#MAKMAAudiovisual
‘Amigos hasta la muerte’, de Javier Veiga
Reparto: Javier Veiga, Marta Hazas, Mauricio Ochmann, Luna Gallego, Nacho Nugo
Cines Lys
Passeig de Russafa 3, València
Miércoles 19 de septiembre de 2023
España, 2023, 98’
Javier Veiga es uno de esos actores al que se puede decir que le encaja como un guante esa etiqueta, con frecuencia, tan manida de “popular”. Como en otros casos, su idilio con el gran público comenzó con sus actuaciones en el programa ‘El club de la comedia’. De ahí, saltó al mundo de las series de televisión, participando en títulos como ‘Siete Vidas’, ‘Moncloa ¿dígame?’ o ‘7 días al Desnudo’. Y luego, al cine, claro, donde protagonizó películas como ‘El año de la garrapata’, ‘Escuela de seducción’ y ‘Tuno negro’.
Pero las inquietudes de Veiga traspasan la actuación para ocuparse de otras facetas como la dirección teatral y de cine, y, desde hace algunos años, la producción audiovisual para la que constituiría su propia productora con la que ha realizado ya series como ‘Gym Tomy’ o ‘Pequeñas coincidencias’, la primera serie española realizada para la plataforma Amazon Prime.
Ahora, Veiga toma las riendas del que será el primer largometraje de su carrera, ‘Amigos hasta la muerte’, una comedia con la que se presentaba, junto a su compañera, protagonista y coproductora, Marta Hazas, en un encuentro con la prensa en los Cines Lys de Valencia, previo a su estreno comercial este fin de semana.
‘Amigos hasta la muerte’ cuenta la historia de María, Nacho y Suso, tres amigos cuya relación no se encuentra precisamente en su mejor momento. Cuando arranca la historia, María y Suso, pareja sentimental, acaban de separarse por culpa de una infidelidad de ella… con Nacho. Este hecho ha roto la amistad entre los tres. Pero el descubrimiento de una enfermedad en uno de ellos les empujará a mover ficha. Quizá no les quede tiempo para arreglar las cosas.
Para Javier Veiga, la experiencia acumulada estos años de trabajo delante y detrás de la cámara, sin duda supusieron un refuerzo a la hora de tomar las riendas de su primer largometraje, lo que no quiere decir que la experiencia no supusiera un reto.
“Está eso de “una película de” que parece que es algo que da hasta un poco de vértigo. Esa emoción la he sentido igual, la presión de hacerlo, sentir que hay que estar a la altura de la expectativa que puede generar una película como esta, con una producción bastante grande, con mucho equipo detrás”, comentó.
Una vez lanzado a la arena, con las manos en la masa, ya no hubo marcha atrás. En su ópera prima, ha tocado todas las facetas, desde el guion a la producción, pasando por asumir uno de los roles protagonistas.
“Me gusta contar historias en 360º, desde la idea hasta el hecho de contarlas, no solo como narrador, sino como parte de esa historia, contarlas en primera persona. Esto no quiere decir que en todo lo que vaya a hacer vaya a estar también como actor. De hecho, en el siguiente proyecto que tengo no será así, pero me gusta hacer estas historias en las que el autor está muy presente en lo que se cuenta”, explicó Veiga.
Tanto es así que, en realidad, ‘Amigos hasta la muerte’ está basada en un texto del propio director, escrito años atrás para ser representado en el teatro. En la obra original, las cosas transcurrían en un único espacio, el bar de Nacho, su personaje, lo que, en sus propias palabras, ha resultado uno de los mayores desafíos de la adaptación. Ese fondo teatral, queda como lecho de una película que, sobre todo, se apoya en la profusión de unos diálogos que soportan buena parte de la trama y el sentido de la película.
“A mí me gusta este tipo de historias muy verborreicas de gente que, no solo hablan mucho, sino que hablan en bucle”, señaló el director, muy consciente de su apuesta. “Creo que esto pasa en la vida. En general, tendemos a hablar mucho para decir muy poco. A mí me gusta el cine de Woody Allen o ese cine francés en el que te encuentras unos personajes que hablan y hablan y piensas: no estáis diciendo nada, cuando lo que queréis es abrazaros y callaros un rato. A veces, no ser capaz de decir “te quiero” hace que digas demasiadas palabras para evitar decir algo que no es tan difícil”.
Pero, sin duda, la base de este proyecto no estaba solo en el guion o en la capacidad de Veiga y su productora para abordarlo. Según su propia filosofía, era imprescindible reunir a un equipo técnico que respirara el mismo espíritu de amistad que respiraban sus protagonistas y que querían trasladar a la pantalla. Para la actriz y productora Marta Hazas, este era un punto de apoyo fundamental.
