#MAKMAArte
‘House of Bent’, de La Erreria (House of Bent) | Anna Maria Staiano y Graham Bell Tornado
VV.AA.
‘De Reüll: 1990-2020’
Sala Ferreres-Goerlich
Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC)
Museu 2, València
Hasta el 21 de febrero de 2021
“Mezclar, desordenar, sacar a la luz el hecho privado y doméstico para contraponer el propio proceso relacional ante la verificación; lo no significante frente a aquello que significa”.
Tales son las voluntades que singularizan la actitud discursiva de La Erreria (House of Bent), comandado por las artistas Anna Maria Staiano y Graham Bell Tornado, en el marco expositivo de ‘De Reüll: 1990-2020’, una muestra que apura sus dos últimas jornadas en el Centre del Carme y que “recopila la trayectoria artística de este colectivo fundado en la Marina Alta (Alicante), analizando el contexto en el que se ha desarrollado el arte contemporáneo en territorio valenciano desde la Transición hasta la actualidad”.
Un heteróclito y fecundo grupo creativo cuya inquietud y trabajo en torno del arte y la naturaleza propició un ineludible encuentro, en 2010, entre el discurso vertebral del Grup de Reüll y la idiosincrasia periférica y queer edificada sobre los cimientos de La Erreria a través de su proyecto ‘Ecogénero’, alumbrado desde su sede de Xátiva y con ulteriores ramificaciones activas en València.
Sin embargo, para adentrase en los fundamentos que instituyen el raquis de La Erreria (House of Bent), la mirada retrospectiva debe remontarse varios lustros, cuando Anna Maria Staiano y Graham Bell Tornado radican en estos predios su ubérrimo devenir por los heterodoxos sótanos de la escena performativa londinense.
“Llegamos a València en 2003”, recuerda Graham, “y empezamos a hacer performance, cabaré, nuestra primera coronación de 2006. Eran unos años muy difíciles en esta ciudad. Los peores. Veníamos de una situación en la que, de vez en cuando, podías hacer arte subvencionado” y recalaron en el orbe artístico valenciano en un período “en el que todo parecía imposible”.
Sería en 2009 cuando su horizonte de inquietudes habría de cobrar empírica morfología en Hostals 31, en pleno epicentro de la capital de la comarca de La Costera, abriendo su portalón decimonónico de la mano disidente de ‘El mundo de Rampova Cabaret’, cuyos cuadros, dibujos, escritos, cómics, performances y trajes no solo dignificarían el memorioso legado de su figura y la del grupo de cabaret político Ploma 2 (junto a la malograda Clara Bowie), sino que permitiría a La Erreria (House of Bent) constituir, a partir de entonces, una forma de ser/reflexionar/exhibir sin precedentes.
Un modo de estar y permanecer en el cosmos artístico valenciano que ha permitido a Graham y Anna Maria refrendar el trabajo de una vasta nómina de creadores cuya disertación evoluciona a partir de conceptos como género, ecología y feminismo, impelidos ambos por “el amor por una naturaleza antinatural que desde el punk, el barroco y el retro modernismo se abren”, en La Erreria, mediante “exposiciones, conciertos y visitas guiadas en el espacio”.
Distintivos que en el seno de la exposición ‘De Reüll: 1990-2020’ acontecen a través de su faceta como “coleccionistas y coleccionados, porque en un mundo lleno de objetos necesitamos preguntarnos cómo nos relacionamos desde el presente y el pasado, cómo compartimos la escena y si nos acompañarán en un futuro (si hay)”, tal y como reza en su texto curatorial.
Un vínculo de correspondencias vertebradas por el eje fundamental de aquella mencionada periferia (geográfica y semántica), mediante la que “hemos reunido una pequeña colección de amistades a través de vínculos afectivos. Artistas queer, feministas y que trabajan sobre la ecología”, reincide Graham Bell Tornado.
Más de una veintena de artistas y casi medio centenar de obras entre las que “no hay una jerarquización de lo que es y no es arte. ¿Qué son las bellas artes, la artesanía, lo kitsch?, se interroga Graham. “Todo está mezclado”.
Piezas de Alice Roth, Divine David, Amaury Grisel, Angela Dalinger, Simon Murphy, O.R.G.I.A., Almudena López, Toni Cordero, Cabello/Carceller, Rampova o Chris Korda, entre otros, junto a obras anónimas rescatadas del buitreo en el rastro de València, bordados maternos, playas de cruising, cabellos y fetichismos “que forman parte de la práctica queer”, escudos heráldicos o dibujos al pastel, y un cáustico juego de acrónimos que discurren entre ‘U.D.M.A.D. (Uniforme de Director/a de Museo de Artes Decorativas)’ y ‘H.M.R.C. (Herramientas y Mementos de las Reales Coronaciones)’.
Un florilegio iconoclasta con el que inmiscuirse en las haciendas de la institución, frente a la que Graham Bell Tornado, uniformado de la ínclita Consuelo Ciskar, habría de vindicar, en 2011, “un museo plural, abierto… a los maricones, las putas, las negras… A todo el mundo”. Un tiempo de tacones y pancartas en el que “yo era muy vulnerable”; sin embargo, aquel posicionamiento “era importante y lo hice. Ahora no habría tanto miedo de hacer una acción como aquella”. Tiempos no tan distantes de febril “lucha de calle, de orgullo” LGTBIQ, que, “gracias a la Diosa, las jóvenes generaciones están disfrutando”.
Por ello y en base a su dilatado compromiso, “estamos esperando ese reconocimiento desde agentes sociales y culturales que hemos apoyado en el pasado y que ahora están en posiciones de poder”. No obstante, advierte Graham, “los cambios son muy lentos. Aunque hay leyes que mejoran nuestra situación, la mentalidad no cambia tan rápidamente. Hay más visibilidad, pero, en contraprestación, cada vez hay más gente reaccionaria que sale en contra de todo esto”.
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