Axis Mundi, de Nelo Vinuesa
Espai Tactel
C / Dénia, 25. Valencia
Inauguración: viernes 5 de mayo, a las 20.00h
Hasta el 16 de junio de 2017
“No había Tierra ni tampoco esferas de atracción. La voluntad del Inmortal expandía o contraía todos sus elásticos sentidos” (William Blake, The book of Urizen)
“Cabe la posibilidad de percibir hasta que punto la pintura es una categoría artificial construida sobre la base del deseo” (Rosalind E. Krauss)
Entre el corpus teórico en torno al landschaft de Caspar David Friedrich, y los ethnoscapes de Arjun Appadurai a propósito de la nueva identidad grupal, existe un catálogo de usos del término paisaje en arte particularmente sugestivos, bien porque se apoyan en campos de estudio ajenos al mismo, o bien porque deforman el género para sumergirlo en las posibilidades de la hibridación pictórica.
Es precisamente en estos últimos, donde se produce un cautivador proceso de negación que funciona de la siguiente manera: la figura humana se volvió imperceptible dentro de un contenido que ya no es narrativo (a la vez que el cuadro se torna insuficiente), convirtiéndose en un nuevo sujeto imprescindible para activar una experiencia espacio-temporal. Fue necesaria la mutación del espacio expositivo en un lugar impoluto y “neutral”, para acabar alterando el muro arquitectónico y hacer de este un nuevo lienzo a disposición del artista, metamorfosis que concluyó en una escenografía en la que celebrar la descentralización de la obra de arte.
Con ‘Axis Mundi’, Nelo Vinuesa se plantea el límite conceptual de la pintura, para construir un recipiente simbólico en el que insertar tiempo y lugar, y en el que desarrollar un nuevo enfrentamiento entre individuo y paisaje. Haciendo uso del simbolismo cromático en su camino hacia la abstracción, y a través de un dispositivo instalativo, el artista constata que la posmodernidad también trajo consigo la recuperación del género y, con el mismo, el retorno de la teoría de lo sublime.
La verticalidad y horizontalidad a la que Edmund Burke apuntaba, son ahora cualidades destacadas por Vinuesa en un espacio galerístico, en el que se trasciende la teoría del campo expandido, al considerar el lugar de la exposición como un nuevo Axis Mundi.
Se trata de la búsqueda de un centro (que enlazaría con aquella necesidad del hombre de expresar su relación con lo Absoluto, a la que se refería Barnett Newman), apoyado en la imagen informático-topográfica de una montaña, para establecer, aquí y ahora, el punto en el que para tantas culturas convergen los rumbos de una brújula y que conecta el cielo y la tierra. En un contexto de ficción (en el que aún resuena el grito de Paul Delaroche de que la pintura ha muerto), Vinuesa abraza el párergon derridiano para desvelarnos una nueva versión de su repertorio iconográfico, y convencernos de que el ombligo del mundo, se encuentra temporalmente en una galería.
Francisco Ramallo
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