“La verdad es que, desde que empezamos con ‘Pequeñas coincidencias’, nos gusta rodearnos de amigos. Esto es clave, porque hace que llegues más lejos, puedas volar mucho más en los proyectos, especialmente en una película en la que la amistad era un tema tan central. Nosotros creíamos que hay cosas intangibles que no se cuentan, pero que sí que traspasan la pantalla y es que la gente que está en el equipo técnico y artístico sean amigos, que se sumen a la historia”, reconoció Hazas ante la mirada afirmativa de su socio y compañero de reparto.
Entre esos amigos de viaje, se encuentra el músico y compositor Xoel López, que, además de componer parte de la banda sonora de la película, interviene en un pequeño papel. “Nosotros conocíamos a Xoel más por su música que personalmente, pero creíamos que encajaba muy bien en esta morriña feel good que tiene la película. Al principio, solo iba a ser un cameo, pero luego le dijimos: “¿Tú te animarías a estar en la pandilla de amigos?» Y la verdad es que se lanzó. De hecho, otro de la pandilla de amigos es su batería habitual, Ferlamas”, apuntó la actriz.
Metidos en otras cuestiones, donde ‘Amigos hasta la muerte’ llamará la atención del espectador es por esa combinación de géneros que mezcla un hecho dramático con un sentido del humor muy propio de su director. Un equilibrio difícil de conseguir y que pone a la película bajo examen durante todo el metraje.
“En general, siempre que oyes hablar de [género] dramedia, gana uno de los dos, o el drama o la comedia. A veces es un dramón en el que de vez en cuando hay una sonrisita o es una comedia en la que luego, al final, intentan ponerse más serios. Pero hacer una historia en la que ambas cosas convivan es muy difícil. Si te pasas en uno de los dos lados, pierdes una de las dos cosas. Si te pasas con la comedia y haces algo que pierda credibilidad, la gente no se va a dejar emocionar ni va a seguir la historia. Y si te pasas con lo dramático, la gente no se va a permitir reír”, reflexionó Veiga sobre su propia propuesta.
Ni lo cómico ni lo dramático resultan excluyentes en el caso de una película que busca muy conscientemente la complicidad del espectador, tratando de entretenerle mientras lo anima a reflexionar sobre algunas cuestiones que le son próximas. Nacho, Suso y María se conocen de toda la vida. Sin embargo, eso no implica que se comprendan tan bien como creen. Al final, siempre queda algún secreto escondido.
“Casi toda la ficción que vemos habitualmente, que son cosas de narcotraficantes, de superhéroes, de policías, son vidas que no tienen mucho que ver conmigo. Esto tiene que ver con personas que se ven metidos con asuntos como el amor, la enfermedad, la amistad, cosas que vivimos cotidianamente y que, cuando te llevan a un punto difícil de gestionar, es donde se ve las prioridades de cada uno y lo que cada persona es capaz de hacer o de afrontar en ese momento. Creo que eso es lo que cuenta la historia, eso que depende de las prioridades, donde lo que parecía importante deja de serlo y pasan a ser importantes otras cosas”, subrayó el director de origen gallego.
“Hay una frase, que se dice al principio de la película, que es ese refrán que dice: hablando se entiende la gente. Una cosa como de perogrullo. Pero, ¿no sería más bonito decir: escuchando se entiende la gente?”, se preguntó Veiga.
“Siempre he pensado que ese refrán está mal escrito. A veces nos complicamos la vida por no decirnos las cosas, por no ser capaces de decir: dime lo que quieres, lo que piensas y a lo mejor estamos de acuerdo. Solamente que, como no lo hemos dicho, nos metemos en unos jardines terribles”. Más de uno tendría que reflexionar sobre esta cuestión tan sencilla y escuchar al director. Se resolverían muchos problemas.
Y otra reflexión: “Las mejores cosas de la vida se hacen sin darte cuenta”, comenta uno de los personajes en una película que apela constantemente al refranero. A la hora de asumir esta filosofía, sin embargo, ambos intérpretes discrepan un poco.
“Para mí, de las mejores cosas de la vida sí que te das cuenta, pero es verdad que a veces pasan sin que te des cuenta de ello”, señaló Mazas bajo la atenta mirada de Veiga, que analizaba cada palabra. “Yo muchas veces provoco que las cosas más importantes pasen, como provoqué que se hiciera esta película. Pero es verdad que no siempre te das cuenta de esas pequeñas cosas que han sucedido en tu vida. Luego te dices: qué importante fue este momento que a lo mejor decidió que yo fuera actriz o que tomara este camino».
Como en el cine de Woody Allen, al que se refería, la cinta de Javier Veiga toma al azar como elemento vertebrador de la trama, un elemento de discordia que para el director representa un tema fundamental en todo lo que escribe. Para Veiga el azar es el “generador del orden universal”. No nos escapamos de él.
