Hitman

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‘Hit Man’, de Richard Linklater
Reparto: Glen Powell, Adria Arjona, Austin Amelio, Retta, Molly Bernard, Anthony Michael, Jo-Ann Robinson
113′, Estados Unidos, 2023

Es complicado explicar qué tiene el cine de Richard Linklater para resultar tan entrañable y atractivo. Cuando miramos su filmografía en su conjunto (con ya 32 trabajos a sus espaldas entre largos de ficción, series de televisión y documentales), el cuadro se presenta con algunos picos y valles, con obras realmente memorables y otras simplemente entretenidas (lo cual tampoco está nada mal).

Son esas películas más reseñables las que se imponen en el recuerdo de sus seguidores, entre los que se encuentra este cronista. Como sucede con el cine de Woody Allen, los fans de Linklater nos encontramos en su cine como cuando quedamos con un amigo a tomar un par de cañas, en una terraza, una agradable tarde de primavera. No es solo lo que nos cuenta, es un espíritu, una impresión.

Richard Linklater arranca su carrera como uno de los nombres más relevantes del llamado cine independiente norteamericano de los 90. Cine con una forma sucia, a pie de calle, que indaga, con pocos recursos, el mundo de la América trabajadora y la juventud.

Rápidamente, sus producciones cobrarían algo más de vuelo en cuanto a presupuestos y factura, lo que acabaría por sacarle brillo a sus imágenes, volviéndose algo más conservador en sus ejes formales, pero manteniendo algo de esa voluntad de permanecer cerca de la frontera, del margen, que quedaría en su manera de plantear argumentos, conservando esa mirada crítica y tierna, al mismo tiempo, hacia la cultura de su país, con su Texas natal como fondo de muchas de sus obras.

Fotograma de ‘Hit Man’, de Richard Linklater.

El campo de Linklater se sostendría en un equilibrio bien calculado entre una cierta comercialidad (con repartos muy atractivos que harían carrera en el cine mainstream) y un cierto embalaje pop y contracultural, entendido a la manera americana.

Ya sea en sus comedias de adolescentes, como en la trilogía romántica que inició con ‘Antes del amanecer’ (1995), Linklater supo expresarse y atraer el alma desenfadada muy del gusto de aquella generación de la última década del siglo XX y que iba a acompañarle a lo largo de los años. Linklater nunca ha perdido ese toque.

Incluso hoy, cuando ya ha superado sus 60, sus seguidores nos acercamos a su obra con el mismo entusiasmo de nuestros 20; aún nos sentimos modernos, dueños de una tendencia, como se dice ahora; sentimos que somos jóvenes y rompedores. Pero si hay algo que destaca en el cine de Linklater es el tratamiento de sus personajes, con los que nos arropamos y, de alguna manera, nos reconocemos gracias a su profunda humanidad.

Fotograma de ‘Hit Man’, de Richard Linklater.

Hit Man’, su último trabajo presentado en salas (ya tiene en marcha el siguiente), cuenta la historia de Gary Johnson, un profesor que da clases de Filosofía en la Universidad de Nueva Orleans. La vida de Gary es realmente monótona. Vive solo con sus gatos y en su agenda no caben más compromisos que los que le llevan cada día de su casa al trabajo. Pero, en su tiempo libre, Gary colabora con la Policía como apoyo de un falso asesino a sueldo, interpretado por su compañero Jasper, que ofrece sus servicios a personas que quieren contratarlo para resolver sus problemas.

Un día, Jasper debe retirarse por un tiempo y proponen a Gary ocupar su lugar. Al principio, Gary no se ve en el papel, pero una vez empieza a interpretarlo, descubre que tiene unas aptitudes naturales, lo que rápidamente produce un ascenso de las detenciones, provocando, con ello, los recelos del propio Jasper, que, más tarde, se sentirá desplazado por Gary cuando quiere volver a su puesto.

Pero esto no ha hecho más que empezar. La vida de Gary da un giro cuando conoce a Madison, una mujer muy atractiva que quiere contratarlo para que mate a su marido, un hombre que la maltrata. Gary comprende que, si sigue con el juego, Madison acabará detenida y, compadeciéndose de ella, la convence para que desista. Y las cosas se complican.

De forma general, con ‘Hit Man’ estamos ante una comedia romántica de corte clásico. La fórmula es bien simple: chico conoce a chica en apuros, trata de ayudarla y comienza el enredo. En ese sentido, Linklater maneja los códigos del género con maestría.

Para ello, se ha unido, junto con el actor Glen Powell, coguionista y protagonista de la cinta, al guionista Skip Hollandsworth, con quien ya había colaborado en la también brillante ‘Bernie’ (2011). Ambas películas comparten el elemento común de estar basada en hechos reales (Linklater llegó a acoger en su casa al asesino de viudas que interpretaba Jack Black).

