Desayunos Makma en Lotelito
Con Toni Benavent, Mariangeles Fayos y Josep Lluís Sirera
Entrevistados por el equipo de dirección de Makma: Vicente Chambó, José Luis Pérez Pont y Salva Torres
Con motivo de la celebración del Día Mundial del Teatro 2014
Si hay algo que tienen los tres en común es pasión por el teatro, más allá de sus lógicas diferencias. Oyéndoles hablar, se entiende que exista un Día Mundial del Teatro, que ellos elevan a la categoría de bien inmaterial de la humanidad. Por eso más que un día en sus vidas, el teatro ocupa la mayor parte de sus prolíficas existencias dedicadas al mundo de las tablas. Toni Benavent, Mariangeles Fayos y Josep Lluís Sirera llevan el teatro en las venas, por cuyas sangres corren, o mejor galopan, cientos de sensaciones que sirven de nutriente a una profesión que adoran. Les duele, por ello, la desidia, cuando no ignorancia, de los responsables políticos en materia tan delicada. Como les duele que sus voces no sean tenidas en cuenta a la hora de revitalizar un sector tan frágil, comparado con el audiovisual.
En la distendida y larga entrevista mantenida con ellos en los Desayunos Makma de Lotelito, con motivo de ese Día Mundial del Teatro que cada 27 de marzo se celebra y que ellos prolongan a lo largo del año, Benavent, Fayos y Sirera dibujaron el perfil de un sector repleto de talentos, a falta de un autor (entiéndase, gobierno público) que los entienda. Eso, en lo que respecta al apoyo institucional, porque la profesión también comprenden que debería evitar los compartimentos estancos habidos entre bohemia creativa y pragmatismo empresarial. Del público también afirman que es una cuestión de formación y de gusto, cuyo empuje viene dado por la oferta teatral y su promoción pública, y aquí, de nuevo, lamentan el escaso apoyo institucional y el difuminado eco mediático.
“Es imposible gestionar el sector teatral sin estimarlo”
Mariangeles Fayos, responsable junto a su hermano Enrique del Teatro Olympia de Valencia, levanta el telón con un taxativo apunte: “Se ha trasladado la idea de que la cultura vive de subvenciones y es mentira”. Cuando en su día las hubo, “con un poco de perversidad y que en cierto modo sirvieron para comprar al sector”, subraya Fayos, tampoco estuvieron acompañadas de un plan estratégico. Toni Benavent, gestor cultural y gerente de Albena Teatre, afirma que “es imposible gestionar el sector teatral sin estimarlo”, en alusión a la insensibilidad de los responsables políticos. Sin ir más lejos, Inmaculada Gil Lázaro, ex directora de Teatres de la Generalitat Valenciana y ahora en la subdirección general de CulturArts, a la que Benavent dice no haber visto “nunca” en los estrenos teatrales.
“La gran trampa fue pensar que había dinero para todo”
Josep Lluís Sirera, autor y adaptador teatral, catedrático de la Universitat Valéncia y ex vicerrector de Cultura de esta misma universidad, señala que “la gran trampa fue pensar que había dinero para todo”. Porque dinero hubo, pero nefastamente gestionado. “¿Qué queda de la Bienal o de la Ciudad de Teatro?”, se pregunta Toni Benavent, perplejo de la apuesta pública “por los grandes eventos”, en lugar de dedicar dinero a las “estructuras de base que permitan generar tejido industrial”. “Que se utilizara el Puente Rialto de Venecia para promocionar la Bienal de Valencia es un chiste”, apostilla Sirera.
“Las políticas nefastas incluso se premian”
El miedo también sale a colación. Un miedo derivado del quevedesco “poderoso caballero es don dinero”, en aquellos momentos de maná económico que se pensó duraría eternamente, para mayor gloria de quienes repartían tan goloso pastel. “Ha habido miedo por parte del sector teatral”, sostiene Sirera, y luego pone como ejemplo el caso de la Fórmula 1: “La única voz pública que se manifestó en contra fue el director del Instituto de Robótica de la Universidad de Valencia”. Lo más grave de tamaño despilfarro es la irresponsabilidad política, tanto a la hora de la mala gestión de los recursos públicos como de sus consecuencias. “Esa política nefasta incluso se premia”, subraya Mariangeles Fayos. “¿Por qué no se hacen responsables los políticos con su patrimonio personal de los errores que cometen?”, pregunta Sirera.