“Creo que es bonito cuando, de repente, te das cuentas de lo importante que ha sido esto que te llegó así, ni lo pensaste. Luego, tú sí debes ir agarrando lo que puedes y lo que más te gusta de las cosas. Siendo un poco pedante, Benedetti decía que el destino lo hacemos nosotros y el azar, cada vez más nosotros y menos el azar. Creo que es más una voluntad que una realidad. Tú intentas dominar cada vez más al azar, pero no sé si se consigue. Yo tengo cincuenta y todavía sigo en que el azar manda más que yo”, afirmó Veiga, entre risas.
En esta lucha contra el azar, se podría decir que ‘Amigos hasta la muerte’ es una obra coral. Sin embargo, cuando vemos la película, sabemos que, en realidad, es el personaje de María la que lleva la voz cantante. Para la actriz Marta Hazas lo atractivo de su personaje residía precisamente en un personaje que tiene, a su entender, muchas capas. Cierto que, a estas alturas, todo esto de los tríos es algo que ya se ha abordado en el cine, pero aquí el personaje femenino llevaría la delantera.
“Lo he vivido como un personaje femenino de los que son un regalo para una actriz porque no está al compás del gracioso de turno de la comedia, teniendo que ser siempre el personaje blanco, ni en el drama, donde eres aquella a la que no le pasan las cosas porque le pasan a él y tú solo eres el paño de lágrimas. Aquí eres el agente que acciona los hilos”, manifestó la actriz cántabra.
Sea como sea, lo que es obvio es que en esto de los papeles protagonistas, las cosas están cambiando en el cine español. Como también apuntó Hazas, de unos años a esta parte, cada vez hay más mujeres guionistas y directoras dentro de la industria, lo que sin duda ha provocado este giro que ella encontraba natural.
“La mujer ha ido un montón al cine y es la que ha arrastrado muchas veces a la pareja, sobre todo en la gente que tiene cierta edad. Y ahora [ese cine] les está contando historias que le interesan y no necesariamente que tenga que ver solo con cosas súper femeninas, como tener la regla o ser madre. De pronto, tienes directoras que empiezan a hacer género, como Carlota Pereda con ‘Cerdita’, o Paula Ortiz (‘La novia’)”, señaló.
“Es verdad que es tendencia y es algo que ya no te permite el mercado ni un productor. Una historia en la que no haya un punto de vista femenino es muy difícil de contar. Pero yo creo que es algo natural, que la propia evolución nos ha llevado aquí”, añadió Veiga como recordatorio.
Pero sin duda, otro de los protagonistas de la película es la ciudad de Ourense, de la que Veiga es oriundo y donde se ha rodado buena parte del proyecto. Aquí es cuando ‘Amigos hasta la muerte’ cobra también una dimensión de viaje hacia esos otros espacios que también son España, donde suceden cosas, dramas, conflictos. No todo iba a ser Madrid o Barcelona.
“Al final, casi toda la población vivimos en ciudades. La vida en Valencia o en Alicante o en Ciudad Real, incluso, siendo un sitio muy pequeño, se parece mucho a la que se vive en Madrid o en Barcelona. La gente urbana tenemos una vida muy parecida, vamos a cines, salimos a tomar una copa del bar… O sea, que hacemos una vida muy similar. Creo que es maravilloso, porque da incluso otra credibilidad, ves otras cosas que nos he visto, otros espacios”, afirmó Veiga.
En el fondo, una oportunidad para conocernos mejor, para entender que, siendo muy diferentes, en el fondo somos la misma cosa. Más de un político podría recordarlo. “La ficción debería también cumplir ese rol social. Se supone que la ficción, ya sea el cine, una novela o lo que sea, debe hablar a la gente de su época y de sus cosas. Ese el cine que me interesa. Me gustan las historias que hablan de mi realidad. Esas son las cosas que me gusta leer, que me gusta ver en una pantalla, cosas que tienen que ver con mi mundo, que estén más o menos cerca de mi ombligo, las cosas que me pasan. Eso es lo importante de que tengamos ficción propia”, resaltó Veiga con rotundidad.
Y, al fondo de todo, el humor. Humor como bandera, como horizonte, incluso ante las situaciones más dramáticas a las que pueda enfrentarnos la vida. “Tener esa actitud y ser capaz de reírte hasta de la muerte, es casi por lo que quiero hacer esta película”, sostuvo el director gallego.
“Es ser capaz de contar esta historia y que la gente salga del cine, como yo creo que van a salir, reconfortados. Esa es la razón por la que yo hago la película, para mí también, como algo terapéutico. Y espero que para el público también tenga ese punto de ser capaces de ver las cosas desde otro punto de vista”, agregó.
Para Marta Hazas las cosas están bastante claras: “Jardiel Poncela decía que el amor se escribe con H y yo creo que se refería al humor. Para mí es muy importante. Me gusta la gente con sentido del humor. Pienso que la gente que entiende la vida así es mucho más generosa en el amor, que no la que se toma todo tan en serio”.
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