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Entrevista con Ink Bad Company
Autor del cartel del 38 Cinema Jove 2023
Del 22 de junio al 1 de julio de 2023
Entrevistamos a Ink Bad Company, la cabeza pensante y ejecutante del último cartel de Cinema Jove, que se presentó ayer en la Sala 7 del Teatre Rialto. Al igual que Lucy Gutiérrez, la artista que acometió la tarea el año pasado, Ink Bad Company –alter ego de JC Guerrero– asume el encargo con ilusión y humor, siguiendo la estela de sus trabajos creativos anteriores, entre los que encuentran portadas para las revistas Panenka o Forbes, junto a clientes de la envergadura de Martini o Movistar+.
Resulta curiosa, en estos tiempos digitales, esa vuelta general a lo analógico y al ruido en un momento en el que se esperaba que estuviéramos hablando solo de megapíxeles, Full HD y Ultra HD. En tu trabajo está muy patente esta cuestión, reflejada en “el semitono punteado y un vínculo completamente innecesario con el papel”, como tú mismo comentas.
Tengo la impresión de que estamos en un momento donde todo es tendencia a la vez. Y cuando todo es tendencia, nada lo es. En cualquier caso, esté de moda o no, entiendo que lo retro, la nostalgia, la creatividad y el hacer cosas con las manos tiene tirón. Tal vez sea debido a un efecto muelle, resultado del exceso de digitalización en nuestro día a día.
Pero también hay mucho de impostura en esa vuelta a lo analógico, puesto que sacamos un poco la cabeza de la madriguera, pero tardamos poco en volver al confort de la pantalla de nuestro smartphone. Posiblemente, ahí radique el encanto que comentas: de lo que parece analógico pero no lo es, porque nos habla de unos temas y desde un contexto totalmente digital y contemporáneo. En esa contradicción está la clave.
Y tú, ¿por qué lo haces así?
En mi caso, la adscripción a lo retro fue muy natural y completamente improvisada. Simplemente, comencé con la tinta, los temas y la estética que me eran cercanos. Curiosamente, desde hace unos años, rara es la ocasión en la que puedo volver al papel y, a pesar de esto, mi gráfica continúa asociada –y esta vez sí, de forma deliberada– a lo analógico. Lo dicho, un disparate [ríe].
La IA, la famosa inteligencia artificial, aplicada a la creación de imágenes supone un enorme reto. ¿Has notado ya los efectos en la manera de relacionarse los clientes, las agencias y los creativos?
Tiendo a no ser catastrofista con estos temas y a quitarle hierro al asunto, viéndolo simplemente como el trending topic del momento. Salvando las distancias, algo similar sucedió con la pandemia que, al parecer, decían que nos haría mejores personas, que cambaría nuestro mundo y la manera de relacionarnos. Tampoco fue exactamente así.
Puedo entender que la IA haya causado especial impresión en nuestro gremio, pero no termino de compartir la visión de quienes la demonizan ni, tampoco, de quienes la deifican. Y, aunque tampoco me gusta hacer futuribles, creo que con el tiempo terminará integrándose en nuestro trabajo como una herramienta más a nuestra disposición. Al menos yo no he notado por ahora esos efectos terribles o mágicos de la inteligencia artificial.
Hace más de diez años que has cursado el Máster de Diseño e Ilustración de la Universitat Politécnica de València. Las cosas han cambiado bastante desde entonces. ¿Qué recomendación le darías a los estudiantes que están ahora mismo matriculados o tienen planteado hacerlo?
Gracias por recordarme que ya no soy ningún chaval [ríe]. Es cierto que las cosas han cambiado bastante. En ese momento, cursaba la segunda edición del Máster, y prácticamente no había muchas alternativas. Creo recordar que solo estaba la UPV y la Escuela Elisava, en Barcelona, así que me trasladé a València para formarme. Al tiempo, aparecieron otras opciones en la ciudad, como la EASD [Escola Superior de Disseny de València] o Barreira.
Quienes se están planteando un futuro como ilustradores o diseñadores tienen un abanico muy amplio de opciones. Si puedo, más que recomendarles, querría señalarles que la fisicidad de la experiencia humana de cursar un máster como el de Diseño e ilustración de la UPV es impagable. Yo tuve la suerte de coincidir con compañeros tremendamente talentosos de los que aprendí mucho, y con los que actualmente mantengo una gran amistad.
Al año siguiente creaste –en equipo con Melani Lleonart y Laura Inat, al frente del diseño, y Be Towers y Nicola Nide, en la ilustración– un cartel del propio máster que fue galardonado con un Laus de Bronce por la ADG-FAD. ¿Crees que están suficientemente reconocidos la ilustración y el diseño fuera del ámbito especializado que nos ocupa?
Es difícil de decir porque habría que establecer una comparativa. ¿Está suficientemente reconocida la labor de médicos o investigadores? Nosotros no salvamos vidas ni nuestro trabajo tiene un impacto real en la gente. Por lo tanto, creo que el reconocimiento de nuestra profesión es exactamente el que cabría esperar.
En cambio, vivimos rodeados de imágenes por las que la mayoría de gente pasa de puntillas, pero, de manera consciente o no, conforman la forma en la que pensamos y damos forma a nuestro mundo. Así, para los que nos dedicamos a darles sentido, el poder vivir de ellas ya me parece recompensa suficiente.
Cinema Jove es un festival en el que conviven una gran variedad de géneros cinematográficos. ¿Cómo has asumido el reto de este encargo para condensarlos todos en un cartel?
Tú mismo lo has dicho. Hay proyectos pequeños, grandes y una tercera categoría que ciertamente suponen un reto. Cinema Jove lo ha sido y, como todo reto, hay que afrontarlo con sentido de la responsabilidad, con toda la confianza de la que puedas hacer acopio y, también, con un poco de inconsciencia.
Me considero afortunado de formar parte de una empresa como Cinema Jove y haber aportado mi pellizco para que el festival siga siendo uno de los eventos culturales más importantes de la ciudad.
Trabajar con Ada Diez y Carlos Madrid –directora de arte y director del festival, respectivamente– ha sido, además de fácil, una experiencia que disfruté enormemente. El objetivo ha sido mantener en esta 38ª edición ese amor por la ilustración y el diseño de ediciones anteriores. Joan Quirós o Luci Gutiérrez dejaron el pabellón bien alto y he intentado mantener esa inercia. Creo que el balance ha sido muy positivo, o eso espero.
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