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‘El rey de Os’, de Jo Nesbø
Roja & Negra, 2024
Descubrí al escritor noruego Jo Nesbø a finales del siglo pasado con ‘Murciélago’ (1997), el primer caso del policía Harry Hole que se desarrolla en Australia, y desde entonces he seguido fielmente todos sus títulos publicados en España.
Puedo presumir de haber leído casi toda su ingente producción, aunque, en realidad, no tiene mérito engancharse a una colección de historias que te atrapan de principio a fin. Porque el maestro del noir nórdico domina esa fórmula por la que muchos serían capaces de matar: la capacidad de crear literatura de calidad y, al mismo tiempo, entretener al lector con tramas muy bien estructuradas, personajes de hondura psicológica y vertiginosas descripciones de escenas de acción.
Aunque es conocido, sobre todo, por la serie protagonizada por el policía de Oslo, Harry Hole, Nesbø es también autor de la serie juvenil ‘Doctor Proctor’, la serie ‘Sicarios de Oslo’ y varias novelas independientes entre las que destacan ‘Macbeth’, ‘El heredero’ o ‘El Reino‘, cuya segunda parte, ‘El rey de Os‘, publicó este otoño Roja & Negra.
Con este motivo, el escritor, ganador del XIX Premio Pepe Carvalho en el marco de la BCNegra 2024, ofreció una rueda de prensa online en la que anunció que pronto aparecerá ‘La hora del lobo’, un relato policial ambientado en la comunidad noruega de Minneápolis, en el estado de Minnessota (EEUU), y que está trabajando en una nueva entrega de Harry Hole, no por la presión de sus ávidos seguidores, sino libremente. «Empecé a escribiendo para mis amigos y quiero mantenerlo así», dijo. «Soy egoísta y escribo de lo que me hace disfrutar, pero eso es bueno también para los lectores. Si me insisten mucho en algo, tiendo a hacer lo contrario; pura psicología inversa».
Harry Hole es uno de esos personajes redondos que adquieren tres dimensiones sobre el papel. Un hombre fuerte –1,90 de estatura y 90 kilos–, capaz de sobrevivir a las situaciones más chungas, cuyo espíritu vulnerable le hace caer en dependencias del alcohol y las drogas, aunque, de alguna manera, logra sobreponerse a sus adiccciones. Y un cazador nato de asesinos en serie con un sexto sentido que detecta sus patrones de conducta.
Nesbø desarrolló la segunda parte de ‘El Reino’ porque quería saber qué iba a ocurrir con sus protagonistas, los hermanos Roy y Carl Opgard, que definió en cierta ocasión como Caín y Abel. «Creo que los temas bíblicos aparecen en todas mis novelas, no porque yo sea un gran lector del libro sagrado, pero reconozco que contiene muy buenas historias. En el caso de los hermanos Opgard, me inspiré en la relación que tuve con mi hermano pequeño, año y medio menor que yo».
«Quería mostrar la intimidad y la competencia que se establecen entre dos hermanos a partir de mi propia experiencia. Él me molestaba a veces, me hacía enfadar, discutíamos y nos peleábamos, pero me inspiraba una lealtad infinita, compartáimos una especie de telepatía que nunca tuve ni con los amigos más cercanos. La gran diferencia con Carl y Roy es que mi hermano y yo no tuvimos ningún oscuro secreto».
El que comparten los Opgard, protagonistas de ambos libros, es el asesinato de sus padres, cuando acababan de salir de la adolescencia, como reacción a los abusos sexuales a los que el progenitor sometía al hermano pequeño ante la indiferente complicidad de su madre. Nada que ver con el caso de los hermanos Menéndez, popularizado por la serie de Netflix. Mientras los americanos de origen cubano actuaron de forma torpe e improvisada, los de la ficción de Nesbø urden un plan perfecto y quedan impunes.