Fotograma de ‘Hit Man’, de Richard Linklater.

A partir de aquí, Linklater y sus socios creativos construyen un artefacto donde los puntos de giro y las sorpresas se convierten en los hitos que arrastrarán al espectador. ‘Hit Man’ juega con pulcritud sus cartas y, aunque algunas de sus soluciones de la trama nos pueden parecer poco originales, el recorrido está tan bien articulado que no nos damos cuenta.

En una primera capa, podríamos decir que la obra de Linklater nos propone una reflexión sobre la identidad en esta sociedad de las redes sociales. Desde que Gary comienza a ejercer como falso asesino, se produce en él una especie de desdoblamiento entre su yo real, como tímido profesor universitario, y los papeles que interpreta cuando se pone en la piel de su alter ego.

En la era de los influencers, de alguna manera, todos sentimos que llevamos vidas poco reseñables. Para sobreponernos a nuestra propia mediocridad, o bien nos deleitamos observando la vida de otros o nos construimos otra vida paralela. En cierto modo, todos queremos vivir nuestra propia aventura.

Este es el papel que cumple Gary en cada una de sus interpretaciones, primero para sí mismo y luego para sus ocasionales clientes, tratando de satisfacer sus expectativas. En este sentido, Linklater pone en juego un amplio espectro de caracteres que palpitan en el nudo de la cultura norteamericana, empezando por el propio disfraz que Gary se construye al modo de un James Bond de poca monta; un tipo duro, frío y calculador que tiene una respuesta ingeniosa en cada intercambio de frases.

Con ‘Hit Man’, Linklater nos anima a medir nuestras vidas con mayor afecto hacia nosotros mismos, a tomar riesgos y romper con los grilletes que tienen amordazada nuestra propia creatividad existencial.

Al mismo tiempo, y como hace en buena parte de su cine, ‘Hit Man’ sirve al director de Texas para elaborar un entrañable retrato de la sociedad americana. En un breve recorrido, los distintos clientes de Gary se convierten en cada una de las esquinas que divergen en un país hoy fraccionado por la polarización: sus miedos y obsesiones, sus miserias físicas y psicológicas, sus necesidades y diferencias, económicas y culturales; sus distintos modos de vida.

Gary mira hacia fuera, como sus clientes lo miran a él. En un momento determinado, las circunstancias le obligan a improvisar y a Gary no le da tiempo a documentarse sobre un nuevo cliente que le ha contratado. Roto el espejismo, empiezan los problemas. En este juego de reflejos, Linklater nos ofrece una mirada hacia esa América abandonada por los centros de poder, pero también cómo se ve a sí misma esa América.

Una América, además, que parece hundida en la soledad. Desde que aparece en pantalla, Gary se nos presenta como un hombre sin lazos conocidos. No tiene familia ni amigos, convive con dos gatos y ni siquiera cuenta con la complicidad de sus alumnos, que lo ven como un don nadie.

Una América deprimida que ha sido abandonada por esa fuerza que le permitiría quitarse de encima sus angustias y recobrar su autoestima individual y colectiva. Una América sojuzgada en su yo más profundo, incapaz de sobreponerse ante un mundo en el que generar expectativas supone una presión enorme.

Según Gary va superando sus propios complejos personales, traslada este entusiasmo a sus clases, que, poco a poco, se van convirtiendo en una experiencia motivacional. No os durmáis, romped cadenas, liberad las mentes, cualquiera de vosotros puede hacerlo, les dice.

Pero, al final, todo ese entusiasmo y energía tiene que tener una meta. Y si bien Linklater quiere que despertemos de nuestro letargo, tampoco es un anarquista radical. La última imagen de la película nos dice hacia dónde apuntan los tiros. Volver a lo normal, pero de otra forma.

Pero todo este artefacto no funcionaría sin ese toque Linklater que impregna toda su filmografía y que se centra en la cuidada construcción de personajes y situaciones realmente sugerentes. Como decíamos al principio, Linklater mira a sus personajes con una profunda ternura que transmite al espectador. Incluso el tipo más miserable que contrata a Gary aparece, a nuestros ojos, con comprensión sociológica.

Linklater ama a sus personajes y nos transmite ese afecto a nosotros. Quizá su cine vaya de esto. Como nos sugiere ‘Hit Man’, la película, pongamos un poco de amor y pasión en nuestra vida. Sin duda, no estamos ante una de sus mejores trabajos, pero eso no lo desmerece en absoluto. Linklater nos hace pasar un buen rato y nos anima a conocernos algo mejor, y eso es más que suficiente para pagar una entrada.