El artista Abel Azcona finaliza su proyecto DARK ROOM tras 42 días consecutivos de encierro en un espacio de seis metros cuadrados, sin luz y completamente aislado del exterior.
El pasado 15 de agosto Abel Azcona fue trasladado de urgencia desde la galería madrileña en la que realizaba la acción al Gregorio Marañón, donde se encuentra en observación médica hasta la fecha.
Dark Room trata una introspección cuyo objetivo es la re-construcción de un yo propio, ajeno a los contaminantes externos. Como acto metafórico, Azcona se rasuró todo el vello corporal para así asemejar la experiencia a un proceso de gestación, en su caso en el vientre de una madre prostituta y drogodependiente. El análisis de su propia infancia, marcada por el abandono, así como de la figura de su madre es una constante en el trabajo del artista que, con esta acción, se ha asegurado un puesto en la reciente Historia de la Performance como uno de los accionistas jóvenes más importantes.
Sus trabajos nunca han estado exentos de polémica, algo que quedó reflejado en una de sus últimas acciones, Eating a Koran, por la que recibió numerosas amenazas. En este caso la repercusión en redes sociales y medios especializados ha sido cuantiosa por lo que los detractores no han tardado en aparecer, parece ser que el sector más conservador del arte contemporáneo sigue sin aceptar la performance como concepto y al accionista como artista.
Como enunciaba Beuys: “Lo importante del arte es liberar a las personas, por lo tanto el arte es para mí la ciencia de la libertad”. Abel Azcona es hijo de los padres de la performance y reivindica con sus acciones sus principios performativos, por lo que emitir un juicio de valor acerca de su trabajo es hacerlo sobre la manifestación en sí.
DARK ROOM es la tercera parte de su proyecto Confinement In Search of Identity, que comenzó con un encierro durante cuatro días en una galería de Bogotá. En principio la acción se había planteado con 60 días de duración, los cuales se vieron interrumpidos el jueves por problemas médicos derivados del encierro. La curadoría ha correspondido a Victoria Sherman así como a un equipo de especialistas en arte y filosofía, girando alrededor del concepto de caverna desarrollado por Platón en su famoso escrito.
Solo nos queda presentar nuestra admiración y desearle una rápida recuperación al que se ha configurado como uno de los artistas jóvenes más importantes del panorama artístico español y de la performance en general.
Néstor Llopis
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