Reinventar lo posible. Accionar lo imaginable
Comisariado: Juan Luis Toboso
Artistas: Ursula Biemann, Pedro Neves Marques, Marco Ranieri, Milena Bonilla, Lorenzo Sandoval, Pedro Barateiro y Moisés Mañas
Centre del Carme
C / Museo, 2. Valencia
Hasta el 3 de septiembre de 2017
‘Reinventar lo posible. Accionar lo imaginable’ es el título de la exposición comisariada por Juan Luis Toboso, que forma parte del proyecto ganador de la convocatoria 365 Dies. En él, la ecología aparece como el contexto preciso que da lugar a la reflexión en torno a la responsabilidad de los seres humanos en la modificación de nuestro entorno. Según el comisario, “el ser humano ha modificado el ciclo de la naturaleza y, por lo tanto, ya no la vemos como una fuente de recursos, sino como un ser domesticado”.
Domesticación, habría que añadir, abrupta y salvaje si se quiere poner el acento en su vertiente negativa, por cuanto la agricultura, que está en la base de nuestra civilización, siempre ha supuesto la alteración de cierto ecosistema natural. A Toboso, por lo que se ve, le interesa subrayar ese carácter salvaje de la domesticación de la naturaleza, que también suele ser el adjetivo para calificar ese otro derivado pernicioso de la actividad humana que es el capitalismo.
Para ello, reúne los trabajos de siete artistas: Ursula Biemann, Pedro Neves Marques, Marco Ranieri, Milena Bonilla, Lorenzo Sandoval, Pedro Barateiro y Moisés Mañas. Cada cual a su manera, le sigue el rastro a esa configuración del mundo violentado por la torpe acción humana. Como dice el comisario, “la revolución industrial, la tecnología y el sistema capitalista nos han llevado a un ritmo de vida en el que las relaciones entre nosotros mismos y la naturaleza están basadas en la dominación”.
Toboso utiliza el juego de energías al que se refiere Michel Serres en su texto ‘El contrato natural’ (aunque contrato y natural sean elementos contradictorios), para desarrollar su proyecto en la dirección de “una ecología de las prácticas artísticas”, mediante las cuales “levantar más preguntas que respuestas y estimular la relación entre múltiples proposiciones como forma de producción de conocimiento”. Como múltiples son las propuestas de los siete artistas convocados en este primer ciclo de su proyecto.
Ursula Biemann, en su video ensayo Selva Jurídica, se adentra en espacios remotos para investigar esa alteración de determinados ecosistemas por culpa de la depredadora acción humana. La denuncia de esa depredación demuestra que hay intervenciones igualmente humanas en sentido contrario. Moisés Mañas utiliza materiales diversos para interrogarse acerca de la sintaxis de la propia tecnología, deconstruyéndola para provocar una serie de flujos que vienen a alterar su comportamiento mecánico. Más que la naturaleza, tal y como la entendemos, aquí se revelaría esa otra naturaleza mecánica igualmente expuesta a la injerencia humana.
Marco Ranieri utiliza raíces de plantas diversas para establecer lo que él llama ‘Interdependencias subterráneas’ que paradójicamente ubica en lo más alto de la sala, generando una actitud entre contemplativa y de un inquieto acercamiento a esa naturaleza que parece querer preservar. Milena Bonilla hace lo propio en su instalación con plantas y espejos que multiplican la imagen de un pedazo de jardín oculto y misterioso. Pedro Neves Marques crea un documento audiovisual en el que se mezcla lo tecnológico y lo natural en un diálogo penetrante. Lorenzo Sandoval y Pedro Barateiro disponen en un espacio conjunto diversos elementos que se afectan entre sí, para explorar esa naturaleza que se constituye en objeto de una profunda meditación intertextual.
Salva Torres
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