Funambulista del tiempo
Sala Inestable,
C/ Aparisi Guijarro, 7. Valencia.
Última sesión, 15 de Marzo a las 20h.

Funambulista del tiempo, es la puesta en escena de lo que podríamos denominar teatro global independiente. Sus creadores: la compañía Grotesque y Cía., parten de la necesidad de comunicación entre las distintas disciplinas artísticas de sus integrantes y el interés por compartir sus lenguajes con el público. En este caso, la obra surge de los poemas de Francisco Javier Muñoz y la interpretación pictórica a modo de escenografía de María Balibrea (www.mariabalibrea.es).

Los seres grotescos que circundan al personaje principal: Emma, provocan que nos asomemos a nuestros propios monstruos, a los que Nietzsche califica como ‘la decadencia de tu tipo’ y que se ocultan definiendo a la propia sociedad que les rechaza como seres marginales.

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El concepto: volcado sobre Emma, subyace durante toda la trama de la obra, en la que van haciendo aparición contradicciones colmadas de monstruos y personajes grotescos que escapan de su imaginario,  (plasmado en la pintura),  cobrando vida en híbridos, sombras, máscaras o imágenes que deforman lo deformado; por medio de la danza (Raquel Revert y Arantxa Blasco) y la danza aérea (Araceli López). Estos se mueven al compás de la música y el canto (Dani Benedito y Gloria Aleza), entrando y saliendo de la protagonista a su antojo.

Los monstruos y seres marginales definen a Emma a modo de contra-norma,  desde sus límites y al mismo tiempo sin pretenderlo, presentando la ambigüedad propia de lo grotesco. Esta cualidad ofrece la posibilidad de definir y caracterizar sin palabras, caminando a través de nuestra sensibilidad. De ahí la riqueza de este espectáculo de teatro global.

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Por su parte,  el director, Domingo Ferrandis  consigue un ambiente fantástico,  gracias al montaje de los elementos escénicos (Raúl Aleixandre), en el que conviven ‘monstruos reales’ y otros que no lo son tanto; a saber, en un ambiente en el que la fantasía contribuye a comprender la realidad. Domingo aprovecha los trabajos de los citados Javier Muñoz en cuanto al texto, y María Balibrea en lo que se refiere a la obra pictórica, (en este caso proyectada) para internarse en un universo de emociones que se muestran, unas veces contenidas y encorsetadas, y otras libres y explosivas.