Las tres bodas de Manolita, de Almudena Grandes
Editorial Tusquets
Cientos de historias, seis novelas y un proyecto monumental. Son los Episodios de una Guerra Interminable, historia de la dictadura franquista, entre 1939 y 1964, contada desde el punto de vista de quienes lucharon contra ella, de quienes dijeron que no y consideraron que la guerra no acabaría hasta la llegada de la democracia. Es el proyecto en el que está comprometida Almudena Grandes (Madrid, 1960) desde hace más de siete años, un largo camino del que ya ha culminado la mitad del trayecto. La pasada semana presentó en Valencia Las tres bodas de Manolita, tercera entrega de la serie tras Inés y la alegría y El lector de Julio Verne.
Ambientada en Madrid de la posguerra, se trata de una emotiva historia coral sobre los años de pobreza y desolación y traza un tapiz de vidas y destinos, de personajes reales e imaginados. Una novela sobre la red de solidaridad que se teje para proteger a una joven con coraje, desde los artistas de un tablao flamenco, hasta las mujeres de la cola en la cárcel, o los antiguos amigos del colegio.
¿Por qué precisamente seis libros?
Cuando terminé de escribir Corazón helado empecé a leer historias sobre la guerra civil y acabé enganchada como un niño a los video juegos. Por un tiempo viví en otra época, inmersa en el pasado, sorprendida por la cantidad de historias que había por contar y lo poco que sabemos de ellas en este país. Historias maravillosas y terribles que parecían venir en mi busca. En un principio no trataba de documentarme sino únicamente de comprender lo que había pasado. Pero con el tiempo vi el conjunto en perspectiva y supe que necesitaba seis novelas para contar todo lo que quería contar.
Con todavía tres títulos por delante, ¿no se desanima a veces o flaquea su ánimo?
No, porque se trata de novelas muy distintas. En ésta no trato de la resistencia armada sino de la dura supervivencia de la gente de Madrid en la posguerra. Pequeños personajes entrelazados entre los que destacan las colas de mujeres que, como Manolita, acuden a las cárceles, algunas destrozadas y otras dispuestas a sobrevivir. De momento pretendo llevar esta serie hasta el final porque tengo la sensación que es una novela integrada por seis.
Además de retratar una época usted brinda un explícito homenaje a Galdós y a sus Episodios Nacionales.
Así es. En un principio iba a bautizarla Nuevos Episodios Nacionales, pero pensando en las connotaciones de la palabra nacional que todavía colean, cambié de opinión y opté por interminable. En todo caso se trata de adaptar y adoptar el patrón de Galdós. Utilizar un marco histórico para que interactúen en él personajes tanto históricos como imaginarios. Max Aub hizo algo parecido en El laberinto mágico.
Con 29 años usted saltó a la fama con Las edades de Lulú, un relato erótico que ganó el premio La Sonrisa Vertical, llevado al cine por Bigas Luna. ¿Qué opina del fenómeno Cincuenta sombras de Grey?
Que es una operación de marketing muy bien montada. Hasta los años setenta la literatura erótica fue un género para hombres escrito por hombres. A partir de esa década algunas mujeres invadimos ese terreno con un objetivo ideológico y comprometido, el de reafirmar el derecho de la mujer a su propio cuerpo y placer. A finales de los noventa el sexo explícito ocupa su lugar natural en las historias de ficción y a unos señores avispados se les ocurrió que siendo la mujer mayoría lectora podrían combinar la novela romántica de toda la vida y escenas más o menos picantes. El éxito estaba asegurado.
¿Qué diría a quienes opinan que el tema de la guerra civil está ya agotado?
Que están totalmente equivocados. Los españoles vivimos sobre una auténtica mina de oro de historias maravillosas de héroes y villanos y en cuanto a la guerra civil, mucha gente piensa que ya lo sabe todo, pero lo cierto es que cada vez que publico un libro se asombran de lo que cuento y dicen, ‘Vaya, yo no sabía nada de esto’. Y es que en España se pueden ocultar las cosas más tremendas, como por ejemplo la invasión del Valle de Arán que describo en Inés y la alegría.
En el próximo libro de la serie, Los pacientes del doctor García, Grandes abordará la guerra invisible entre espías a mediados de los cuarenta en Madrid y Buenos Aires. La madre de Frankenstein, situado en pleno nacional catolicismo, se desarrolla en el manicomio de Ciempozuelos en los años cincuenta. Por último, Mariano en el Bidasoa retrata a los topos de larga duración y el fenómeno de la emigración interior en dos escenarios: Badajoz y Guipúzcoa.
Bel Carrasco
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