Los exilios de Renau
Comisarios: Joan Ramon Escrivá y Josep Salvador
Institut Valencià d’Art Modern (IVAM)
C / Guillem de Castro, 118. València
Del 8 de julio de 2021 al 9 de enero de 2022
De Josep Renau (1907-1982) se dice esto en la Wikipedia: “Algunos analistas de la obra de Renau han pasado por alto su intencionalidad política [crítica a la burguesía, a la derecha, al fascismo], para resaltar su dimensión estética”. Sin embargo, otros muchos han preferido someter las cualidades estéticas del gran cartelista y muralista valenciano, a la función social del arte, que Renau privilegiaba como fuente de transformación de una realidad que, en los años convulsos de las grandes guerras y posteriores posbélicos, el artista vivía con suma consternación.
Esa contradicción entre el mensaje político de su obra y lo que en ella late y pervive, más allá de la función que la constriñe como simple vehículo comunicativo, es lo que finalmente revela el pulso de un artista como Renau, él también fruto de las contradicciones que nos habitan. Contradicciones que, escarbando en la superficie ideológica de sus trabajos, convierten su producción en recinto de más hondas interrogaciones existenciales.
Tanto Nuria Enguita, directora del IVAM, como los comisarios de la exposición ‘Los exilios de Renau’, Joan Ramon Escrivá y Josep Salvador, se hicieron eco de esas contradicciones, señaladas como nutrientes de gran parte de las obras que conforman la muestra, centrada en la “diáspora de 43 años” (Enguita) que marcan sus etapas de exilio en Ciudad de México (1939-1958) y antigua República Democrática de Alemania (1958-1982).
Tomemos como ejemplo su serie de fotomontajes ‘The American Way of Life’, expuesta por primera vez al completo, desde que se hiciera en 1989 con motivo de la inauguración oficial del IVAM. En ella, Renau “explora las contradicciones del modelo americano de vida”, señaló Escrivá, para decir a continuación que ese “modelo perfecto” es el que Josep Renau “se dedica a desmantelar”.
De nuevo, las contradicciones, en este caso de un sistema de vida capitalista que entonces, en plena Guerra Fría, ya sorprendió al artista valenciano por entender que bajo el denominado sueño americano latía igualmente cierta pesadilla. John Dos Passos, en su ‘Manhattan Transfer’, novela de 1925, ya anticipó con maestría esta doble cara del modo de vida americano que continúa vigente en las sociedades desarrolladas, de ahí la vigencia también de esa serie de 72 fotomontajes de Renau.
Basta observar el colosal ‘El dominio de la naturaleza por el hombre’ (1969-1971), para darse cuenta de ese diálogo entre la desproporción urbanística de los grandes rascacielos y la pequeñez humana, fruto a su vez de admiración y de cierta angustia existencial. En el fondo, la obra de Josep Renau no deja en todo momento de vincular ambos extremos, igualmente característicos de las vanguardias históricas de las que mama el artista: el de los grandes ideales que tienen su contrapunto en la plasmación de una plástica excesiva, descarnada, salvaje.
Veamos otro ejemplo, esta vez de su etapa mexicana, asociado al muralista revolucionario David Alfaro Siqueiros. Se trata del igualmente colosal ‘Retrato de la burguesía’, donde a modo de bóveda celestial, que evoca los techos de las iglesias, el ojo de dios es sustituido por grandes chimeneas fruto de la gran industria que exprime a la clase trabajadora. “Es como el Guernica de Picasso en versión mural mexicano”, dirá Escrivá.
También el Berlín donde vivió, una vez abandonada su etapa mexicana, dio lugar a otra variada producción no menos plagada de contradicciones: la monumentalidad urbanística, al servicio de cierto proyecto utópico socialista, dejando un sospechoso reguero de sombras ligadas con el adoctrinamiento político. En ese Berlín que, tras la caída del muro, abrazará igualmente el capitalismo (“Queremos volkswagen”, dicen que gritaban quienes accedieron entonces a la opulencia del Berlín oeste), Renau realizará trabajos para la televisión y el cine, siguiendo el espíritu de agitación social que animaba el arte de compromiso político.
‘Los exilios de Renau’ reúne más de 200 obras, entre fotomontajes, carteles, fotografías, revistas, películas y murales, del artista valenciano que, por contradictorio, revela en su colosal producción la pugna entre los ideales y su problemática ejecución. “Alegoría de la destrucción”, apuntó Escrivá, con respecto a la maquinaria y la tecnología como fuente de violencia. Una violencia que atraviesa el conjunto expositivo, ya sea debida a una mordaz ironía, una monumentalidad apabullante o una explícita manifestación de elementos punzantes.
Artistas coetáneos suyos, como Alexander Zhitomirsky, Dieter Urbach, Manuela Ballester o el propio Siqueiros, forman parte de la exposición, alumbrando con sus obras esa misma explosividad artística del arte como “herramienta crítica para analizar el presente y hacer un futuro mejor, socialmente más justo”, señaló Enguita, para destacar esa función social del hecho artístico al que aludía Renau. El fotomontaje, tan característico de su trabajo, le ayudó a concebir en arte en esa dirección.
“Retrató la complejidad de la vida mediante su aportación del fotomontaje”, afirmó Escrivá. “La técnica del fotomontaje sería algo así como el origen del hipertexto”, resaltó Enguita, para quien Renau mostraba “instantes de lucidez para ver el mundo de otra manera, confrontando dos imágenes” a través de sus singulares e impactantes fotomontajes. ‘Los exilios de Renau’, en México y Berlín, revelan las contradicciones de dos sistemas, el capitalista liderado por Estados Unidos, y el del bloque socialista, vinculado a la antigua Unión Soviética, todavía hoy generadores de intensas diatribas existenciales. He ahí la vigencia del arte de Josep Renau.
- El ‘Babel’ de la Colección Kells en el “babel” del Centre del Carme - 23 noviembre, 2024
- Luis Martín Arias, adiós a un polemista entrañable - 11 noviembre, 2024
- El Congreso Internacional sobre la ley de Trama & Fondo se cierra con la hybris o desmesura en el cine de Kurosawa - 9 noviembre, 2024