‘El rey de Os’ empieza ocho años después de los acontecimientos que se relatan en ‘El Reino’. Los hermanos Opgard han progresado económicamente y gozan del respeto de su pequeña comunidad, Os. Aparte de sus numerosas propiedades, cuentan con un balance de siete asesinatos perpetrados al alimón, aunque es Roy quien suele ejecutarlos Todo parece sonreírles, pero un obstáculo se interpone en su ascenso económico y social: el proyecto de un túnel que desviará la carretera nacional en un trazado alternativo, dejando aislado su reino y muertos sus negocios. Pero existe un peligro mayor: los persistentes intentos del nuevo alguacil, Kurt Holsen, de demostrar la implicación de los Opgard en la muerte de su padre.
Nesbø es una mente inquieta y versátil. Antes de dedicarse a la literatura, estudió Económicas, fue futbolista, cantante, compositor, agente de Bolsa y practica la escalada. Sin pretender apabullar con su sapiencia, esas facetas suyas se plasman en sus historias.
Así, en ‘El rey de Os’, los negocios y la música desempeñan un importante papel. También el fútbol, a través del equipo de Os, financiado por los hermanos Opgard. «En Noruega, como en muchos países, cualquier sitio, por pequeño que sea, tiene su equipo de fútbol y, a este nivel tan bajo, tomárselo tan en serio ofrece una visión humorística sobre los tiempos que vivimos y la importancia que le hemos dado a ese deporte».
¿Se llevará este díptico a la gran pantalla como ‘El muñeco de nieve’ o ‘Sangre en la nieve’? «Algo hay, pero prefiero no hablar del tema, sabiendo que de veinte proyectos audiovisuales solo uno llega a buen puerto», apuntó. En cuanto a las adaptaciones cinematográficas, señaló que cuando un director de talento le pide recrear una obra suya, confía plenamente en él y no se involucra en el proceso. Otra cosa es cuando participa como guionista, como en el caso de ‘Sangre en la nieve’.
En sus novelas, el autor escandinavo no duda en poner a sus personajes en situaciones límite. No obstante, no cree que vivamos tiempos especialmente peligrosos. «Recordemos los años 70, que ahora nos parece un década estupenda para ser jóvenes. Sin embargo, existía entonces el miedo nuclear, problemas de contaminación, terrrorismo y elevados índices de delincuencia en las grandes ciudades». Lo que sí le preocupa es «que uno de los países militarmente más fuertes del mundo haya elegido a un presidente que ha formado un equipo de personas que no nos hacen sentir seguros».
Tampoco la IA le quita el sueño. «Si es capaz de crear poesía hermosa y emotiva, bienvenida sea. Al fin y al cabo, a lo largo de la historia, la tecnología ha enterrado muchos oficios y ocupaciones, aunque no creo que la IA asuma mis funciones, al menos en los próximos cincuenta años. En un futuro cercano, la veo como un complemento útil para los creadores».
El autor se mostró también optimista respecto a la seguridad de los ciudadanos en Occidente. «No creo que hoy sea más fácil para los delincuentes salir impunes de sus crímenes que en tiempos pasados, y, si te atienes a las estadísticas, las muertes violentas han descendido. Parece que nos vamos civilizando».
Sobre el auge del thriller, comentó que «el género noir es un vehículo para centrarnos en la condición humana y las cuestiones morales. Lo que antes trataba la literatura religiosa, la pugna entre el bien y el mal, se ha trasladado a la novela negra. En Escandinavia, en los años 60 y 70, arrojó luz sobre la sociedad; fue la que habló de la moral a nivel individual».
En momentos de violencia, de guerra, todavía se consume más, opinó. «Durante los bombardeos en Londres en la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, en los refugios la gente leía mucha novela negra. Sirve como vía de escape a un lugar más seguro, donde el crimen se acaba resolviendo y la armonía y el orden prevalecen. La novela negra nos promete que todo acaba bien», concluyó Jo Nesbø.
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