‘Gala-Dalí’, de Carmen Domingo
S.L.U. Espasa Libros
Después de otros libros como ‘Nosotras también hicimos la guerra’ (Flor del viento, 2006), ‘Conversaciones de Alcoba’ (Edebé 2009) o ‘La fuga’ (Ediciones B, 2011) y obras de teatro de gran éxito como ‘Solo son mujeres’ (2015-2016), la escritora catalana Carmen Domingo nos desvela, en ‘Gala-Dalí’ (S.L.U. Espasa Libros, 2016), los secretos de la historia personal de Gala y nos invita a hacer una lectura de esta mujer avanzada para su época, sin prejuicios y con la mente abierta.
Uno podría preguntarse el porqué justamente hablar de Gala y no del genio, de Dalí, a quienes todos conocemos más (y algunos, incluso, veneramos como ser irrepetible). Sobre esta elección ella misma nos ha comentado que “cualquier cosa me lleva sobre la pista de algún personaje, que de ahí salta a otro y a otro, hasta que doy con el que me siento a gusto. Y así ha sido con Gala, que al final ha acabado siendo mucho más interesante que Salvador Dalí”.
De este modo, Domingo, ya cómoda con el personaje, lo estudia, lo escudriña y da un giro de 180 grados a nuestras expectativas, para mostrarnos la parte fundamental y profundamente desconocida de la vida y la personalidad de una pareja distinta, de una mujer que tuvo y quiso hacerse a sí misma y que, a pesar de la época en que le tocó vivir, logró, a través de los hombres, conseguir sus objetivos.
Nacida en Kazán (Rusia) en 1894, Elena Ivanovna Diakonova -nombre original de Gala- tenía la salud delicada debido a una dolencia pulmonar. En su vida infantil y juvenil, en su casa familiar y con sus padres, Elena siente una necesidad de libertad. Cuando su familia la envía a Clavadel (Suiza) para curarse de sus problemas de salud encuentra una ventana abierta al mundo, una posibilidad de salir de su entorno más cercano. En el centro sanitario, Elena, ya convertida en Gala por su propia voluntad, conoce al que será su primer marido, un poeta joven tuberculoso y, sobre todo, atento, que quedará prendado de su personalidad de inmediato. El poeta Eugène Grindel, más conocido como Paul Éluard, será el marido de Gala, el padre de su hija y el apoyo económico fundamental hasta conseguir sus objetivos.
Durante el matrimonio con Éluard, Gala tiene, entre otros muchos, un romance con el artista Max Ernst y, poco después, nacerá su hija Cécile -de quien evitará la responsabilidad toda su vida-. Durante un viaje vacacional a Cadaqués, en 1929, conoce a Salvador Dalí, reconociendo en el joven artista al genio que algún día llegaría a ser y que ella conseguiría que fuera.
Gala se nos describe como una mujer independiente, avanzada a su tiempo, aunque igualmente muy egoísta y fría, cuestión sobre la que Carmen Domingo nos apunta: “las relaciones de pareja y las relaciones sexuales que tiene Gala están libres de prejuicios y convencionalismos y su independencia forma parte de esas mismas características”.
No se puede leer este libro con la mente cerrada ni con un espíritu demasiado pudoroso; de hecho, la historia se hilvana con una sucesión de romances libertinos para la época. Debido a que el matrimonio con Salvador no podía asentarse en el sexo -por la incapacidad de Dalí de tener contacto físico con ella-, Gala debía encontrar lo que buscaba en otras almas.
Coetánea y amiga de Coco Chanel y amante de Max Ernst, Gala no solamente fue la musa de Dalí, sino también su marchante, su compañera, su ama, su mundo entero. Según nos cuenta la autora, “el genio necesitaba a alguien que lo llevara de la mano y sin esa ayuda el genio seguía, pero no podía avanzar. (Salvador Dalí) Se dio cuenta de eso en el mismo momento en que se murió Gala». Sin embargo, el lector advierte este hecho durante todo el relato, en el que Gala lleva las cuentas, organiza las agendas y no permite a Salvador acercarse a Púbol (Girona) sin su consentimiento previo. Cuando Gala muere el libro se escribe en voz propia de Salvador, reconociéndose en éste al hombre perdido y genio desangelado sin su musa eterna.
De este modo, la aproximación de Carmen Domingo al binomio ‘Gala-Dalí’ es, sin duda, un soplo de aire fresco que nos invita a enfrentarnos a una personalidad fuerte, arrogante, libre de pensamiento y de comportamiento.
Neus Flores
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