de la capacidad artística reside en situarse detrás. Una muestra que ha sido posible gracias a las obras donadas por Florencio Martín, hermano del artista, y a la Colección Ars Citerior de la Comunidad Valenciana.
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