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‘Jaws’
Artistas: noname (Enrique Arranz, Claudia Leoni, Sofia Díaz, Marcos Pizarro, Meritxell Simó, Mateo Méndez, Llum Martin, Lydia Plaza y Pedro Aguilar)
Espacio Sistemas
Agustí Centelles Ossò 10, València
Diciembre de 2023-enero de 2024
Realmente, el arte emergente podría compararse con la aleta de un tiburón que se vislumbrará en el horizonte. A primera vista, no logramos discernir si se trata de una broma de chicos que se divierten asustando a los bañistas o de una amenaza que finalmente devorará a los espectadores con sus afilados dientes. En nuestras manos está cerrar la playa al baño, o ignorar estratégicamente el peligro para rentabilizar la temporada.
Desde el momento en que la academia fue cuestionada por el Salón de los Rechazados, el sistema ha reforzado sus mecanismos eludiendo el cuestionamiento de su naturaleza. Spielberg descubrió en los 70, precisamente con ‘Jaws’, el éxito de las superproducciones veraniegas donde el público disfruta sintiéndose amenazado por lo imposible. Implantar en sus cabezas la idea de ser devorado por una bestia se ha convertido en un argumento muy rentable.
El visionario Fredric Jameson, que ya calificará al postmodernismo como la claudicación de la cultura ante la presión del capitalismo organizado, destaca la polisemia del tiburón interpretado como enemigo exterior o íntima ceguera ante la muerte.
Un tiburón de 12 millones de dólares, eso debió pensar el publicista Charles Saatchi cuando adquirió ‘La imposibilidad física de la muerte en la mente de alguien vivo’, un tiburón conservado en formaldehído en una vitrina. Parece que los tiburones atraen a oportunistas como Spielberg.
Damien Hirst, el más destacado representante de las ideas de la denominada Young British Artists (YBAs), pasaría, en apenas una década, de participar en las propuestas del colectivo de estudiantes de la Goldsmiths College of Art –que en 1988 organizaban la exposición ‘Freeze’– a primera línea con la maniobra ‘Sensation’, la exposición de la colección de arte contemporáneo de Saatchi celebrada, en 1997, en la Real Academia de Arts en Londres.
Los tiburones nadando en círculo pueden llegar a confundir sus objetivos. Lejos de cuestionar al sistema, el arte emergente se presentaba como un negocio rentable, o eso debieron pensar coleccionistas de todo el mundo al desatar una demanda que fue saciada generosamente por la capacidad devoradora insaciable del sistema galerístico.
Y ahora, dos décadas más tarde, nos encontramos frente al escaparate de la calle Agustí Centelles Ossò de València, donde se presenta ‘Jaws’. Estamos fuera, y no podemos olvidar el miedo que sentimos en la sala de cine ni las ilusiones que despertaron el mercado en el joven artista que fuimos. A pesar de las advertencias exhortadas por los miembros del colectivo, la entrada está controlada y la realizarás bajo tu propia responsabilidad, atravieso el límite y me sumerjo en el vacío de una sala artificialmente improvisada para la ocasión. Apenas podemos respirar porque falta el aire, han creado un hermetismo al punto de llegar a la asfixia. No es real, pero siento que me ahogo, que no hago pie.
Desde hace años, percibo en las estudiantes un cuestionamiento de los límites que me hace estar alerta. Imagino que el lector pensará que se trata de una posición privilegiada, nadar en círculo junto a ellos, imaginándome miembro de la manada y que, por tanto, no seré devorado a dentelladas.
Hace ya casi una década, el colectivo Boxes retomó, desde la Facultad de Bellas Artes de València, el reto de posicionarse frente al contexto desde las prácticas artísticas, enunciando sus claves desde el manifiesto. Una estrategia vanguardista, necesaria para poder comunicar la ruptura con el pasado.
Querían acabar con el trato paternofilial que todo lo impregna, y proponerse como alternativa. Denunciaban una preocupación común entre el colectivo, “la falta de comunicación entre los propios estudiantes, la desconexión absoluta de nuestro trabajo en la academia con el panorama socioeconómico del arte y el conformismo que todo lo impregna”.
Será este contexto donde nace Boxes como “un sujeto crítico, situado en lo emergente, es creador y necesita al creador para situarse de forma paralela a él”. Su propuesta de “lugar cercano y personal relacionado con el artista”, defendido por Mar Reykjavik, David Aliaga, Belén Bru y Santiago Fernández, encuentra ahora cierto eco en el espíritu de noname.
Una vez dentro, rodeados por unos ingenuos tiburones que enseñan sus dientes de leche, nos preguntamos por el sentido de las obras. ‘Shark Jaws Attack Heavy Duty Text Stand’, la pieza de Meritxell Simó, parece ofrecer las claves. La obra se define por su función, sostener en su acepción física, apoyar y promover la exposición, dar visibilidad al colectivo. Su disposición, detrás de la vidriera, plantea la cuestión de imagen-texto: imagen desde dentro, texto desde fuera. Entre su contenido, encontramos variación del texto, códigos, variables, sesenta variables compuestas por tres autores, cuatro lenguas e imágenes asociadas al texto.
La investigadora Teresa Marín ha profundizado en el estudio de metodologías de equipos artísticos, desde que presentara su estudio en el contexto valenciano durante el periodo 1981-2001, partiendo de los antecedentes del Grupo Parpalló, constituido en el año 1957. Definirá la creación colectiva como “un concepto contemporáneo que se refiere al conjunto de procesos que permiten alcanzar un objetivo común entre individuos, que siendo diferentes, comparten objetivos, principios, estilos y/o experiencias, sea cual fuere la forma de relación entre ellos”.
En este sentido, Enrique Arranz, Claudia Leoni, Sofia Díaz, Marcos Pizarro, Meritxell Simó, Mateo Méndez, Llum Martin, Lydia Plaza, Pedro Aguilar y la propia Meritxell Simó, bajo la denominación de nomane, colaboran para la realización de objetivos de forma compartida. En el marco de Bellas Artes, desde el Grado y el Máster de Producción Artística, y a través de mecanismos básicos, como el diálogo, abordan el cuestionamiento del medio y las disciplinas académicas desde las prácticas artísticas de corte conceptual. En su reformulación por lo digital reconocemos su interés por el mundo de internet el anime o el manga.
Sumérjase en el agua y sienta acercarse al futuro, mientras suenan los acordes de John Williams. Quizás se encuentre ante Moby Dick.
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