El metro de València da la nota
Espectáculo musical en la parada de metro de L’Albereda
Interior de la entrada a la estación de Alameda
Passeig de L’Albereda
Domingo, 24 de noviembre de 2019
Hace unos días, los usuarios del metro quedaban sorprendidos por el regalo que recibían sus sentidos al encontrarse sin saberlo con un espectáculo en el subsuelo. Se trataba de un regalo tanto visual como sonoro que ponía de manifiesto el culto a las bandas de música, y al arte de acción que se profesa en estos lares. Y es que el Concierto para trenes de metro y banda es una especie de fusión con base de instrumentos clásicos, pero con mucha vocación experimental. El sonido de los andenes con público, el espacio acústico propio del metro subterráneo arqueado, las puertas que abren y cierran y todo combinado bajo la batuta de un músico polifacético como lo es Ferrer-Molina, que como los genios invisibles, firman de varias maneras y con varios nombres dependiendo de la línea de composición que realiza, y para quien los trenes emiten un «Re» sin que los afinen para ello.
Así fue, producido por Troppemedia con el apoyo del Instituto Valenciano de Cultura, la Diputació de València, Mostra Viva del Mediterrani, Metrovalencia y Turismo València, cincuenta músicos de la Banda de Picanya recorrieron la estación y las líneas del metro realizando una exploración acústica de un espacio público, donde el sonido de los trenes forma parte de la composición.
La cara de sorpresa, sonrisas y muecas sobre todo de usuarios del metro extranjeros resultaba ser un ingrediente añadido a la combinación de música inédita en espacio público, coreografía, intérpretes del más alto nivel y el arraigo a las bandas de música propias y vecinas, y que ciertamente daba la sensación de participación de la ciudadanía en un proyecto vanguardista, fresco, innovador y muy identificativo.
‘Concert per a Trens de Metro i Banda’ es una obra site specific para la estación Alameda de Metrovalencia, que ese día aprovechó las cualidades acústicas y lumínicas de la propia estación, integrando los sonidos cotidianos de los trenes y el sonido ambiente en la partitura que interpretaron los músicos.
La afinación de los trenes en RE fue el punto de partida sobre el que se añadió todo el espectro armónico, escalas pentatónicas, etc. Los glissandi de los trenes se fundieron con los de los instrumentos musicales, y viceversa.
La pieza musical tuvo una duración de 25 minutos, durante los cuales los músicos se apearon escalonadamente en los andenes de la estación, tocaron su instrumento y desaparecieron para reaparecer más tarde en otro andén.
Los asistentes únicamente necesitaron un billete de metro para entrar en la estación y disfrutar del innovador espectáculo musical.
Irene Valdés
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