#MAKMAArte
‘#INGOYA’, una experiencia inmersiva
Dirección, producción y coordinación: Yolanda Bergareche, Alfonso Mardones e Isabel Oliart
Ateneo Mercantil de València
Plaza del Ayuntamiento 18, València
Hasta el 30 de junio de 2022
“Queríamos poner una lupa en Goya para que la gente se de cuenta del genio que era”. Lo dice Yolanda Bergareche, directora de ‘#INGOYA’, la experiencia inmersiva que recala en el Ateneo Mercantil de València; la experiencia de poder contemplar la obra de Francisco de Goya con todo lujo de detalles.
Más que una exposición -no hay obras colgadas de las paredes-, ‘#INGOYA’ es una manera diferente de percibir la pintura del genio aragonés, transformada en un millar de imágenes que, a través de proyectores de alta definición, son mostradas en pantallas gigantes.
La espectacularidad del montaje no pretende convertir la visión de la obra de Goya en un fastuoso “videojuego” con el que la gente llegara a “emborracharse”, como resalta Bergareche –“no queríamos efectismos”-, sino una forma de aproximar al gran público la producción del autor de ‘La maja desnuda’ “respetando su mirada”, insiste la directora de tamaña experiencia.
Hay una parte didáctica, más destinada a la lectura de los datos que contextualizan el trabajo de Goya, y otra audiovisual, que Bergareche relaciona con lo emocional, en parangón con los hemisferios izquierdo y derecho de nuestro cerebro.
“Queremos que la gente entienda, mediante el cronograma, qué pintó Goya y qué pasaba en el mundo mientras él pintaba -al tiempo que retrataba a gente de la corte, estaban guillotinando a los reyes en Francia-, para después introducirnos en una segunda parte, que hemos llamado emocional, porque ya no hay nada que leer, sino simplemente escuchar la música y ver su pintura”, apunta la directora.
De esta manera, a través de las diversas pantallas, el espectador se sumerge en la propia experiencia pictórica de Goya -ayudado por la música de Albéniz, Falla o Granados- repleta de sus pinturas negras, sus caprichos, sus disparates y los no menos grotescos retratos de reyes, aristócratas y nobles, tan próximos a la realidad representada de la época como fiel reflejo de la oscura mirada del artista.
Goya es, a juicio del filósofo Tzvetan Todorov, recogido en su libro ‘Goya. A la sombra de las Luces’ -que se puede adquirir en la tienda que completa el evento en el Ateneo Mercantil- “mucho más sensible a los vicios y a las pasiones subterráneas que a las virtudes y a la tendencia a la felicidad. Las calamidades humanas suscitan más su curiosidad que su elocuencia educativa”.
‘#INGOYA’, a poco que el espectador se deje llevar por las imágenes que lo envuelven, sin caer en el peligro de su espectacularidad, ofrece la oportunidad de percibir todas esas pasiones subterráneas de la pintura de Goya, gracias al sinfín de detalles captados mediante las nuevas tecnologías.
“Con escáneres de altísima resolución, podemos meternos dentro del cuadro para ver cómo Goya, con un solo brochazo, lograba una sorprendente expresividad. Es una técnica de genio, porque no es minuciosa, sino de pura intuición”, señala Bergareche.
Todorov se refiere, en este sentido, a la dialéctica que se establece en su obra entre los objetos y las personas dibujados con claridad -con los colores rellenando los contornos previamente trazados- y las manchas de color con las que crea otro régimen de figuras, las cuales pierden su existencia autónoma. Por un lado, cierta jerarquía entre los objetos y, por otra, una disolución de la misma para que se produzca una gran confusión.
Tal y como recoge en una de sus famosas pinturas, “el sueño de la razón produce monstruos”, lo que lleva a Todorov a precisar, tirando de este hilo, que en la obra de Goya “la razón no reina como ama y dueña en la casa de la mente. El orden está contaminado por el caos”.
“Su pintura negra es impactante. Cuando pinta para él mismo en la Quinta del Sordo donde vivía, ya se muestra como el precursor de los movimientos pictóricos posteriores, tales como el impresionismo o el expresionismo. Es el primer pintor moderno”, subraya Bergareche, destacando a su vez la “maestría increíble” con la que retrataba a personajes de su tiempo, “pintando los ojos de la gente con una gran expresividad”.
Por eso es tan importante, para cuantos asistan a la experiencia inmersiva de #INGOYA, que el embelesamiento que producen las imágenes contempladas a semejante tamaño, no ciegue la posibilidad de adentrarse, a través de la lupa audiovisual, en ese universo goyesco que hace visible lo invisible, tal y como lo describe Todorov: “Para él, el arte no puede limitarse a educar al pueblo, sino que su vocación es adentrarse en los misterios del mundo”.
‘#INGOYA’ posibilita ese adentramiento, no sacrificando la belleza de las imágenes a la verdad aludida en la pintura de Goya. Una verdad vinculada con la violencia -hoy lamentablemente puesta de nuevo en juego mediante el despliegue bélico-, que el genio aragonés revela para que sea siempre tenida en cuenta.
Como resalta Todorov, “la violencia siempre encuentra un lugar en su obra. No se cansa de mostrarnos las diferentes manifestaciones de esta tendencia humana y nos obliga a preguntarnos por su origen, como él mismo debía de hacer”. Y como se sugiere en el Ateneo Mercantil, a poco que nos fijemos en los detalles de tan fastuosa pintura, al ritmo de una música apabullante, y por mucho que la grandilocuencia de las imágenes cautiven nuestra mirada del lado netamente escópico.
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