“Se está recortando muy mal”
Y aquellos barros trajeron estos lodos. “Se está recortando muy mal”, señala Josep Lluís Sirera. Ya se sabe: privatización de los beneficios y socialización de las pérdidas. Algunos de quienes provocaron el lodazal siguen al frente de subdirecciones, mientras se suceden los despidos en la cadena inferior. Y dada la escasez presupuestaria, “ahora se está trabajando en condiciones de enorme precariedad”, lo que lleva a Mariangeles Fayos a exigir “profesionalidad, transparencia y buena gestión”. Y un recordatorio: “Todas las autonomías están en crisis, pero aquí en la Comunidad Valenciana hay la décima parte de presupuesto que en otras”.
“Nunca ha habido tantos actores valencianos en series estatales”
“Lo que nos salva de la hecatombe es la pasión por el teatro”, dice Toni Benavent, quien apunta la crisis que lógicamente afecta al sector teatral, para después destacar el “montón de talento” que existe en la profesión. “Nunca ha habido tantos actores valencianos en series estatales: ¡hay una gran cantera!”. Y prosigue: “La materia prima está, sólo falta que alguien crea y apueste por ella”. Esa apuesta, según Mariangeles Fayos, pasa muchas veces por “la ayuda en la captación de público”, lo cual se puede hacer con “una buena promoción por parte de las instituciones”. Porque salas privadas en Valencia “hay muchas”, falta “su visibilidad mediante una correcta gestión pública”.
“La sociedad valenciana necesita un Consejo de las Artes”
Benavent, Fayos y Sirera entienden que urge la ordenación del sector teatral para lograr un mejor rendimiento. “La sociedad valenciana necesita un Consejo de las Artes”, sostiene Sirera, para quien los consejos sectoriales son insuficientes. Y añade: “Un Consejo como el existente en la mayoría de países, con representantes de todos los sectores culturales y presupuestos globales”. Y en esto incluye a las universidades. Se trata, en todo caso, de cambiar la “falta de empatía, ineficiencia e ignorancia” pública (Sirera), por la “puesta en valor de la cultura” (Fayos) mediante políticas de “diálogo con los profesionales del sector teatral; diálogo que se traslade luego a la acción” (Benavent).
“No hay talento sin una buena gestión del mismo”
“El sector del teatro es muy frágil, frente al audiovisual o las artes plásticas, porque los montajes son efímeros, tienen su fecha de caducidad”, explica Sirera. De ahí que Benavent considere tan necesario vincular lo artístico y lo crematístico, para que la bohemia no vaya por un lado y la industria por otro. “No hay talento sin una buena gestión empresarial del mismo”, agrega. Por eso es tan “necesario vertebrar la ciudad de Valencia a nivel cultural”, si tenemos en cuenta, como subraya Mariangeles Fayos, que “sólo el 4% de los turistas que vienen a la Comunidad Valenciana lo hace atraído por la cultura”, siendo un porcentaje “de los más bajos” con respecto a otras comunidades.
Del público que acude a los teatros, Sirera dice que “cuesta mucho crear y es fácil de destruir”. A su juicio, “es un problema de formación y de gusto; si ves cinco espectáculos buenos, te permite luego ser exigente”. Según Fayos, “el público quiere participar, pero tenemos que hacérselo más fácil”. Sobre todo ahora que, como apunta Benavent, “está acusando la crisis”. Una crisis que, a falta de vientos más favorables, Toni Benavent, Mariangeles Fayos y Josep Lluís Sirera capean con entusiasmo desbordante. Pasión teatral a prueba de recortes.
Salva Torres
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