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‘En los márgenes’, de Juan Diego Botto
Con Luis Tosar, Penélope Cruz, Christian Checa, Adelfa Calvo, Aixa Villagrán, Juan Diego Botto, Font García, Nur Al Levi
Estreno en cines: 7 de octubre de 2022
El pasado viernes 7 de octubre se estrenaba en los cines españoles la ópera prima, como director, del bonaerense Juan Diego Botto, con título ‘En los márgenes’, y de la que ya habíamos conocido algo de información promocional, empezando por la presencia de actores de prestigio tales como Penélope Cruz o Luis Tosar, así como sobre su contenido directamente relacionado con los desahucios.
La primera sorpresa que llamó poderosamente mi atención es que fuéramos cuatro gatos en la sala. Sí, nunca mejor dicho y nunca más exacta la expresión española relativa a una cantidad insignificante de gente. Quiero pensar que, con el transcurso de los días, crecerá la expectación y que esa gran ausencia no tendrá que ver con la aporofobia y con una realidad ante la que mucha gente se pone de perfil o se aplica el proverbio de “ojos que no ven, corazón que no siente”.
De la trama, habría que decir que conviven tres historias sobre penurias sociales, relacionadas con la pobreza, el desempleo, la vivienda y la durísima cotidianidad del día a día, desarrollándose sentimientos dispares como el sufrimiento, el dolor, el compromiso, la solidaridad, la impotencia, la empatía… o incluso el abuso, la inmoralidad, la injusticia, la brutalidad policial, la insensibilización o la deshumanización social.
Pero lo más importante de todo es que consigue visibilizar de manera clara, sugestiva y convincente una realidad que va más allá de los años de burbuja inmobiliaria y de crisis económica en 2008 y siguientes, aquellos en los que se produjo un aumento desmesurado de desahucios de vivienda por incapacidad de pagar hipotecas, los mismos en los que se descubrieron a los «buitres bancarios» o se cerró la puerta a que muchos jóvenes pudieran independizarse debido a los bajos salarios.
Al hilo de lo expuesto en el anterior párrafo, y con aquella crisis ya superada -o eso nos dijeron, habría que incidir en que el problema de los desahucios persiste, con consecuencias devastadoras a nivel personal o familiar. De hecho, si tiramos de la manta se producen más de 40.000 órdenes judiciales anuales por desahucios, alrededor de un centenar al día, buena parte de las cuales tiene mucho que ver con los 4.000 suicidios que, más o menos, se producen cada año en este país.
Retomando el drama fílmico que nos ocupa, habría que destacar la forma en que está rodada, con la cámara moviéndose a gran velocidad y cierto enfoque a modo de documental, lo que provoca un ritmo trepidante que genera gran atención en el espectador desde el minuto uno hasta el final.
Asimismo, el contenido de la película posee algunas peculiaridades dignas de tener muy en cuenta, como las miradas ajenas y dubitativas, entre la implicación y la indiferencia, del hijastro de Rafael (Luis Tosar), o la abundante participación femenina en las asambleas y movimientos antidesahucios con el reto de nunca rendirse. Pero, por encima de todo, el papel de Luis Tosar como abogado activista es fabuloso, siempre estresado, desbordado por su compromiso y sin horas suficientes durante el día para todos sus quehaceres.
Sin mención explícita a ello, acaba emergiendo el controvertido artículo 47 de nuestra Constitución, el que dice que “todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación”. Es entonces cuando surge la pregunta del millón: ¿Es un derecho fundamental la vivienda o es solamente un principio de política social y económica?
Cierto es que el mencionado artículo no está ubicado en el capítulo de los derechos fundamentales y libertades públicas, sino en el III sobre los principios rectores sociales y económicos, por lo que no cuenta con las oportunas garantías procesales específicas, pero no menos cierto es que se trata de un derecho amparado por la Declaración Universal de Derechos Humanos que incumbe a todos los Estados, que incluso está revisado y actualizado en el ámbito europeo, con una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en 2014 que podría permitir que la vivienda digna fuese un derecho fundamental.
Es increíble que, si los poderes públicos regulan el uso del suelo, éste acabe siendo un bien escaso o que no haya precios de vivienda protegida por debajo del mercado, así como tampoco exista una colaboración privada para solucionar este entuerto. El problema se eterniza, pero al menos nos queda la posibilidad de visibilizarlo, para lo cual la película de Botto sirve de gran ayuda. Nadie debería dejar de verla, con los ojos abiertos es más fácil avanzar.